Pausar es una forma de escuchar al cuerpo, al que tantas veces damos la espalda (y dale con la anatomía) suponiendo que siempre estará bien.
TEXTOS. Ps. Gustavo Giorgi. ILUSTRACIÓN. Soledad Grossi.
Qué lindas son las canciones…
Las pausas…
«La música es el silencio q hay entre las notas» (¿Charly lo dijo?).
¿Te diste cuenta que hay personas incapaces de tolerar la nada misma?
Pausar también es una forma de escuchar al cuerpo, al que tantas veces damos la espalda (y dale con la anatomía) suponiendo que siempre estará bien.
O escapar de este tema por miedo… y así más vale darle y darle que ir al médico porque, viste… «al final siempre te encuentran algo».
No.
Si tenemos todo el día los auriculares prendidos y al mango, no podremos atender a lo que nos pasa. Y no se trata de música fuerte sino de intoxicación simbólica: vivimos en una época en la que el exceso de información nos hace creer que estamos informados. ¿Se inventarán algún día clínicas para esta enfermedad?
Es conocerse primero y saber qué nos pasa.

En biología se le llama propiocepción y alude a esa característica no aprendida del cerebro que le permite saber donde está cada parte de nuestro cuerpo y tomar decisiones instantáneas. Por ejemplo, si bajando una escalera tu pie se dobla, el cerebro intentará acomodar el resto del cuerpo para que no pase a mayores. La propiocepción es lo que permite, entre otras cosas, mantener el equilibrio y coordinar los movimientos en general.
Entonces, propongo extender este mecanismo a la conciencia y poner el foco en nuestra corporalidad, de la cual la sensualidad es su principal tesoro.
Sensualidad que es erotismo también.
Durante mucho tiempo nos educaron para poner el cuerpo a un costado. Inclusive, degradándolo. «Nosotros, los intelectuales, nos ocupamos de nuestras mentes. Dejemos al vulgo todo lo concerniente a su condición mamífera».
Por suerte eso ha cambiado y entendemos que para pensar necesitamos de un cuerpo sano. Y para tener un cuerpo sano necesitamos de una mente que le preste la atención necesaria, en primer lugar, devolviéndole el lugar de primacía del que nunca debió haber salido.
La salud no es ni física ni mental. Es salud subjetiva.
El camino del autoconocimiento es un sendero hacia el respeto. Y para respetar hay que saber amar(se).
Para parar hay que parar.
¿Por qué si un día nos la pasamos conversando con amigos, nos sentimos culpables por «no haber sido productivos»?
«El sujeto narcisista del rendimiento acaba destrozado por la fatal acumulación de libido del yo. Se explota voluntaria y apasionadamente a sí mismo, hasta quedar destrozado. Se mata a optimizarse. Su fracaso se llama depresión o burnout, el ‘síndrome del trabajador quemado'».
Cortar info.
Bancar silencio y soportar preguntas insoportables que dejan de serlo si les hacemos frente.
Animémonos a preguntar si realmente tenemos el trabajo, la pareja, los amigos que realmente queremos.
No podemos seguir reposando en tumbas blandas, con la ilusión de que «eso es todo».
Estamos vivos y somos capaces de elegir primero y tomar decisiones después.
Paremos.
Pausemos.
Por más palabras y silencios llenos.
Por más vacíos calmos.
Menos revuelo y cambalache.
Menos barullo. Menos bocinas. Menos insultos.
Más de uno y más del otro. De lo otro y de los demás.
Menos ego más conexión.
Hay pureza en el vacío… Solo se trata de tomar coraje y mirarlo de frente para poder comprenderlo…