Cada 15 de abril se celebra el Día Mundial del Arte, Nosotros charlamos con la pintora santafesina Dolores Molinas sobre su trabajo, su experiencia y la mirada joven sobre el mundo artístico.
Textos. Soledad Vittori. Fotos. Jimena Maciel.
La celebración internacional de las artes fue propuesta por la Asociación Internacional del Arte con el fin de promover en la población la importancia de las diferentes corrientes artísticas que van desde la pintura, la escultura, la danza, la música y más.
Pero, ¿qué es el arte? Cuando hablamos de arte referimos a algo que se encuentra en constante movimiento, que está sujeto a cambios, que es dinámico porque se sustenta en la conciencia social. Es una actividad humana capaz de reproducir cosas, construir formas y de expresar experiencias. De ahí la importancia de celebrar esta fecha.
Como Da Vinci, mundialmente conocido por su obra La Gioconda, fue destacado como símbolo mundial de paz, libertad de expresión, tolerancia, fraternidad y multiculturalismo; es que se tomó como ejemplo para conmemorar este día.
Desde Revista Nosotros también le damos importancia a esta fecha y nos contactamos con una joven y talentosa artista santafesina, Dolores Molinas, para hablar del arte, de su experiencia y de la mirada joven en relación a esta temática.

Ante la pregunta de cómo analiza ella la percepción del arte en los más jóvenes, Loli afirmó: «Es una realidad que hoy en día mucha gente tiende a llenar sus paredes con cuadros de frases típicas como ‘home sweet home’, ‘dream’, ‘smile’, restando lugar al arte verdadero. Mis amigos y mis conocidos, por no ir más lejos, disfrutan muchísimo de lo que hago pero no por eso lo compran. En cambio la gente un poco más grande, que ya está realizada, busca objetos de valor para decorar sus ambientes. Lo adquieren primero para vestir una habitación y después se enamoran del cuadro y lo disfrutan un montón.
«En mi caso en particular trabajo sobre bastidores y mis pinturas las realizo con óleo. Está bueno contar para el que desconoce, qué diferencia hay entre trabajar con óleos y con acrílicos. El óleo es un producto histórico con el que se trabaja desde hace siglos y que, se sabe, mantiene la obra intacta a lo largo del tiempo. Mientras que el acrílico es un producto muy nuevo del que no se conoce su duración. Al ser tan reciente se desconoce si la pintura con el paso del tiempo resistirá o no, más allá de tener todos los cuidados necesarios y de ser barnizada al finalizar el mismo.
«También vale destacar que a la hora de trabajarlos, tienen distintos procesos. Los cuadros que pinto tardan aproximadamente dos meses en terminarse porque el óleo requiere ser trabajado en distintas etapas. Tiene un proceso de secado que no posee el acrílico.

«La mayoría de los cuadros que pinto tardan dos meses en terminarse. Si bien son grandes, de un 1 metro por 1,20 o 1,50; es imposible acelerar el proceso. Ahora bien, la mayoría de los artistas lo que hacemos es trabajar varios cuadros a la vez. Se deja secar uno y se sigue con otro. En esos dos meses puedo llegar a hacer hasta 4 cuadros.
«Como soy abogada y trabajo en tribunales por la mañana, mi tiempo para pintar es sólo por la tarde. No obstante, el año pasado cuando arrancó la cuarentena y no íbamos todos los días a trabajar pinté un montonazo. Me dedicaba mañana, tarde y noche. Y llegué a hacer más de 30 cuadros. De pura casualidad en febrero había comprado 30 bastidores y me vino como anillo al dedo. Me quedaba pintando hasta las 5 de la mañana, o sino dormía temprano y me levantaba a las 8. Fue una etapa de crear un montón», destacó Loli.

¿Por qué caballos?
Loli se especializa en pinturas de caballos y cuenta el motivo de su elección. «Con mi familia disfrutamos muchísimo de ir al campo, de andar a caballo, de estar en la naturaleza. De hecho, he pintado naturaleza muerta, pero cuando pinto caballos es otra cosa. Lo disfruto a pleno, lo siento más. Amo cabalgar y estar con los caballos. De mis primos, soy la que más hincha con ir al campo.
«Al pintar caballos lo que más me gusta es destacar su mirada. Si bien hice algunos donde miran para abajo, generalmente la mirada es lo que más llama la atención. En general me gusta más hacer pinturas de sus caras en primer plano, sin tanto cuerpo o sin tanto paisaje de árboles porque siento que se pierde más el centro que es el animal. Me gustan más las obras con dos o tres tonos de colores pero más lisos para que no se pierda el foco de atención», remató la artista.

El proceso de inspiración
En la casa de Loli hay una habitación que es exclusivamente para pintar donde tiene un escritorio en el que deja las pinturas abiertas, un atril y los cuadros en los que va trabajando. Siempre pone la misma playlist de música que empieza por Iván Noble y que sigue con sus artistas favoritos. Cierra la puerta y entra en su mundo.
Lo primero es elegir qué foto hacer, qué caballo pintar, porque no es tan simple trasladar cualquier imagen a un cuadro. Y, una vez realizada la selección de la foto y de los colores a utilizar, empieza a bocetar. Un camino sin retorno.
Además, Molinas contó que recibe todo el apoyo de su pareja para seguir creciendo. Ser artista no es fácil. En la época de secado de los cuadros, no hay lugar que se salve. Un cuadro apoyado sobre un ropero, otro apoyado al costado de la cama, otro sobre una pared, ya que no se pueden encimar. Y tener a alguien que te haga el aguante no es algo menor.

Nuevos proyectos
Además de sus cuadros en óleo, Loli se está animando a más: «Estoy empezando a hacer acuarelas de caballos con diferentes colores y un poco más sueltas. Es lo próximo que está por venir. La acuarela es más accesible que el óleo. El bastidor que uso para los óleos es un elemento muy caro. Por lo que, decidí abrir el abanico. El objetivo es llegar a más personas.
«Incluso me han preguntado por láminas de mis cuadros para venderlas también y tengo que ponerme a investigar quién la puede hacer con una impresión de buena calidad y demás. La idea de hacerlo está. Me gusta proyectar y poder crecer cada vez más».

Exponer siempre que se pueda
«Cada vez hay más artistas, la gente se está animando. En mi caso puntual, tuve la suerte de generar un contacto directo con unas chicas en Buenos Aires que organizan muestras allá y eso me hizo crecer muchísimo. Acá quedé muy pocas veces seleccionada en los salones donde me anotaba para las muestras que se hacen en primavera o a fin de año dado que se buscaba un arte más moderno, contemporáneo, abstracto, distinto a lo que yo hago. Pero tuve la suerte de llegar a Buenos Aires que es lo más difícil. Cuando fui a exponer a La Rural en 2016 estuve 15 días instalada allá y le vendí un cuadro a Horacio Heguy, un jugador de polo conocido, y eso me impulsó a llegar a mucha más gente. Ni yo lo podía creer. Cuando alguien te empieza a conocer, te recomienda con otro y con otro, y así das el salto. Llegué a personas de otro rango etario, que están en la etapa en la que arman su propia casa o un campo y llaman a un decorador que valora mucho más el arte. Por suerte hice contacto con varios decoradores de allá que me piden cuadros. De a poquito voy creciendo y a raíz de ver cómo va fluyendo todo fue que decidí hacer una página web y cambiar mis redes a un nombre más artístico: Lolitt.art .

«Gracias a las chicas de Épona, hago aproximadamente 3 muestras al año en Buenos Aires. Excepto el año pasado que por la pandemia no se pudo hacer ninguna. Acá en Santa Fe varía dependiendo en lo que quede seleccionada pero una por año, seguro. Ahora en los próximos días tengo una muestra en el Colegio de Abogados, el año pasado estuve en Ribera Shopping y antes en el Club del Orden. Y ojalá sigan llegando nuevas. Siempre es una alegría exponer en mi ciudad», finalizó Molinas.