Esta semana venimos con un héroe del submundo, una suerte de Supermán, pero si la nave de Kal El hubiese aterrizado en… La Matanza. Un superhéroe argento.
Por: Romina Santopietro
“Obitó.
Parece japonés.
Obitó.
Hasta suena gracioso. Y es todo lo contrario.
Obitó.
Cinco letras. Una palabra. Una acción terminal para pronunciar la peor noticia que puedan llegara recibir.
Obitó.
Verbo en pasado perfecto. Excelente definición de lo que fue una vida. Algo pasado. Algo único. No importa si fue una vida buena o mala. Fue algo único porque existió. Y ahora ya no más porque…”.
Palmó. Se murió. Así podría haber comenzado Leonardo Oyola su novela “Kryptonita”, como escritor enmarcado en la cultura popular argentina. Pero no. El tipo hace gala de su prosa poética. El título del primer capítulo es “Un corazón ya sin fuego / Abandonado en una calle de tierra”. Poesía épica suburbana.
Ya sé que parezco una groupie porque les recomendé tres novelas de Oyola en menos de cuatro meses. Es que yo descubrí un tesoro. Y lo comparto. Es argentino, habla como nosotros, sin modismos españoles. Insulta en argento. Y tiene una mirada muy particular sobre lo popular, sobre la mezcla de géneros literarios. Escribe saliéndose de los márgenes. No respeta reglas. Es un narrador fuera de serie.
Veo frecuentemente que se lo define como un cultor del estilo western y del cómic. Esta novela ha sido definida como una biografía apócrifa enmarcada entre esos dos géneros. Coincido y agrego: el tono cinematográfico de la historia es trepidante. Si tengo que hacer una analogía con leguaje de cine, sería similar a las películas de Tarantino o de Guy Ritchie. Así de vertiginoso escribe.
En una guardia donde demonios atrapados acechan junto con las miserias humanas más descarnadas, Oyola teje una historia atrapante.
El superhéroe, Nafta Súper, líder de una banda de criminales tristemente célebres, ingresa a la sala de guardia del Hospital Paroissien, herido de muerte por un ataque a traición de El Pelado, el jefe de otra banda. El narrador de la novela es el médico que lo atiende, un “nochero” que lleva 72 horas sin dormir y sólo desea terminar la guardia, regresar a su casa y tomarse una sopa de alprazolam y pastearse con duxetil “para que la cabeza deje de estar acelerada”. El primer milagro sucede cuando el médico comprueba que Nafta Súper, apodado Pini, resiste los 400 joules de descarga del cardiorresucitador. “Hipotéticamente, nadie en este mundo está preparado para algo así”, afirma el médico, aún asombrado por el prodigio.
La sala de guardia pronto se agitará con la irrupción de los otros miembros de la banda, los amigotes en las buenas y en las malas, que acuden para bancar al héroe caído en desgracia: la inolvidable travesti Lady Di , Faisán, Ráfaga, El señor de la noche y Juan Raro, entre otros. El imperativo de la banda es salvar a Nafta Súper cueste lo que cueste. Y caiga quien caiga. No les temblará el pulso cuando decidan tomar de rehenes al médico y a la enfermera del hospital.
En medio de la violenta escena -bastante común- en una guardia de hospital, se develará un misterio de otro mundo.
Les cuento esto porque soy buena… Bue, tá bien. Se los digo porque si no, alguien más se los va a contar: hay peli. Sí, y es argentina, como debe ser. Es del 2015 y fue dirigida, adaptada, coproducida y coeditada por Nicanor Loreti. Actúan Pablo Rago, Juan Palomino, Diego Capusotto y Nicolás Vázquez. Peeeero… ¿qué les recalco siempre? Sí. ¡El libro es mejor!
Para leer en cualquier momento, porque una buena historia siempre nos cambia el día.