La antigua capital del Tahuantisuyo es una ciudad fascinante por sus mestizajes y contrastes, por su historia, su arte y sus artesanías, con extraodinarias tasas de crecimiento en los últimos años y una sostenida expansión del turismo internacional, que amplía sus fuentes de ingresos y empleo, pero que también genera impactos negativos que pueden desnaturalizarla.
Textos y fotos de Gustavo J. Vittori

Cusco, fundada según leyendas por Manco Cápac y Mama Ocllo en los inicios del siglo XIII, es patrimonio cultural de la humanidad e integra la lista de las ciudades más interesantes del mundo. Fue la capital del Tahuantisuyo, el imperio incaico que se extendía desde el norte de Quito hasta la región del río Mapocho en Chile, y desde el océano Pacífico, al oeste, hasta las selvas que ascienden por el zócalo andino, en el este. Aquella Qosqo, que adaptaciones fonéticas de los españoles terminaron convirtiendo en la voz Cuzco; ahora es Cusco, de acuerdo con una grafía más próxima a su origen indígena, que ha sido oficialmente adoptada por la ciudad.

En lengua quechua, Qosqo significa ombligo (del poder inca), y en este sentido recuerda a Roma, la capital de otro imperio que dominó el cuenco mediterráneo (y más allá), recibiendo la calificación de umbilicus orbis (ombligo del mundo). El símbolo del ombligo representa la centralidad del poder imperial, condición que las dos capitales compartían.

En lo que refiere a la capital andina, hay que decir que luego de que fuera destruida en gran parte por las acciones de guerra de la conquista, fue refundada por los españoles hacia la mitad del siglo XVI; y un siglo después fue arrasada por el gran terremoto de 1650. Y luego, fisurada y averiada por recurrentes sismos de diversas intensidades. No obstante, la urbe se levantó una y otra vez sobre las formidables plataformas pétreas de antiguos palacios y templos incas, sólidas bases para la construcción de las casonas de los conquistadores, las numerosas iglesias y los abundantes conventos y monasterios. Esa conjunción mestiza la convierte hoy en una de las ciudades más atractivas del planeta.

El departamento Cusco ha crecido en los últimos años a tasas chinas, impulsado por la explotación de recursos hidrocarburíferos (petróleo y, sobre todo, gas), mineros (cobre, oro, plata), el desarrollo de la construcción y el aumento de los ingresos por servicios, en especial, el turismo. En 2015 llegaron a este departamento (Cusco y Valle Sagrado, puerta de acceso a Machu Picchu) casi tres millones de personas, en tanto que a la asombrosa ciudad arqueológica que emerge de la selva andina, arrivaron alrededor de 1.300.000 personas. El fenómeno, pues, es de grandes dimensiones. En estas páginas, ceñimos la crónica visual a la ciudad de Cusco, a través de imágenes que ofrecen un pálido reflejo de la vida cotidiana y sus contrastes, así como de su riqueza social y cultural.
















