1925 y el «New York Circus» en Santa Fe


En su recorrida por toda Sudamérica, durante la década del veinte, pasó por nuestra ciudad uno de los circos más grandes del mundo. Una puerta abierta a un mundo de fantasía.

TEXTOS. MARIANO RINALDI. FOTOS. ARCHIVO EL LITORAL.

En las calles Mendoza y Rivadavia, terrenos linderos al puerto de nuestra ciudad, se erigieron dos gigantescas carpas del «New York Circus» de la compañía norteamericana Dunbar & Schweyer. Los «forzudos» que en cada ciudad tenían la tarea de descargar y dar golpes de martillo sobre las estacas de madera para tensar las telas de las grandes carpas, sorprendían a lo santafesinos que pasaban por ahí y se asombraban por la velocidad con la que armaban aquellas antiguas carpas coloridas. En aquella experiencia de arte itinerante, esperaban alrededor del predio, los vagones que transportaban las jaulas con animales exóticos que bebían agua fresca, mientras los payasos ensayaban sus rutinas junto a las orquestas con músicos de sobrada experiencia. También se anunciaba que el espectáculo tenia nuevas atracciones: danzarines sobre cuerda y acróbatas de gran habilidad. Un verdadero deleite para quienes desde sus tribunas de madera se divertían con cada función.

Las dos primeras visitas propiamente circenses en la ciudad fueron en 1889, cuando arriba el famoso payaso Frank Brown, que actuaba en La Garibaldina, sobre calle San Juan y 9 de julio. Treinta artistas, entre trapecistas, domadores, acróbatas y payasos. Brown, de origen ingles, había actuado junto al más famoso payaso criollo, José Podesta, como Pepino el 88. Un tiempo después, Pablo Raffetto, empresario porteño de espectáculos, construye el Politeama Raffetto, en San Jerónimo y Primera Junta, alternando espectáculos teatrales y circenses.

Este atrapador espectáculo cobra poco a poco sus adeptos entre el público. En 1913, en Santa Fe, un grupo de muchachos se reúnen en la casa de Silverio Sarmiento, sobre 9 de julio entre la Rioja y Tucumán, con el fin de constituir un circo santafesino. Con el tiempo sus fundadores le dan el nombre de Circo Coliseo Argentino sobre Primero de Mayo, entre Primera Junta y Mendoza.

En 1925, aquel circo internacional que visitó Santa Fe, a principios del siglo pasado, eran verdaderas empresas faraónicas de ribetes épicos y situadas en pleno periodo de entreguerras. El circo sufrió de cerca el flagelo de la guerra, al mudarse de país en país y viajar junto a diversos artistas procedentes de distintas nacionalidades. Eran las primeras grandes empresas artísticas en cruzar el mar Atlántico con sus gigantescos buques y luego en ferrocarril por todo el continente. El circo en los años veinte nos presenta una circularidad de migrantes, de ideas y culturas, en donde las fronteras nacionales y regionales se ven permeadas por un mundo global y transnacional.

Con una tripulación en la que además convivían una cantidad inusitada de exóticos animales (alrededor de 400) algo que hoy en día sería imposible debido al maltrato que recibieron en muchas ocasiones. Debemos tener en cuenta que el cine recién estaba surgiendo y la radio, mucho menos la televisión, no existía. Por lo que el circo y el teatro era los únicos espectáculos masivos y populares. La gente podía ver el mundo a través del circo.

La crónica de El Litoral decía: «El seleccionado artístico y mundial del ‘New York Circus’ entre los que se destacan los hermanos norteamericanos Dunbar que dominan los cielos con sus trapecios, el Capitán Schweyer y sus cinco leones africanos (…) los gladiadores romanos en la lucha sobre la arena, hindúes que caminan sobre brasas, los tres Bentos grandes cantantes líricos Austríacos y las estatuas francesas».

El «New York Circus» era el circo más moderno de su época, junto al mítico circo alemán «Sarrasani» con quien podían darse el lujo de publicitar sus funciones: «siendo los únicos en poder albergar a más de 4000 espectadores y de poseer luz eléctrica para sus iluminaciones circenses».

Desde el archivo del diario El Litoral, los invitamos a disfrutar de las fotografías de aquel mítico circo y su paso por nuestra ciudad.

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