Esta semana venimos con un librito que evoca todos los sentidos. “El perfume”, de Patrick Süskind.
Por Romina Santopietro

“El perfume, historia de un asesino” de Patrick Süskind es la primera novela del autor, publicada en 1985. Inmediatamente se convirtió en un best-seller, traducido a más de cuarenta lenguas en todo el mundo.
La trama gira, igual que en el resto de sus obras, en torno del aislamiento del individuo en la sociedad, pues Grenouille, el protagonista, es marginado por esta porque no puede olerle, y él, por el contrario, se venga de esta situación y consigue un poder superior sobre los hombres haciendo perfumes.
Cuando nació Jean-Baptiste Grenouille allá por el siglo XVIII en París, Francia, no tenía la suerte de su lado. Su madre, una pobre vendedora de pescado del mercado, ya había dado a luz varias veces, y todos los bebés habían terminado muertos debajo de su mesa de despedazar pescados. El nacimiento de Jean-Baptiste, no fue la excepción, su primer contacto con el mundo fue dramático. Cayó entre vísceras y restos al piso. Solo que esta vez, el bebé no murió, con un chillido alertó a quienes caminaban y la madre fue ejecutada por asesina.
Este comienzo perfila lo que sería una de las personalidades más extrañas de la literatura. Este niño, rechazado desde bebé porque a muchos les parecía diabólico, fue resistente a las enfermedades, a las golpizas, a intentos de asesinato, a caídas. Y sin embargo, desde el primer momento sabemos que será deleznable, y el autor se ocupa de provocar el rechazo que su personaje nos genera.
La particularidad que lo hace un ser único, es su privilegiado olfato. Jean-Baptiste podía más que ver, oler, identificar, descomponer.
Un día, le pide trabajo a Baldini, un perfumista otrora famoso que ya había perdido su olfato. La llegada de este joven insignificante, le da nuevos aires al negocio. Jean-Baptiste demuestra lo bueno que es y comienza a elaborar los mejores perfumes que se hayan conocido. Esto trae prosperidad al negocio.
Es en esta etapa de la vida de Grenouille cuando comienza a desarrollar su instinto asesino. El olor de una doncella pelirroja lo atrae y la mata para aspirar su olor, capturar su esencia.
A partir de este primer asesinato, comienza a perfeccionar su arte para atrapar esencias.
La segunda parte del libro narra una evolución en el personaje central. Éste emprende un viaje hacia el campo. Allí vive en una cueva, alejado de la civilización, durante 7 años. El final de su aislamiento ocurre cuando se da cuenta de que él no tiene olor.
Vuelve a la ciudad y comienzan a aparecer doncellas desnudas y muertas. Sin cabello y sin ninguna agresión sexual. Jean-Baptiste es el autor de estos asesinatos. Colecciona 24 muertes, prepara 24 frasquitos con las esencias de estas inocentes. Su víctima 25 será la hija de un millonario, la doncella más bella, la joya de la corona de ese demencial perfume que está gestando.
Patrick Süskind nos presenta el perfil de un asesino, misógino, asexuado, resentido socialmente, que desprecia a la raza humana profundamente. Obsesivo y con un don.
Este libro consigue transmitir los aromas de manera tan fiel, que logramos evocar los perfumes de una París sin el glamour de las farolas rosas. Ese poder de descripción y el creación de un villano tan original son las dos cosas que nutren a esta historia del aura atrapante que posee.
Hay película y hay serie, pero ya saben cuál es mi premisa: ¡el libro siempre es mejor!