Esta semana venimos con una historia que sale de todo lo normal. Cuatro amigos. Una celebridad. Un inolvidable viaje por la carretera y muchos secretos. “Más extraño que un fanfiction”, de Chris Colfer.
Por Romina Santopietro
Cash Carter, de tan solo 22 años, es el actor principal de la reconocida serie a nivel mundial Wiz Kids. Él es un favorito de los los paparazzi, quienes están pendientes de todos sus movimientos. ¿Quiénes son sus amigos? Todos desean estar cerca de él. O, al menos, lo suficientemente cerca como para lograr una selfie.
Cuando cuatro amigos, fanáticos de la serie, planean hacer un viaje por la carretera, deciden escribirle una carta a su más grande ídolo, invitándolo, obviamente sin esperar una respuesta a cambio. Pero lo improbable sucede, y Cash acepta la invitación para sumarse a este increíble viaje.
“Más extraño que un fanfiction”, de Chris Colfer, editada por V&R Editores, nos narra la historia de Joey, Sam, Topher y Mo, quienes son amigos desde quinto grado. Juntos, están enfrentando los problemas que acaecen con la adultez y, a su vez, con el conformarse como personas.
Si les suena el nombre del autor, probablemente es porque fue quien dio vida a Kurt Hummel en la serie “Glee”, de Fox.
Esta narración tiene una calidez emocional y una fluidez narrativa que, ciertamente, no se encuentra siempre.
Este grupo de jóvenes de 18 años está por iniciar un viaje por la carretera antes de separarse e ir cada uno a una universidad diferente. El primero que conocemos es Topher Collins, quien vive con su madre, Shelly, su padre, que está de viaje por trabajo en otro estado, y su hermanito Billy, quien a la tan temprana edad de 12 años padece una parálisis cerebral que hace que esté en silla de ruedas, y que su hermano Topher tenga que dejar de lado muchas cosas por ayudar en su casa.
Luego nos encontramos con Joey Davis, hijo del pastor de la iglesia bautista del pueblo, un personaje muy reconocido por toda la comunidad. Y como si ser una familia de color no fuera suficiente para tener que haber atravesado unos cuantos estereotipos y racismo, además Joey es gay, pero claramente está aterrado de contarlo, porque su familia solo habla de cómo los homosexuales arden en el Infierno…
La siguiente es Sam Gibson, una chica bajita y muy bonita, y una gran artista, de esas que tienen un talento natural para encontrar algo en la calle que parece inservible y reciclarlo para que se convierta en un mueble para su habitación. El problema es que Sam tiene un secreto: no se identifica como una chica, es trans, y siempre lo supo.
Por último está Moriko Ishikawa, que quiere ser escritora. Es la que se la pasa escribiendo fanfictions sobre Wiz Kids, la famosa serie que los hizo tan amigos desde chicos, la que protagoniza Cash Carter. Ella tiene su historia también, porque de niña se la pasaba creando historias, de ahí su talento casi natural para escribir en todo momento.
Una de las cosas que leí que se criticaba: esto de que es demasiado “armado” lo del grupo tan diverso. No es tan improbable la situación: el grupo de chicos marginales se termina juntando en base a una pasión en común. ¿Qué más probable que eso? El libro toca temas de actualidad, para hablar también de otras cosas, no es que todo se trata específicamente del drama de ser LGBT+.
“Se tocan varios temas sensibles con la esperanza de llevar consuelo e inspiración a los lectores que hayan experimentado problemas similares, como también para concientizar a aquellos que no lo han vivido. Sin embargo, a fin de desarrollar un buen relato, a veces las opiniones y decisiones de los personajes son imperfectas. Les pido que no tomen sus actos como generalizaciones ni como ejemplos a seguir, sino más bien como los errores y aciertos de individuos”, declaró su autor en el epílogo del libro.
Pero ¿qué es un fanfic? El fenómeno cultural del fanfic, o fanfiction, que ha cobrado fuerza en los últimos años, invita a “tomar la ficción por mano propia”: es un universo en el que cualquier aspirante a escritor puede crear y difundir historias originales, pero basadas en personajes o argumentos de otros autores reconocidos, publicados y generalmente masivos. Así, el fanfiction transita todos los géneros, desde cuentos cortos a novelas, obras de teatro o historietas, escritos por los fans para otros fans con los que de antemano comparten la información de contexto: el universo de ficción creado por la obra en la cual se inspiran. Los escritores de fanfiction construyen sus propio universo pero basándolo en uno que ya existe y usan sus historias para reflejar su propia interpretación de sus personajes. Es una autoría compartida, no autorizada por los productores, que representa más bien una respuesta de la audiencia ante un producto cultural.
“Más extraño que un fanfiction” es el ejemplo claro de que las cosas no suceden como uno las planea y simplemente hay que vivir el momento.