Club de Lectura


Esta semana venimos con los consejos sabios de una gata. Sí, sí, una felina.

Por Romina Santopietro

A punto de cumplir los cuarenta, Sara León no es feliz. Su trabajo en Londres ya no la motiva. Su relación con Joaquín se ha enfriado. En España, la crisis económica pone en jaque a su familia.

 

Es entonces cuando entra -y por la ventana- en su vida Sibila, una elegante y misteriosa gata abisinia que parece saber más sobre la vida de Sara que ella misma. Con su mirada incisiva, su peculiar sentido del humor y la sabiduría de una especie que nos observa desde hace milenios, Sibila ayudará a Sara a enfrentarse a sus desafíos y recuperar sus sueños.

 

Porque hay muchos caminos hacia la felicidad, pero los sólo los gatos conocen los atajos.

 

Esta es la contratapa de “Conversaciones con mi gata”, de Eduardo Jáuregui, editada en nuestro país por Vergara.

 

Sibila adopta a esta mujer que se encuentra en medio de un caos cuidadosamente armado por su escritor, en una encrucijada donde Sara se ve obligada a enfrentar el hecho de no ser feliz, de analizar su vida y finalmente descubrir qué es lo que anda mal, sin poder esconder ya las evidencias bajo la alfombra. Claro que Sara piensa que sufre los incipientes síntomas de la esquizofrenia cuando escucha a la gata hablar por primera vez.

 

Uno de los recursos preferidos de la gata para sacar a Sara de su limbo consiste en cuestionarla, llevándola frente a un espejo que ella misma se negó a ver durante años. Y si eso no resulta, le clava las uñas para sacarla de su letargo.

 

Sibila hace honor a su nombre, convirtiéndose en la que todo lo sabe, en una guía tenaz y resuelta para entrenar a su humana en el arduo oficio de vivir. Esta novela finalmente desvela lo que los gatos, tras milenios de observación y estudio de la especie humana, opinan sobre los homo sapiens. Siempre hemos sabido que los gatos se consideran superiores a nosotros. Incluso hemos sospechado y temido que tuviesen razón.

 

Sibila tiene todos los condimentos que hacen a un gato, a un felino de pura cepa. Es levemente cariñosa, para nada complaciente, y es la que lleva las riendas en esta adopción. Ella propone las reglas del juego. Quien ha tenido, o tiene un gato en su vida, sabe que esto es así. Contrariamente a lo que se cree, el gato sí demuestra su cariño, sólo que lo hace cuando tiene ganas.

 

“Conversaciones con mi gata” es una fábula simpática, construida como guía para las crisis existenciales. Si bien puede parecer como un libro de autoayuda encubierto, la intención se ampara bajo un juego novelado bien logrado, siempre y cuando compremos la premisa de que se puede conversar y no monologar con una mascota.

 

Debo confesar que me acerqué a este libro con desconfianza, casi como un gato, mirando de soslayo, porque no me agrada el género de autoayuda y suelo escaparle como a la peste. Me empalaga tanto positivismo y frases motivadoras. Y si bien a veces se le adivina la intención a Jáuregui, la historia es tierna. El personaje de Sibila es brillante. Es una gata orondamente orgullosa de su condición, sabe quién es y muestra un soberano desdén por la idiotez humana.

 

Sara es un poco más difícil de tragar, es demasiado “de manual” en su crisis. Sólo se activa cuando pelea con su gata. Es el eslabón débil de la fábula. Pero sostiene el argumento y permite que se desarrolle en su totalidad, cuando emerge de su caparazón y redescubre el mundo.

 

Para leer cuando olvidemos cómo se disfruta de la lluvia en la cara, o cómo calentarnos en un rayito de sol.

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