Con la simpatía no alcanza…


Es importante comprender que el concepto de Inteligencia Emocional aporta 12 competencias por lo que su aplicación en uno mismo resulta desafiante, por su carácter integral.

TEXTOS. Ps. Gustavo Giorgi.

No siempre la divulgación masiva de los conceptos resulta un beneficio para los mismos. Es más, muchas veces termina perjudicándolos al alterar su esencia.

 Algo así sucede con la Inteligencia Emocional, que ha hecho creer a más de uno que solo con ser amable resulta suficiente para poseerla. De ese modo, una persona intratable o que se enoja fácilmente es llamado poco inteligente a nivel emocional.

 Es importante comprender que el modelo aporta 12 competencias por lo que su aplicación en uno mismo resulta desafiante, por su carácter integral.

 Yendo al punto, cuentan sus autores en uno de los últimos artículos publicados por la prestigiosa Harvard Business Review1 el caso de un líder sumamente amigable, con el que la mayoría desea trabajar, querido por todos y así pero que tiene serias dificultades para llevar adelante su equipo de colaboradores. No solamente los resultados le son esquivos sino que además de observa cierto nivel de desorientación.

 Este caso y otros similares tienen una manera de ser pensados y es a través de la Inteligencia Emocional y para ello necesitamos describir brevemente sus competencias, las que son agrupadas en 4 categorías:

    1. Autoconciencia

Implica lograr un análisis realista de uno mismo, sin caer en extremos.

Sabemos que es una tendencia neurótica el hecho de felicitarnos hasta el paroxismo cuando las cosas van bien o flagelarnos si no salen como queríamos.

Tener autoconciencia es llegar a un conocimiento amplio de nuestras principales habilidades y puntos de mejora para potenciar los primeros y disminuir los segundos.

    2. Autocontrol

Aquí viene lo que decía al comienzo, en el sentido de creer que quien domina su ira, por ejemplo, es emocionalmente inteligente por esto.

La realidad es que tener autocontrol implica animarse a detectar las causas que generan estas respuestas cuasi automáticas tanto en mis pensamientos como en mi conducta para, luego, desactivarlas.

Se parte de la idea de que el conocimiento del por qué me pasa esto cuando sucede esto otro es la clave para solucionar estos problemas

En este grupo hallamos como habilidades a la Adaptabilidad, Pensamiento Optimista, Orientación al Logro y Autocontrol emocional (que no significa represión de los impulsos, sino adecuación de los mismos al contexto).

    3. Conciencia Social

Bajo este dominio hallamos las competencias de Empatía y Conciencia Organizacional.

Llevemos esto a nuestra realidad diaria y analicemos el hecho de alguien que entiende perfectamente las necesidades de los demás, pero tiene dificultades para lograr una visión de conjunto. Posiblemente esta persona será un consultor y receptor permanente de dichas inquietudes pero si carece de la visión de conjunto, intentará poner paños fríos de uno en uno sin poder ver con claridad la dinámica organizacional global y así, al perder una importante porción de la realidad, no podrá idear soluciones efectivas.

    4. Gestión de relaciones

Este último grupo contiene las habilidades claves de Influencia, Coach y Mentoría, Gestión de Conflictos, Trabajo en Equipo y Liderazgo Inspirador.

Tal como podrá verse es uno de los que reviste mayor complejidad, en tanto comporta competencias verdaderamente desafiantes.

En el artículo que comentaba más arriba, la solución a la persona del caso está dada en la detección de una dificultad en este grupo, al poderse determinar falencias en el manejo de conversaciones difíciles con sus colaboradores. 

De manera general, podemos decir sin ponernos colorados, que un líder integral sabe elogiar tanto como sabe corregir, ayudando a que el otro mejore. 

Previo Edición impresa 28-05-2022
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