Después de andar a los tiros por La Matanza la semana pasada, en esta ocasión venimos más tranqui, con la última novela de Isabel Allende.
Por: Romina Santopietro
Después de unas semanas movidas, decidí que necesitaba aguas más tranquilas y conocidas, así que ataqué “Más allá del invierno”, publicada por Plaza y Janés.
Isabel Allende parte de la célebre cita de Albert Camus – “En medio del invierno aprendí por fin que había en mí un verano invencible”- para urdir una trama que presenta la geografía humana de unos personajes propios de la América de hoy que se hallan en el más profundo invierno de sus vidas: una chilena, una joven guatemalteca ilegal y un maduro norteamericano amargado. Los tres sobreviven a un terrible temporal de nieve que cae en pleno invierno sobre Nueva York y acaban aprendiendo que más allá del invierno hay sitio para el amor inesperado y para el verano invencible que siempre ofrece la vida cuando menos se espera.
“Más allá del invierno” es una de las historias más personales de Isabel Allende: una obra absolutamente actual que aborda la realidad de la emigración y la identidad a través de unos personajes que encuentran la esperanza en el amor y en las segundas oportunidades.
Y también, una suerte de espejo donde reorganiza su vida, luego de transitar por su propio divorcio.
Creo, en una desmesurada presunción mía, que como buena artesana de las letras, utilizó su oficio para clarificar sus propios sentimientos y conjurar un destino balsámico para sí misma… Lucía, la protagonista chilena, tiene algunos tintes sospechosamente parecidos a la propia Isabel: periodista, escritora, emigrante perseguida, romántica empedernida que no se rinde a la hora de encontrar el amor… Y orquesta su propio final feliz, como barrunto que la propia escritora suele hacer.
En una entrevista Allende alguna vez declaró creer firmemente que el amor siempre se puede encontrar a la vuelta de la esquina. Mientras algunos de nosotros vivimos en una eterna rotonda, esta es una de las cualidades que más admiro en su prosa, ese sentido de magia y fantasía donde todo puede ocurrir.
Claro que para divertirse, no sólo embarcó a su imagen -Lucía- en una búsqueda de amor maduro… En el medio del temporal puso al prospecto de pareja en un estado de negación de la realidad, una joven en peligro, un auto robado con un cargamento comprometedor y terrible en el baúl y una aventura disparatada pero bien llevada, como suelen ser sus historias. Y casi me olvido: coronó todo con un perro chihuahua vetusto y cascarrabias.
Mientras desgrana el pasado de todos los protagonistas, surca el ritmo narrativo con la aparatosa aventura por la carretera helada, haciendo gala de su oficio para revelar de a poco, sin perder la atención y el interés del lector.
Para leer en un finde lluvioso, bien envueltos en mantitas y con un cafecito o té calentito a mano.