Club de Lectura


Esta semana volvemos con el rey del terror, pero en otra faceta. Stephen King convierte un clásico cuento de hadas en una obra maestra del género de terror. “Los ojos del dragón” es un apasionante relato de aventuras, con héroes arquetípicos, dragones, príncipes y hechiceros.

Por Romina Santopietro

El joven príncipe Peter, hijo del difunto rey, da la talla de monarca y espera heredar el reino. Pero el mago de la corte dispone que sea ungido el príncipe Thomas, un muchacho al que manipula de acuerdo con sus siniestros propósitos. Sin embargo, Thomas posee un secreto que nadie ha sido capaz de adivinar.

Esta es la sinopsis en la contratapa del libro.

Como ustedes ya saben soy fanática de la obra de Stephen King, me parece un excelente escritor dentro del género de ficción y más aún cuando sus novelas son de terror, sin embargo, “Los ojos del dragón” se aleja de su temática habitual para sumergirse en un tono más fantástico y, si se quiere, un tanto más relacionado con el género de fantasía heroica.

King suele sembrar sus novelas con personajes que atraviesan todo su universo, y esta en particular no es la excepción: Randall Flagg es el villano de turno. Como bien sabrán los lectores de King, Flagg es un personaje importante dentro su obra; incluyendo su máxima creación, la saga de “La torre oscura”. Dicho personaje tiene especial trato en la novela “Apocalipsis” en la cual también es el villano, al parecer Randall Flagg es un saltador de dimensiones y allá a donde va busca crear el caos.

La novela está escrita como si de un cuento se tratase, muy fácil de leer y con una historia lineal típica del cuento de hadas que se desarrolla en un lugar muy similar a la época medieval, en donde existe un sistema de gobierno monárquico y en el cual la magia es real.

El narrador parece a aquellos ancianos que cuentan viejas aventuras a sus nietos y es el encargado de establecer rápidamente los personajes participantes, quién es el bueno y quién es el malo, elementos clásicos de novela fantástica en que el bien y el mal se enroscan -nuevamente- en una lucha sin fin.

Por un lado tenemos a Peter, nuestro protagonista, príncipe y heredero al trono, y por el otro lado a su contrincante Flagg, mago misterioso y consejero del rey; el primero es un chico lleno de virtudes que lo capacitan para tomar el trono y gobernar su pueblo, Delain.

Flagg viene con oscuras intenciones de destruir el reino, aunque nunca queda muy claro el porqué de sus acciones, pero deja entrever que el mago no es más que un ente del caos, desestabilizador de los mundos adonde va. Un tipito jodido, en suma.

Peter tiene un hermano, que se ve opacado por la luz que emite el heredero gracias a sus virtudes, y es que este otro príncipe no reluce de ninguna forma, más bien tiende a oscuro como para ser el nuevo rey, pero como era de esperarse, Flagg quiere subirlo al trono a como dé lugar.

En medio de las intrigas de palacio, los ojos del dragón que dan título a la historia cobrarán un rol fundamental.

Al tratarse de una novela fantástica en un escenario medieval, muchos sostienen que se trata de literatura juvenil o para niños. Si bien es apta para un público más joven del que es habitué del rey del terror, nada indica que un adulto no pueda leerla. Sobre todo si se es fan de tío King. Como yo. Sí, ya sé que lo saben.

Para leer en cualquier momento en que necesitemos escapar de entorno aburrido. En el cole o en una sala de espera. Y si hace mucho frío, sumergirse en las mantitas y en las páginas de un libro, no puede ser más reconfortante. Con un café y un chocolatito ¡es la gloria!

¡Ah! Hoy no les hago fichita del autor, ya los tengo abollados con libros de tío King.

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