Una buena educación emocional puede prevenir riesgos futuros y facilitar el desarrollo de competencias y habilidades sociales en el niño y su entorno, fortaleciendo así su calidad de vida.
Textos. Lic. Mora Marengo.
¿QUÉ SON LAS EMOCIONES?
El ser humano nace con un bagaje emocional que se va desarrollando y desplegando a lo largo de su vida. Las emociones pueden ser definidas como estados de las personas, que presentan diversas características e intensidades, creando una experiencia en particular, a partir de cambios fisiológicos y conductuales.
Estos estados emocionales se activan a partir de la combinación de diferentes fuentes de información, como estímulos del entorno, señales internas del cuerpo y experiencias anteriores. Es la forma que tiene el cuerpo de enviar un mensaje para organizar y poner en marcha un plan de acción y así, poder responder acorde a la situación en la que se encuentra el individuo.
La emoción es un impulso para actuar y funciona de manera automática. Cada una de ellas prepara al ser humano para dar una determinada respuesta y poder así, manejar una situación. Por ejemplo, el miedo acelera el ritmo cardíaco por lo que hace llegar más sangre a los músculos, favoreciendo la respuesta de huída. Algunas de estas respuestas que se desencadenan son innatas y otras, se aprenden del entorno. Es decir, que algunas respuestas se adquieren por observación, siendo los padres un modelo de referencia.
Cada persona experimenta una emoción de manera particular, y esto va a depender de la situación que le toca vivir, sus experiencias anteriores y aprendizaje.
¿POR QUÉ TENERLAS EN CUENTA?
Todas las emociones son necesarias para la supervivencia del ser humano. Sucede muchas veces, que las emociones que resultan desagradables, como el miedo, la tristeza y el enojo, se intentan reprimir para evitar ese malestar que generan. Esta falta de conexión y aceptación de las emociones puede desencadenar en conductas poco adaptativas y desreguladas para el individuo, como por ejemplo, exceso de ingesta de alimentos, constantes conflictos interpersonales y abuso de sustancias, entre otros.
Por esto mismo, resulta necesario poder registrarlas emociones, regularlas y aceptarlas como transitorias y funcionales, para brindar determinadas respuestas acertadas en situaciones particulares.
Es importante poder comenzar este proceso de reconocimiento y regulación emocional desde la infancia; haciendo hincapié en primer lugar, en el registro de las emociones y regulación de las mismas, por parte del ambiente cuidador primario (padres). Los padres son los primeros referentes del niño y van a ir modelando y contribuyendo en su regulación emocional.
Las primeras etapas de la vida resultan claves, ya que se dan las primeras bases de aprendizaje y relación. Así, la falta de desarrollo emocional en el niño y su entorno puede influir de forma directa en el modo en que establece las relaciones interpersonales, en el rendimiento, en la motivación y en el aprendizaje en general.
Una buena educación emocional puede prevenir riesgos futuros y facilitar el desarrollo de competencias y habilidades sociales en el niño y su entorno, fortaleciendo así su calidad de vida.
Los beneficios de tener en cuenta las emociones
- Incrementa la flexibilidad psicológica y promueve una adecuada auto-regulación emocional. Esto permite al individuo elegir qué respuesta dar frente a determinada situación y no dejarse llevar simplemente por el piloto automático, que a veces no resulta funcional.
- Se logran ampliar los recursos para resolver conflictos y tener un mejor manejo en los desafíos evolutivos para la adaptación del individuo.
- El correcto acceso a las emociones posibilita a la persona y su entorno efectuar cambios y sostener beneficios de otras actitudes saludables que puedan prevenir riesgos futuros.
- Amplía la capacidad creativa.
- Favorece el establecimiento de relaciones sanas con los otros y de lazos afectivos sólidos y duraderos.
- Mejora la calidad de vida de la persona, pudiendo desarrollar sus potencialidades y facilitando su interacción con el ambiente.
- Se logra tomar como aliadas a las emociones para poder utilizar su energía vitalizadora de manera regulada. Las emociones van a ser una guía, favoreciendo la toma de decisiones y resolución de conflictos.
Cinco libros sobre inteligencia emocional
Fuente: Psicología y Mente.
1. Inteligencia Emocional (Daniel Goleman): Este best-seller convirtió a Daniel Goleman en uno de los psicólogos más famosos de los últimos años. Ésta es una obra de lectura obligatoria. En él se cuestiona hasta qué punto la inteligencia emocional (IE) es más importante que el Cociente Intelectual (CI) para determinar el éxito en la vida: tanto emocional como académico o laboral. Además, el autor explica distintas estrategias y comparte ideas sobre cómo mejorar la inteligencia emocional.
2. 50 actividades para desarrollar la Inteligencia Emocional (Adele B. Lynn): Es habitual encontrar muchos libros que ofrecen información sobre la inteligencia emocional. Sin embargo, y a pesar de que muchos de ellos ayudan a entender mejor este concepto, no ayudan a ponerlo en práctica. Si se quiere mejorar el bienestar y beneficiarse de la inteligencia emocional, este libro te aporta 50 estrategias. Además, el libro está lleno de consejos y ejemplos que permiten entender el efecto que tienen las emociones sobre los valores, las relaciones o el desempeño laboral.
3. Psico cibernética: El secreto para controlar y transformar su vida (Maxwell Maltz): Esta obra es una versión actualizada del influyente libro que Maxwell Maltz publicó en 1960. De hecho, el concepto de inteligencia emocional no es nuevo. Este texto repasa el proceso de control del pensamiento y las emociones, y aporta herramientas para transformar éstos de negativos a positivos. Un libro que nos hace más consciente de los errores que cometemos muchas veces a la hora de mejorar nuestro bienestar y conseguir nuestros objetivos.
4. Inteligencia emocional infantil y juvenil: Ejercicios para cultivar la fortaleza interior en niños y jóvenes (Linda Lantieri): Para los padres, es importante educar a sus hijos de manera que puedan desarrollar su inteligencia emocional, pues tendrá un impacto positivo en el futuro. Esta obra de Linda Lantieri es una guía práctica que permite saber cómo hacerlo. El libro viene con contenido de audio (guiado por Daniel Goleman) para llevar a cabo los distintos ejercicios que presenta.
5. Inteligencia emocional 2.0: Estrategias para conocer y aumentar su coeficiente (Travis Bradberry, Jean Greaves, y Patrick M. Lencioni): Los autores de este texto encajan la inteligencia emocional dentro del estresante entorno laboral. Sugieren distintas herramientas para ayudar a las personas a adaptarse a este entorno tan demandante y proponen estrategias para canalizar las emociones negativas que pueden surgir. A medida que avanza el texto se encuentran consejos para aumentar tu inteligencia emocional en las habilidades básicas: autoconocimiento, autorregulación, conciencia social y gestión de las relaciones interpersonales.