El valor de las pequeñas cosas


Mariaflorencia es una marca que refleja estilo y calidad. Productos delicados, géneros nobles, con terminaciones y detalles de diseño que marcan la diferencia: la esencia del buen gusto y distinción. Realiza blanquería fina para bebés y niños y ajuares empresariales.

Textos. Romina Santopietro. Fotos. María Antonella Destri.

Desde hace 17 años María Florencia Eguiazu se dedica a sus pequeñas cosas. Porque el corazón de todo se encuentra justamente ahí. En las pequeñas cosas.

Su marca Mariaflorencia Blanquería se inició como una búsqueda, una manera de salir adelante de una situación personal dolorosa, luego de haber perdido numerosos embarazos a causa de sufrir trombofilia.

Desde siempre le gustó realizar manualidades y esta fue la forma de darle rienda suelta a la creatividad y encontrar la alegría.

Entre sus productos se encuentran acolchados, sábanas, chichoneras, toallas, babitas, baberos, delantales de baño, nidos de contención, mantas de algodón, cambiadores y muñecos soft. Un mundo de ensueño para equipar a los más chiquitos.

Su papá, Rodolfo Eguiazu, le regaló la primera máquina de coser Singer, modelo Florencia justamente y así comenzó.

«Mis padres fueron los primeros que creyeron en mí. Mi papá me regaló mi primera máquina de coser. Mi mamá me apoyó con el proyecto. Empecé a realizar artículos de bebé, para amigas y conocidas, también para mi hija, y con el boca a boca mi taller fue creciendo», rememora y se le adivina la sonrisa con el recuerdo. Florencia es psicopedagoga y coordina el tiempo con la familia, su profesión y su taller.

Fue creciendo paso a paso, sin pausa. «Pasé de comprar un metro de tela a tercerizar parte del trabajo. Pero desde el diseño, hasta la presentación pasan por mí. Adoro que las clientas se comuniquen directamente conmigo, y poder brindar un servicio personalizado. Porque además del regalo que están seleccionando, siempre traen una historia consigo. Y para mí eso es lo valioso, el valor agregado de mis productos», señala Florencia.

En esa atención cuidada, en los detalles de cada prenda, en la amabilidad, la mano tendida y la pronta escucha radica el secreto de su presente.

Hoy, con su marca en las dos orillas -Florencia es oriunda de Santa Fe pero vive en Paraná- y en el marco de la pandemia, comenzó a confeccionar tapabocas. Pero no cualquier tapaboca. Se puede elegir desde el diseño del estampado hasta el tamaño adecuado. Gracias a ello se le puede hacer frente a la cuarentena con onda.

Y para la familia es un trabajo en equipo, por estos días todos trajinan con los barbijos: Florencia, su esposo Emilio Cura y los cuatro retoños de ambos, Pilar de 19, Segundo de 13, Magui de 10 y hasta el pequeño Juani de 3 años, aunque su aporte es embrollar el taller.

Al respecto, sostiene que quien desee emprender tiene que animarse y trabajar con amor y atención a cada detalle. «Hay que animarse, y proponérselo en serio. Me han dicho que los hijos pueden ser un impedimento para concretar algo. No es verdad: no es fácil, pero se puede. Yo tengo el taller en casa, donde hallo mi lugar y desde donde planifico los productos. Cuando bajo a trabajar, estoy en mi mundo. Claro que si escucho muchos gritos subo, pero se pueden congeniar las dos cosas. Yo siempre apuesto a la familia… ¡aunque implique caos, revuelo y desorden!», aclara entre risas. «Conseguir hacer eso que amás hacer y poder vivir de ese proyecto es posible».

Y es tan hermoso como sus creaciones.

Sus redes:

Facebook: Mariaflorencia Pequeñas Cosas

Instagram: mf_ajuares_

Dato

Desde este sábado podés solicitar el cupón para comprar tu tapabocas, de manera opcional, con el diario El Litoral. El costo es de $150 cada uno.

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