Tendencia al alza, el tatuaje puede funcionar como elemento de expresión personal o como un accesorio más de belleza. Pero también tiene sus reglas de uso.
Muchas personas tienen la idea o fantasean con hacerse un tatuaje. Para esto, resulta vital conocer algunas pistas para elegir cómo dar el paso y no cometer errores. Que los tatuajes se hayan popularizado no significa que uno deba tomárselo a la ligera. Y más si lo que se pretende es convertirlo en un signo de identidad y de expresión. Es cierto que las cosas han cambiado mucho en la última década, y el tatuaje ha dejado de ser símbolo de marginalidad para convertirse en una manifestación de individualidad o personalidad. Pero es también una moda. En la calle, en las redes o en la alfombra roja, el ojo se ha acostumbrado a ver por todas partes pieles tatuadas.
Pero hacerse un tatuaje tiene ciertas implicaciones. Primero, ¿si se tiene en claro que realmente se desea hacerlo?. Segundo, ¿qué motivo elegir para que esa persona este segura de que nunca se va a arrepentir?. Tercero, ¿dónde?, ¿si se hace para uno mismo o para alardear ante los demás?. Cuarto, ¿cómo?, ¿con solo una tinta o varias?, ¿permanente o efímero?. Quinto, ¿envejecerá bien?. A continuación se darán respuestas a estas cuestiones.
1. ¿Por qué? Parece obvio, pero no lo es tanto. Si una persona se plantea hacerse un tatuaje es porque quiere. O no. A veces, el entorno o el contexto lleva a un ser humano a tomar decisiones de las que no está totalmente seguro. Por eso, la primera regla es reflexionar si, de verdad, se desea el tatuaje. Pensar, antes de concurrir al primer centro de tattoos, si lo que a uno lo lleva ahí es fruto de un arrebato momentáneo o porque se lo ha visto a su instragramer favorita. Si, es bastante común que estas cosas pasen. Por lo tanto, si es así, no lo hagas. En caso de duda, de no tener claro si sobrevivirá al paso tiempo, plantéate la posibilidad de hacerte un tatuaje semipermanente, y si solo es por moda, por diversión, siempre puedes recurrir al efímero.
2. ¿Qué?. Y esto significa dos cosas: cuál es el motivo y el diseño. En muchas ocasiones, la primera determinará la segunda (un nombre, una fecha, etc). Piensa a largo plazo, porque puede que el significado que tiene ahora, lo pierda más tarde. Por eso, es relevante buscar una clara motivación y reflexionar sobre cómo plasmarla en la piel. El diseño es importante, tiene que ir con la personalidad del que desea tatuarse, con su estática, con su ánimo. Nunca pero nunca se debe dejar solo a criterio del tatuador (eso será un síntoma de que uno no está muy seguro con la decisión). Probar dibujar en un papel cómo te gustaría que fuese es una buena opción; o bien, buscar un motivo que puedas calcar. Luego, plasmarlo con un bolígrafo o un lápiz sobre la piel y la zona donde se desee. Eso permitirá tener una idea de cómo quedará.
3. ¿Dónde? La localización del dibujo es otro punto a considerar. Hay quien se hace un tatuaje porque tiene un significado muy personal y no desea compartirlo con nadie (o solo en la más estricta intimidad) o quien busca proclamar su motivación a los cuatro vientos. Probablemente, unos y otros no elegirán las mismas zonas corporales. Pero hay otro factor a tener en cuenta y son las zonas donde un tatuaje produce mayor dolor. Por ejemplo, la intensidad es mayor en los dedos de las manos, muñecas, parte interna de los brazos y pies, en rodillas o costillas. También es doloroso hacerlo en la columna vertebral y se desaconseja tatuar la zona lumbar, donde se suele aplicar la anestesia epidural. Muchos médicos se niegan a realizar este procedimiento si hay un tatuaje, porque, aunque no es habitual, la aguja puede desplazar a tejidos más profundos partículas de la tinta.

4. ¿Cómo? Uno da por supuesto que hay que recurrir a un buen profesional, pero también es relevante la calidad de la tinta en el resultado. Las tintas vegetales, por ejemplo, suelen degradarse antes y tener menor abanico cromático que las minerales. Pero en ambos casos, se pueden encontrar tintas de mejor o peor calidad. Afortunadamente, el auge de los tatuajes ha propiciado la divulgación de información y la creación de numerosos foros donde se abordan pros y contras del uso de los tipos de tintas y se valoran las marcas. Asimismo, y siguiendo la tendencia del momento, existen locales de tatuajes veganos.
Además de las tintas, hoy se puede elegir que el tatuaje sea para toda la vida, o, si uno no está seguro, probar con uno semipermanente cuya duración ronda los 6 meses. La técnica es la misma que la del tatuaje tradicional, pero la tinta (en este caso, no permanente) se introduce en la capa más superficial de la piel, lo cual resulta también doloroso. Estos tipos de tatuajes siguen el método tradicional de aguja permanente. Pero si solo se busca un poco de diversión, no se tiene una motivación ni se quiere dar a un tatuaje un significado especial, lo ideal son los tattoos efímeros que duran días, una semana como mucho, según las características de la piel. Todo dependiendo si están en una zona de mayor roce o de si están más o menos expuestos al agua y al jabón.
5. ¿Cuándo? La piel y el tatuaje envejecen. Y no es lo mismo un tattoo en una piel tersa que en una piel llena de pliegues. Por esta causa, si se está pensando en un motivo para toda la vida, se debe tener en cuenta la susceptibilidad de la zona a arrugarse, a caer o a acusar las variaciones de peso. En las pantorrillas y antebrazos es donde la piel modifica menos su aspecto a diferencia de las manos, el cuello y el escote. La calidad de la tinta también determina la duración de los resultados en óptimas condiciones, si bien con el tiempo el color tiende a desvanecerse (los negros y azules tienden a verdear) y el trazo a perder nitidez. Los cuidados que se le haya proporcionado influye en su mayor o menor deterioro. En cualquier caso, antes o después, es posible que haya que hacer retoques, redefinir el diseño y actualizar el color.
6. ¿Y si uno se arrepiente? Se pueden borrar con láser, eliminando la tinta depositada debajo de la piel, un proceso molesto y tedioso con resultados no siempre garantizados, ya que dependerá las características de la tinta y del color. El negro se elimina bien, mientras que el verde claro supone todo un reto. Y, sumado a esto, nadie te asegura que después de todo el procedimiento la zona de la piel quede como si nada hubiese ocurrido allí.
Fuente: Vogue.