La mayoría de los gerentes se desvela para que los buenos no se vayan o sufren por padecer a los conflictivos. Pero son muy pocos los que realmente se detienen a pensar y accionar sobre aquellos que no están en los extremos.
Textos. Psic. Gustavo Giorgi.
No me refiero a los de visón ni a los de armiño. Ni voy a hacer aquí una apología de los asesinos en serie de animales, en términos de los ambientalistas. Quiero hablarles hoy de esas personas que pasan desapercibidas en las organizaciones. Esas grises, que nadie registra pero que pueden ser importantes activos para las empresas.
Existe un video bastante visto ya a estas alturas, que se ha usado con frecuencia en los últimos años para capacitar a empleados. El mismo alude al trabajo en equipo, a través de la narración de las desventuras de un perrito que va avisando sistemáticamente a distintos gerentes la ocurrencia de un incendio en una fábrica. El caso es que, como es dable suponer, nadie le da cinco de importancia hasta que el asunto cobra ribetes dramáticos. Por supuesto, el final es feliz.
Ese video, un clásico, permite múltiples lecturas de las que voy a tomar especialmente una y es el rol que ilustra el pequeño can: el del tapado.
Recuerdo que hace un tiempo, escuché al pasar que existe una especie de ley para categorizar personas en las empresas, que determina un 20% de gente muy valiosa, otro 20% de personas nocivas y un 60% de colaboradores que caminan por “la ancha avenida del medio”. Esos que componen la mitad de tabla y a los que nadie presta especial atención. La mayoría de los gerentes se desvela para que los buenos no se vayan o sufren por padecer a los conflictivos. Pero son muy pocos los que realmente se detienen a pensar y accionar sobre aquellos que no están en los extremos.
Así, en las líneas que siguen van a conocer al que bien podría configurar un batallón de tapados y que luego dejó de serlo…
Tapado 1: Alfonsín
Qué paradoja, no. Que le hayan puesto el apodo de tan ilustre presidente. Sin embargo, debo decir que lo había ganado solo por usar el mismo bigote y poseer similar medida en la cintura (la busarda, o sea).
Este hombre se ocupa nada menos de la tesorería. Y fíjate que aquí aparece la segunda de las curiosidades: el responsable de la guita pasa totalmente desapercibido a los ojos de los demás. Vos podrías decirme: “Eso no es tan raro. Es más, generalmente la mayoría de los que manejan plata son introvertidos y piensan más en los billetes que en las personas”. Sin embargo, dije eso porque entiendo que un tipo de extrema confianza, como exige ese puesto, debería ser medianamente conocido. Pero no. Resulta que a Alfonsín son muy pocos los que le saben su verdadero nombre. Y menos los que cruzaron alguna palabra con él durante el almuerzo.
Tapado 2: Pepiro
Mezcla de Pepe y Ramiro, supongo que de ahí el alias.
Pepiro cumple roles de jefeaúnnodesignadodeldepósito. Lo digo así, todo junto, porque es de esa forma como él mismo se presenta cuando le preguntan por su cargo.
Como sucede en muchas empresas, se le da responsabilidad a alguien pero no autoridad y entonces algunos colaboradores, ante una orden, le enrostran que no es nadie para darles cosas que hacer. Otros sí lo respetan un poco por historia o simple civilidad, si lo querés en otras palabras.
Pepiro se siente un poco frustrado porque cree que no es reconocido lo suficiente. Que si bien tiene un plus salarial, el hecho de que no lo hayan nombrado jefe delante de los demás lo deja en un lugar confuso, como una especie de limbo.
Tapado 3: Ismael de las Mercedes Cáceres
Corpulento muchachón llegado de las cálidas y rojas tierras del Dorado, en Misiones.
Hoy día casi un santafesino dado que su mujer y tres hijas son oriundas de nuestra ciudad. Con todo esto, Ismael se reniega a confundir “elle” con “she” en su conversación.
El Isma cumplió siempre el rol de asistente de ventas. Esto significa que es la persona a quien acuden los viajantes cada vez que necesitan algo, debiendo decir que eso pasa bastante seguido. Por ejemplo, cuando no entienden alguna cuestión del sistema y quieren saber el stock de algo, en lugar de hacerlo ellos solos, es más fácil levantar el teléfono y hablar con el Isma que “siempre tiene buena onda” según manifiesta el equipo de ventas casi a coro.
“Claro que me molesta ganar menos de la mitad que estos tipos. Pero más me molesta que nunca, nunca me felicitaron cuando redondean un buen año de ventas. Parece que todo el mérito es de los viajantes. Como que mi trabajo no vale… eso sí, que no me equivoque y le pase mal un número porque ahí sí son los primeros que van a quejarse al gerente de mi trabajo. En esa situación me vuelvo importante de golpe…”.
Tapada 4: Jogelina
No es Jorge, sino Jogelina. ¿Podés creer que su mamá era gangosa, y cuando fue a anotarla el muy turro del Registro Civil escribió tal cual lo que había escuchado, y le estampó ese nombre en el DNI?
A Jogelina la entrevisté por primera vez no hace mucho y la encontré bastante dispersa. Había sido mamá recientemente y la verdad es que tenía más la cabeza en su bebé que en la charla conmigo (y lo bien que hace, pensé en mi fuero íntimo).
De todos modos, me pareció una muchacha muy despierta, entusiasmada y con mucha vocación por crecer en la compañía. Me dijo: “Uno de los grandes problemas que tengo es que quiero desarrollarme acá, desde el punto de vista profesional, pero tengo la sensación de que nadie me ve. Mi jefa no me hizo jamás un comentario acerca de mi desempeño, por lo que no sé si hago las cosas bien o mal. Encima esto del embarazo no me ayudó. Viste que son bastante conservadores y sinceramente no me los imagino ascendiéndome, en mi condición de madre”.
Tapado 5: Mauri
Según relatan sus padres, el acto de la concepción coincidió con una opípara cena de merluza a la manteca negra, habiendo adquirido el escamoso animal en un reconocido comercio con el mismo nombre. De ahí, la razón de su nombre.
“Entré hace 6 meses pero ya me siento parte de esto. Está bien que yo siempre fui así. Soy de engancharme enseguida con el que me da trabajo y super responsable. Todos me lo dicen. Mi mamá, las profesoras del Sara…”.
Podrán escuchar el tono juvenil en las palabras del Mauri y así es. No supera los veinte añitos pero ya tiene en su haber dos trabajos previos, uno como repositor y otro como ayudante en un Estudio Contable.
“Tiré un par de ideas a la semana nomás. Calculo que por eso nadie me escuchó demasiado y lo entiendo. Pensarán que no tengo mucho derecho a hablar porque soy nuevo, y un poco de razón tienen…”.
5 tipos audaces
Más resulta que un día estos cinco se cansaron de pasar desapercibidos y crearon su propio emprendimiento que, al momento en que ud. está leyendo, facturó en lo que va de 2019 más de dos millones y medio de mangos.
El momento crítico fue una tarde que llovían gatos del cielo, en el que esta pandilla convergió en la garita del colectivo 4. Todos iban para el mismo lado todos los días, pero no era ese su único punto en común: a ellos les picaba el bichito de abandonar a los jefes que no les prestaban atención y también les encantaban las fiestas, mientras más multitudinarias mejor.
Esa tarde, mientras el colectivo no venía e iban mojándose cada vez más sus zapatos, fue Jogelina quien lanzó una admonición al aire que fue providencial: “Qué ganas de estar ahora escuchando música, con gente divertida…”. Entonces, Mauri tomó el guante y dijo: “Esaa, bien Joge… ¡Banco a muerte esa idea!”. A lo que Pepiro manifestó que a él no había cosa que le gustase más que el mes de diciembre, por la cantidad de festejos que había, cuestión que hizo asentir al mismísimo Alfonsín y sacar una sonrisa al corpulento Isma.
Me imagino ese momento como en esas pelis en donde de golpe el cielo se abre, dejando ver un chorro de luz sobre los protagonistas y sacando de foco a todo el resto. Esas situaciones de iluminación colectiva en donde, en un tris, todos comprenden la profundidad del encuentro. Esa epifanía de darte cuenta que no estás solo. Que podés compartir tiempo, intereses y deseos con los demás.
Así, durante los sucesivos viajes trataban de sentarse juntos y mientras hablaban, se daban cuenta que un proyecto iba dibujándose en sus mentes. Aquello que comenzó como un comentario desubicado, en términos de la actual jefa administrativa Joge, se transformó en un negocio. Ese divague que compartían de tener una empresa empezaba a tomar cada vez más y más forma. De hecho, además de esos encuentros, empezaron a reunirse en casa del más realista y quien más conocía del manejo de fondos: Alfonsín.
Todos los sábados por la mañana cada quien tenía su responsabilidad: uno llevaba los bizcochos, otro la compu, uno anotaba todo, otro buscaba los contactos para llamar y el último era el encargado (informal, claro) de mantener el buen humor del equipo.
Habían decidido formar una empresa de catering y organización de eventos porque era lo que más les gustaba a todos, como habían aprendido aquella tarde, en la garita.
En sus albores se dedicaban a cumpleaños infantiles y de 40 años. Luego, se animaron con los de 15 y casamientos.
A medida que pasaba el tiempo iban haciéndose cada vez más y más conocidos, gracias al boca a boca. Aparecieron los primeros eventos: el día del metalúrgico, la convención de ingenieros… A estas alturas habían renunciado hace rato a la empresa que los reunió porque claro, era imposible dedicarse a las dos cosas en simultáneo.
Hoy ya son una reconocida organización en la zona y debo decir también que una de las más reputadas y menos baratas por cierto. Si un día tenés un evento y querés contratar a los mejores, te paso su contacto. La organización se llama “Los Tapados”.