Club de Lectura


Esta semana les traigo uno de mis tesoros. Un librito que amo profundamente, que llevo enredado en mis pensamientos y cerca del corazón.

 

Por Romina Santopietro.

5

 

Hablar de las “Crónicas del Ángel Gris” de Alejandro Dolina es volver a las noches en que escuchaba La Venganza será Terrible, siendo… más joven que ahora. (Casi se me escapa la edad… pero NO!!).

 

Seguramente ya les habré escrito que me encantan las historias, que amo recorrer cuentos, que vuelo con la imaginación desde muy chica… y todo esto se fue acentuando con el tiempo.
Este libro de cuentos, publicado por primera vez por Colihue en 1988 nos introduce al universo de personajes y escenarios que aparecerán sucesivamente en los libros del negro Dolina: Manuel Mandeb, el ruso Salzman, Ives Castagnino, los Hombres Sensibles de Flores, los infames Refutadores de Leyendas, los cafés, las calles, las esquinas, las mujeres amadas, los fantasmas y los espectros.

 

Es difícil abstraerse del escenario de añoranza que el autor dibuja en sus cuentos, y es inevitable imaginar un tango umbrío de fondo.

 

Los textos tienen de todo: humor, sensibilidad; hablan del amor, de los viejos tiempos y son exquisitamente bellos.

 

Del libro emana una pátina de nostalgia suave como una bruma, que escapa de las letras y nos termina envolviendo con gotitas de prosa que quedarán en la memoria. Y que indefectiblemente vamos a querer volver a visitar, en sucesivas re-lecturas.

 

La profundidad de los relatos se fusiona con el humor ya característico de Dolina, para dar vida a estos hombres que habitan en las vecindades del Ángel Gris, “un ángel servicial pero de dudosa eficacia, escasos poderes y al que todos prefieren evitar. El Ángel Gris cree que la melancolía y el desencuentro son apreciados, por lo que recompensa a sus entenados con tristezas permanentes”.

 

“Los que no saben soñar
dicen que no me han visto
y hasta yo mismo sospecho
que en una de ésas, no existo”…

 

… Es la copla del mismísimo ángel de alas sucias.

 

Los Refutadores de Leyendas son personajes suspicaces y necios, representantes de las instituciones, que se dedican a negar los episodios fantásticos que ocurren en el barrio. Opuestos a los Hombres Sensibles, los Refutadores desean un mundo racional y científico.

 

A estos últimos les tengo particular inquina. En mis momentos de enojo, donde me enrosco y soy toda mezquindad, siempre me detiene el temor de convertirme en alguien que mate la magia y el sentido de la maravilla. No quiero ser una Refutadora de Leyendas. Es un destino torcido y oscuro. Y hay que evitarlo como a la peste.

 

Una forma de escapar a la realidad que pretende amoldarnos a una vida sin poesía, es adentrarse en este barrio del Ángel Gris, y tratar de encontrar dispersas algunas plumitas de sus raídas alas.

 

El amor y la pena, afirma Dolina, son una misma cosa en Flores. La mala suerte persigue a los Hombres Sensibles, y siempre les ocurre lo malo, lo desatinado y lo deforme, en lugar de lo hermoso y lo bueno. De esta melancólica situación nació la empresa más grande acometida con por los muchachos del Ángel Gris: la lucha contra el destino.

 

Dolina se descubre como filósofo y un poco poeta, como todos los grandes tangueros que se precien.

 

Y una vez cerrado el libro, uno se presta al juego y busca señales, plumitas, una rosa desfalleciente de amor, o cruzarse en una esquina con El Caminante.

 

Para leer cuando sentimos que en un suspiro se nos escapa un poco el alma.

 

 

 

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