Como diría mi abuela, cuando el río suena, agua trae. Y hace tiempo que se oye hablar del perfume de bebé como la fragancia más comprada de los últimos tiempos. Y esto es así dado que el olor a infante remite a los seres humanos a una zona de confort y tranquilidad. Huele a algodón, a limpio, a ropa recién lavada, a césped mojado, a sábanas que se secan al sol, a talco, a bebé, a un verano eterno…
Es el típico aroma que huele rico. Y, aunque son perfumes para niños, muchos tienen una duración similar a la de un perfume de adulto. Sus mezclas de notas de almizcle blanco, flor de azahar, frutos cítricos y flores blancas, hacen de estas colonias una fragancia irresistible.
Por lo que, cuesta pasar de largo y no caer en la tentación de comprar un aroma de bebé cuando aquellas personas que sienten especial devoción por los aromas a limpios se enteran de que existe una colonia para bebé que es más popular en las mujeres que los niños. Si a eso se le suma que el olor a limpio siempre es reconfortante y más en tiempos difíciles, su demanda en un año tan golpeado hace que sea comprensible su furor en todos los portales de venta.
Es entendible que en épocas de crisis la gente busque refugio en valores seguros. Por este motivo, la fragancia clásica como el agua de colonia de toda la vida tiene tanto éxito en este momento, ya que funciona como una brújula para navegar en medio de tantas incertidumbres. Y ahí es donde todo adquiere sentido.
Al fin y al cabo son la apuesta más segura si lo que se busca es un aroma con olor a limpio. Y por limpio uno se refiere a piel salida de la ducha, a pastilla de jabón, a talco. Claro que, la definición de olor a limpio es tan poética como subjetiva y proclive a admitir diferentes adjetivos relacionados con la limpieza.