7 claves para fortalecer el sistema inmunológico


Es fundamental la importancia de una alimentación variada en cuanto a frutas, verduras, legumbres, granos integrales, semillas, frutos secos, carnes y lácteos magros -entre otros- para tener un sistema inmune fuerte que pueda resistir mejor al ataque de virus, bacterias y otros organismos patógenos.

FUENTE. Dim.

En tal sentido, una alimentación saludable consiste en comer de forma variada, basando nuestras elecciones en alimentos reales -frutas, verduras, legumbres, granos integrales, semillas, frutos secos, carnes y lácteos magros, aquellos que los consuman- y disminuyendo el consumo de ultra procesados. Justamente, este tipo de productos contienen, entre sus ingredientes, más de cinco de estos componentes: azúcares, JMAF (jarabe de maíz de alta fructosa), grasas, sodio, colorantes y conservantes, entre otros.

Poder incorporar variedad de alimentos es fundamental para poder cubrir los macro y micronutrientes. De esta forma, nos aseguramos de que no nos falte ningún nutriente. También es importante mantener un peso saludable porque se ha visto que el aporte excesivo de energía puede afectar a la capacidad del sistema inmunológico de combatir infecciones, por lo que la obesidad está ligada a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas. Además, las personas que presentan sobrepeso u obesidad presentan más riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión, dislipemias, que pueden afectar el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune.

A continuación, la licenciada en Nutrición Guadalupe Matos (MN 9906-MP 5028) nos brinda algunos tips para mejorar nuestra alimentación y nuestras defensas:

– Incorporar 5 porciones de frutas y verduras por día. Procurar en el almuerzo y cena tener tres colores de verduras en el plato para asegurarnos la variedad.

– Incorporar granos integrales y legumbres. Nos aportan proteínas, hierro, fibra, selenio y zinc.

– Reforzar el consumo de vitamina C (tomate, brócoli, morrón, cítricos, etc.), vitamina A (zanahoria, batata, calabaza, morrón, etc.) y chequear los valores de vitamina D.

– Cuidar la hidratación. Más allá de las infusiones que se suelen tomar más en invierno, intentar incorporar al menos entre 1,5 y 2 litros de agua.

– Realizar actividad física por lo menos 30 minutos por día.

– Disminuir el consumo de sodio y azúcar.

– Incorporar pre y probióticos (yogur, kefir, kombucha, miso, frutas, verduras, etc.) nos ayuda a mantener nuestra microbiota saludable.

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