Ernesto Acher es uno de los máximos referentes en el ambiente del espectáculo en América Latina. Compositor, humorista, multi-instrumentista y director orquestal. Desde 1971 a estos días se ha destacado integrando Les Luthiers y La Banda Elástica, dirigiendo orquestas en Chile y Argentina, presentando homenajes a George Gershwin y Astor Piazzolla. Histriónico y talentoso, se ha sabido ganar el respeto y la admiración de todos los que gustamos de la buena música y del buen humor.
Textos. Enrique Madeo.
Además, fue el gestor de la carrera discográfica de Les Luthiers al conectarlos con su amigo Alfredo Radoszynski, responsable en ese entonces del legendario sello Trova, impulsando así las grabaciones como medio de incrementar la llegada al público.
Su primer trabajo como compositor para el grupo fue una obra de jazz para instrumentos informales, Tristezas del Manuela.
Es de destacar que además de sumar al grupo su talento como compositor y arreglador, fue generador de valiosos aportes en el abordaje de distintos géneros y estilos, gracias a su notable versatilidad en la ejecución, tanto de instrumentos formales (clarinete, clarinete bajo, corno , trombón, fliscorno, piano, flauta dulce, armónica, acordeón, batería y percusiones varias) como de los otros (gom-horn, bocineta, chelo legüero, calephone, yerbomatófono, tubófono y dactilófono).
De sus aportes como compositor son de destacar el ciclo de obras de jazz con títulos «monovocálicos» (Miss Lilly Higgins, Bob Gordon, Papa Garland, Pepper Clemens y Truthful Lulu; sus obras folklóricas, La Yegua Mía, Añoralgias, Si no Fuera Santiagueño, El Explicao y Epopeya de los Quince Jinetes); e inolvidables como La Bossa Nostra, Lazy Daisy, La Cantata del Adelantado -en colaboración con Maronna y López Puccio- Visita a la Universidad de Wildstone y Cartas de Color -con Núñez Cortés.
Entre sus papeles protagónicos más impactantes, podemos recordar Don Rodrigo de la Cantata del Adelantado, el rey loco de El Rey Enamorado y el «nene» de La gallina dijo Eureka.
Después de quince años dejó el grupo por razones que siempre ha mantenido en privado. Usualmente ha respondido a esa pregunta con un diplomático «Les Luthiers era un matrimonio múltiple, y no es de caballeros preguntar a un matrimonio qué le pasó».
Entre febrero y abril de 1987 grabó Juegos, con eso que en algún momento el mismo denominó «bromas musicales», mezclando obras del ámbito clásico y popular, apelando a parentescos melódicos, armónicos y rítmicos. Abre el disco con la Sinfonía Nº 40 de Mozart y El choclo, la cual bautizó Cuarenta Choclos. Son de destacar, entre otros, la Oda a la Alegría con Let It Be, Bésame Shumann y el cierre con Peer Gynt Panther. El disco, pese a ser el fruto de otra genialidad de Ácher, no tuvo gran repercusión.
Con el contenido de Juegos más otros divertimentos generados por su inagotable talento, elaboró sus presentaciones en vivo llamadas Veladas Espeluznantes.
A principios de 1988, junto a músicos del ambiente jazzístico argentino fundó «La banda elástica». El grupo estaba conformado por Carlos Costantini (trompeta, fluegelhorn, teclado, bajo, canto, composición y arreglos), Hugo Pierre (saxo alto y soprano, clarinete), Enrique Varela (saxo tenor y soprano, clarinete, canto), Jorge Navarro (piano, teclado, percusión, vibrafón, canto), Ricardo Lew (guitarras, bajo, percusión, composición y arreglos), Juan Amaral (bajo, guitarra, canto), Enrique Roizner (batería, percusión) y Ernesto Acher (trombón, saxo barítono, clarinete, clarinete bajo, corno, piano, canto, composición y arreglos).

La idea central del grupo fue abordar todo tipo de música, desde el jazz hasta el folklore, sin privarse del humor, tanto musical como gestual. Las múltiples capacidades de los integrantes, permitieron abordar los distintos géneros con muy diferentes formaciones instrumentales. Orgullosa Mary, Luna Tucumana, Juana Azurduy, clásicos del jazz, obras de Piazzolla, Jobín, Troilo, Yupanqui, más temas de autoría de sus integrantes. Sosteniendo siempre un cierto sabor jazzístico, dieron forma a un repertorio irreprochable, el cual quedó documentado en la grabación de tres formidables discos.
Debutaron en el Teatro Cervantes, en junio de 1988, con gran resonancia de público y crítica. Le siguieron exitosas temporadas en Buenos Aires y Mar del Plata obteniendo numerosos premios, además de presentaciones en el interior del país, Montevideo, San Pablo y Asunción.
En 1991 ideó y organizó Juntos en Concierto, fusionando a la Banda Elástica con la Camerata Bariloche, presentándose en el Teatro Opera y en el Luna Park. El grupo se disolvió en 1993.
En 1997 junto a Jorge Navarro y Rubén «Baby» López Furst presentó Gershwin, el Hombre que Amamos. Con arreglos propios y de López Furst, el concierto combinaba el dúo de pianos Navarro-López Furst con una orquesta sinfónica, en un planteo de jazz sinfónico del más alto nivel. El estreno fue en el Teatro Avenida. El fallecimiento de López Furst en julio del 2000 truncó ese exitoso proyecto y malogró la posibilidad de una presentación en Los Angeles, EE.UU., con la American Jazz Philharmonic.
La grabación del concierto de 1997 se editó al año siguiente, y en septiembre de 2010, se editó un álbum conteniendo un DVD con el video grabado en 1998 y un CD con la grabación del primer concierto del dúo Navarro-López Furst de 1986, rescatado y masterizado por el propio Ácher.
En 1999, junto a su amigo Jorge de la Vega, solista de flauta de la Orquesta Estable del Teatro Colón, presentó Los Animales de la Música, con una orquesta de 40 integrantes, De la Vega como solista y él en los arreglos y dirección. La permanente interacción entre ambos, en un contexto musical lleno de humor y sutilezas, hicieron las delicias de chicos y grandes. Después de un primer exitoso ciclo en el Teatro Avenida y luego de un paréntesis, el espectáculo regresó con toda la fuerza en el 2005 con un ciclo en el Teatro Colón, repitiéndose al año siguiente con más de veinte funciones a sala llena.
Después de vivir poco más de un año en la provincia de Córdoba, a principios de 2002, Acher decidió radicarse en Chile. Antes de partir a Santiago, presentó ¿Acher en serio?, con una formación de cámara y un repertorio que incluía obras de Jobim, Schreker, Piazzolla y Richard Strauss.
Radicado en Chile, generó nuevos proyectos como el Homenaje a Piazzolla, para orquesta de cámara, estrenado en 2002 con músicos de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, y repetido en años siguientes con la Orquesta de Cámara de Chile y la Orquesta de Cámara de la Escuela Moderna de Música. En 2003 presentó Fantasía en Concierto, con cinco capítulos de la obra de Disney y la música en vivo, y en el 2004 La Orquesta va al Colegio, un concierto sinfónico-didáctico, estos dos últimos con la orquesta de la Universidad de Concepción.

A partir de 2006 inició una fructífera colaboración con Alejandro García, Virulo, humorista cubano de larga trayectoria. Junto a él y otros dos prestigiosos humoristas venezolanos, Laureano Márquez y Emilio Lovera, presentaron Cuarteto de Humor en una misma cuerda en giras por México, Venezuela y España. En diciembre de 2009 con Virulo presentaron en La Habana Juegos Sinfoniquísimos, mezclando algunas de aquellas bromas musicales grabadas en Juegos, con canciones de Virulo, orquestadas por Acher. El espectáculo fue llevado al disco en 2016.
Pese a su radicación en Chile, en noviembre de 2011 presentó su Homenaje a Piazzolla en dos conciertos que se realizaron en el Teatro Astral.
Del registro de aquellas presentaciones surgió la grabación de un CD incluyendo una docena de títulos. Se puede decir que en la elección Ácher construyó un delicado equilibrio para complacer a todos: a aquellos que siempre quieren escuchar Adiós Nonino o las Estaciones Porteñas y a los que están dispuestos a abrir los oídos a otras músicas menos conocidas.
Convocó a músicos de dos extracciones, la tanguera y la clásica. De esa mixtura sacó el sonido grupal para encarar la producción piazzolleana: Prepárense, Lo que vendrá, Marrón y Azul, Bandó, Fracanapa y las ya mencionadas Adiós Nonino y las Estaciones Porteñas.
Los que esperaban que Acher mostrara su habitual histrionismo, se equivocaron. En el homenaje a Piazzolla no se encuentran resabios de Les Luthiers, ni de La Banda Elástica, ni de su labor como director de los tributos a Gershwin. Con más búsqueda de climas que de proyecciones armónicas y rítmicas, Acher decidió subrayar esos elementos que han sido claves en el universo de Piazzolla. Desde los contrapuntos de oboe y clarinete en Bandó hasta los climas que obtiene desde la cuerda en Oblivion.
Una vez regresado a Buenos Aires, a principios de 2017, retomó su actividad humorística con Humor a la Carta y en marzo repuso su programa Los Rincones de Acher en Radio Nacional Clásica. A mediados de ese año fue contratado por el «Polo bandoneón», ente dedicado a la enseñanza y promoción del tango entre los jóvenes, para la preparación de un concierto dedicado al compositor Juan Carlos Cobián, a realizarse en 2018. A fines de septiembre presentó en el Auditorio Piazzolla del Centro Cultural Borges, La verdadera Cenicienta, cuento musical para toda la familia, realizado en colaboración con Jorge de la Vega, y en noviembre de ese mismo año, volvió a presentar junto a Jorge Navarro, Gershwin, el Hombre que Amamos, con gran éxito de público.
Para marzo del 2020 tenía programado el estreno de una obra en homenaje a Antonio Carlos Jobín, la cual fue postergada por causas que son de público conocimiento.
Con algo más de ochenta años de edad, Acher continúa inquieto, proyectando, creando; sigue como desde hace medio siglo, sorprendiéndonos a cada instante, a puro talento.