El cuarto de los niños


Los más pequeños de la casa están en permanente cambio, no solo de tamaño sino también de intereses. Por eso sus prendas, juguetes y espacios necesitan ser supervisados con mayor frecuencia para lograr mantener el orden.

Textos. Nadia Novillo.

Todos los ambientes, espacios y muebles de nuestro hogar requieren ser organizados. Para lograr que ese orden se mantenga en el tiempo, el secreto radica en incorporar el hábito de que cada cosa vuelva a su lugar luego de ser usada.

Las tareas de organizar y ordenar se complementan con el cuidado, la limpieza y el mantenimiento, cada tanto debemos controlar e ir sacando aquellas cosas que vamos acumulando sin darnos cuenta pero en realidad ya no necesitamos ni usamos.

En el caso de los bebés y niños, sus prendas, juguetes y espacios necesitan ser supervisados con mayor frecuencia y periodicidad para lograr mantener el orden ya que ellos están en permanente cambio. No solo crecen muy rápido, van modificando y aumentando el talle de sus prendas y calzado sino que todo el tiempo sus gustos, preferencias, intereses, hábitos, rutinas y actividades se ven transformadas de acuerdo a la etapa de su primera infancia, niñez, pubertad o adolescencia que estén transitando.

También es cierto que de acuerdo a su edad es muy común que sus prendas se manchen, desgasten y deterioren más, algunas de su pertenencias y juguetes se van rompiendo… todo esto nos obliga a ir haciendo un continuo control y descarte.

Recuerden que todo proceso de organización y orden implica si o si el descarte, esta palabra en ocasiones asusta o intimida, pero esto no significa necesariamente que vamos a tirar cosas sino que le vamos a dar otro destino: regalar o donar, vender, reparar o reciclar, en caso de que exista esa posibilidad. Si es algo que está roto, no tiene arreglo y ya no sirve, entonces si se desecha.

En el primer año de vida los bebés van dejando prendas que no le entran de una semana a otra. En algunos casos, ocurre que el conjunto de ropa con el que se los recibió en el sanatorio solo fue usado ese día y después ya no les fue más, lo mismo ocurre con muchas prendas que solo fueron usadas una vez o incluso algunas que nunca fueron estrenadas.

La sugerencia y tarea para las mamás es lavar y desmanchar todas esas prendas y guardarlas agrupándolas por talles y edad (recién nacido, de 0 a 3 meses, de 3 a 6 meses, de 6 a 12 meses, etc.).

También se puede categorizar según sean prendas blancas y unisex, o más específicas con colores y diseños más característicos cómo ser todo rosa para nena y todo celeste para varón.

Todo esto podrá ser almacenado en cajas o en las bolsas con cierre hermético y al vacío, que nos permiten sacarle el aire para que queden más compactas y ocupen menos lugar.

Lo ideal es que todo sea etiquetado y rotulado para facilitar la búsqueda al momento de volver a necesitarlo, ya sea en el caso de la llegada de un futuro hermanito, para ser regalado a algún familiar o hijos de amigas, o para ser donado.

Es típico que algunas prendas se manchen con el uso del óleo calcáreo, con las tomas de hierro y con las primeras comidas de papillas y frutas. Estas son manchas que generalmente no desaparecen, esa ropa no debería ser guardada.

Un consejo para quienes ya tienen un niño y llega el hermanito, es ir probándoles la ropa porque suele suceder que hay prendas que el hermano mayor uso cuando tenía 6 meses pero resulta que al segundo le fueron cuando tenía 4 meses, incluso varían los tamaños de un mismo talle dependiendo de las distintas marcas.

De igual manera esas prendas que vamos comprando para cuando sean más grandes dejarlas a mano y todas juntas para ir probándoselas, crecen demasiado rápido y le van antes de lo imaginado.

JUGUETES Y MÁS

 

Los juguetes, sonajeros, mordiscos, cuneros también pueden ser guardados clasificándolos según sean para recién nacidos y primeros meses, diferenciándolos de otros que son para más grandes.

Otra opción es vender lo que los niños van dejando de usar. Coche, cuna, sillita para comer, butaca para el auto, todo puede venderse a través de las distintas páginas en la web que hay para estos fines. Con respecto a la ropa, así como se organizan ferias garage con prendas para adultos también se incluyen para niños.

Donar es otra de las alternativas que nos da la oportunidad de ser solidarios y nos reconforta sabiendo que estamos ayudando a alguien que lo necesita.

A medida q los chicos van creciendo se van sumando más y más cosas, juguetes, instrumentos musicales, elementos deportivos, materiales escolares, juegos de mesa, adornos, trofeos, bolsos y mochilas, disfraces, libros, cuentos, pinturas, etc.

Para conseguir un equilibrio entre la funcionalidad y el orden de sus cuartos debemos ser un poco permisivos y flexibles, no exigirles cosas imposibles, para evitar obsesionarlos o frustrarlos.

Si bien la organización de las prendas y los cambios de temporada queda delegada en los adultos, ellos pueden ayudar a generar y mantener orden dentro de lo que se les puede pedir conforme a su edad.

Así como vamos depurando el cuarto de prendas que ya no le van, también vamos despejando y sacando juguetes con los que ya no juegan, los que tienen repetidos, los que le faltan piezas, cosas rotas, sorpresitas, souvenirs, regalitos que vienen con los combos de comidas rápidas, las miniaturas coleccionables que vienen con los chocolates, plastilinas pegoteadas, fibras y marcadores secos, libros con hojas cortadas, globos desinflados, dibujos, juegos de rompecabezas incompletos.

A veces ocurre que los pequeños tienen tanta cantidad y variedad de juguetes que se abruman, manifiestan estar aburridos y no juegan con nada, tomar algunos juguetes y guardárselos por un tiempo es un recurso que pueden utilizar los papas para que al dárselos nuevamente ellos vuelvan a redescubrirlos, sorprenderse e interesarse y a jugar con los mismos.

Lo mismo ocurre con los regalos de cumples, Día del Niño y Navidad; las mamás deciden ir administrándolos y ofrecerlos de a poco, reservando algunos para los momentos en que los chicos dicen estar aburridos y no saben a qué jugar.

El cuarto de los niños es algo así como su lugar en el mundo, donde juegan, se divierten, comparten con sus hermanos o primos, reciben amigos y, por supuesto, también descansan.
Demos a los niños la libertad para que puedan disfrutar y vivir sus cuartos, mientras juegan vale sacar todo, pero al finalizar deben guardar, y cada cosa debe volver a su lugar.

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