Esta semana completamos las sugerencias para el período de vacaciones. Terror, suspenso, intriga y policiales para disfrutar del descanso.
Por Romina Santopietro.
Estamos de vacaciones, calor, relax, algo fresquito para tomar, y ¡tiempo! para dedicar a lo que tengamos ganas. O a no hacer nada. Vagancia total. Dentro del “no hacer nada”, para mí implica estar tirada en algún lado -cama, sillón, suelo, reposera, hamaca- con el tereré en una mano y un libro en la otra.
Quien dice tereré, también dice cervecita o fernecito… ¡Estamos de vacaciones, gente! O un tremendo helado. De dulce de leche y cereza. No, este es mío. Ustedes pidan del sabor que más les guste.
Yo primero elijo el libro, luego el bebestible y después el lugar donde me desplomaré alegremente cual morsa. ¡Arrancamos!
De terror
Stephen King es uno de mis escritores preferidos… cosa que ustedes ya saben, porque los torturo seguido con recomendaciones de sus novelas. Es un autor sumamente prolífico y el abanico de terrores que desgrana es muy amplio. En su haber podemos encontrar vampiros, hombres lobo, maldiciones, fantasmas, extraterrestres, magia, dragones, ángeles, poderes extrasensoriales, cúpulas, demonios, milagros, tecnología, electricidad, científicos brillantes y locos, viajes en el tiempo, y lo más aterrador de todo: las bajezas y miserias humanas… en fin, para todos los gustos.
“La Tormenta del Siglo” fue escrita como guión cinematográfico o de televisión, lo que constituye el atractivo que distingue a este libro. Es una experiencia adaptarse al formato guión, y por eso mismo se hace llevadero. Este libro convierte lo cotidiano en terrorífico, fiel al estilo King, y hace que una tormenta masiva que está a punto de arrasar una isla pase a un segundo plano.
“Aquí vive el horror” de Jay Anson fue un hito en cuanto a novelas de terror. Una joven familia se muda a una casa donde su anterior propietario asesinó a su esposa e hijos a tiros mientras dormían. Esta familia, quebrada, compra la propiedad a muy bajo costo. Y en cuanto se mudan, las cosas más extrañas y atemorizantes comienzan a suceder. El libro es una suerte de documental de hechos inexplicables. Se escribió antes que se filmaran las películas de “Actividad Paranormal”, y por eso se consideró pionero en el estilo de terror. Y saber que está basados en hechos reales termina de dar el aura de espanto que toda historia terrorífica merece.
“Carmilla” de Sheridan LeFanu, es el antecedente casi desconocido de Drácula, el vampiro más famoso de la historia. Pero en la literatura, el primer personaje vampírico es una mujer. Así, Carmilla cuenta la historia de Laura, una joven inglesa que vive con su padre en un castillo situado en Europa oriental. Un día, un carruaje vuelca frente a su casa. Las víctimas del accidente son dos mujeres nobles: Carmilla y su madre, quien pide al padre de Laura que dé asilo a su hija, pues ella tiene que seguir urgentemente con su viaje, del que no da más detalles; la mujer promete volver por ella en tres meses. La relación entre Laura y Carmilla parece la de dos jóvenes amigas, pero poco a poco Laura comienza a percibir que Carmilla se siente fuertemente atraída por ella; además de que su comportamiento es muy extraño: duerme todo el día y explota en ataques de ira repentinamente.
Thrillers
Este es un género que abarca las novelas policiales y las de suspenso. Y que puede enmarcar a autores tan disímiles como A. J. Quinell, Wilbur Smith, Isabel Allende e incluso Dan Brown. Porque lo que define al género es la acción trepidante que proponga el autor.
Uno de esos libros que no pueden soltarse es “No está solo” de Sandrone Dazieri. Un niño desaparece a las afueras de Roma. La madre es encontrada muerta y los investigadores creen responsable al marido de la mujer. Sin embargo, cuando Colomba Caselli llega a la escena del crimen se da cuenta de que algo no cuadra. Para resolver el misterio contará con un colaborador tan eficaz como peculiar: Dante Torre, un joven cuya capacidad de deducción solo es igualada por sus paranoias. Él también es un superviviente: fue secuestrado durante once años en un silo por un hombre que se hacía llamar “El Padre”. Conspiraciones, experimentos ilegales de la CIA y un peligroso sujeto que… no está solo. Policial negro en formato thriller.
“La última salida” de Federico Axat es la novela de suspenso que también se enmarca dentro del género. El autor va dejando un caminito de miguitas para que en la primera parte no perdamos el rumbo, pero una vez que caímos, incautos, presas de la curiosidad por descubrir qué hay más allá en las sombras, vamos a estar a merced de la trama que da vueltas sobre sí misma y termina siendo una suerte de muñeca mamushka en novela. Nada, pero nada es lo que parece en esta historia. Cualquier certeza que podamos aventurar sobre el final, seguro es desarmada por las pistas que va regando Axat en el desarrollo.
Hacía tiempo que no leía “una de espías” tan buena como “Soy Pilgrim”, del periodista, guionista y escritor británico Terry Hayes. Tenemos por un lado al Peregrino, un agente muy particular de los Servicios Secretos estadounidenses, y como contraparte, al Sarraceno, un bioterrorista musulmán solitario, implacable e igualmente inteligente. El peregrino debe detener a un enemigo brillante y prácticamente invisible, un adversario despiadado que pretende terminar con los Estados Unidos y “nuestra civilización” desatando una devastadora guerra bacteriológica. El trasfondo de la novela no es otro que el de la radicalización religiosa de los países islámicos y sus consecuencias. Una radicalización provocada en buena medida por la ya proverbial torpeza estadounidense en las relaciones internacionales. Conspiraciones mundiales, la falta más absoluta de indicios, y un puñado de falsas identidades, son los ingredientes de esta novela.
Policiales
Personajes en situaciones límite atrapan al lector en las páginas de “Betibú”, novela de la escritora argentina Claudia Piñeiro publicada por Alfaguara, que se sirve de una trama policial para reflexionar sobre los cambios que experimenta el periodismo en el siglo XXI, la corrupción en las altas esferas y un intrincado juego de poder y venganza. Seguramente como gran antecedente tenemos su novela “Las viudas de los jueves”, o viste las películas. Es que Piñeiro escribe de forma cinematográfica, por eso se hace tan ameno y tan visual leer una historia suya. Es imposible soslayar una mirada cruda sobre nuestra sociedad argentina, donde la credibilidad se perdió y la corrupción es moneda corriente. Una historia de ficción que refleja lo intrincado de las relaciones entre el poder, la justicia y el periodismo.
Isabel Allende se lanzó a escribir un policial negro por sugerencia de su editora, Carmen Balcells, que además le propuso que lo escribiera en colaboración con su entonces esposo, el autor de novelas policiales William C. Gordon, y ella aceptó el reto. En 24 horas se dio cuenta de que o se divorciaba o mataba ella a su marido, así que siguió sola y se divirtió de lo lindo, tomándole el pelo al género. “Siempre es muy entretenido pensar en matar al prójimo”, afirmó al terminar la novela. Tal como predijo la astróloga más reputada de San Francisco, una oleada de crímenes comienza a sacudir la ciudad. En la investigación sobre los asesinatos, el inspector Bob Martin recibirá la ayuda inesperada de un grupo de internautas especializados en juegos de rol, Ripper. “Mi madre todavía está viva, pero la matará el Viernes Santo a medianoche”, le advirtió Amanda Martín al inspector jefe y éste no lo puso en duda, porque la chica había dado pruebas de saber más que él y todos sus colegas del Departamento de Homicidios. La mujer estaba cautiva en algún punto de los dieciocho mil kilómetros cuadrados de la bahía de San Francisco, tenían pocas horas para encontrarla con vida y él no sabía por dónde empezar a buscarla. Un grupo de gamers y un abuelo que trata de seguirle los pasos a su nieta en un mundo virtual, son los héroes de esta búsqueda a contrarreloj para salvar a la madre de Amanda, con nada de pistas a seguir, en una ciudad enorme y contra un asesino brillante.
Bueno, ¿ya tenemos todo? Ojotas, malla, sombrero, lentes, bebestibles, bizcochitos y librito. O control del aire acondicionado y la cama o el sillón preferido. ¿Listo? ¡A leer!