Enseñanzas del nerd de la oficina


Aunque el avance tecnológico no da tregua, hay diez cosas que las máquinas jamás podrán copiar a los humanos.

 

Textos. Psic. Gustavo Giorgi.

 

No tengo idea de cuál es el origen de la palabra nerd pero si hay algún lector de estas líneas que nunca la haya escuchado, le diré que alude a esas personas con una inteligencia superior a la del promedio y un poco nabo para vincularse con los demás. Entre tímidos, introvertidos y con baja autoestima.

 

 

El de nuestra oficina se llama Rafael. Sus papás le pusieron ese nombre (lógico) pero lo loco es que por cosas distintas: El padre porque le gusta el pintor renacentista. Y la mamá porque le gusta el cantor. Evidentemente el amor está lleno de coincidencias pavas.

 

El pibe rondará los treinta y es el encargado de arreglar y configurar las compus. Yo soy uno de los pocos que le presta atención y el motivo es que me resulta fascinante el avance tecnológico en nuestras vidas. ¿Cómo hay carreras diseñadas para aprender Internet de las cosas (IoT) y la velocidad para manejar grandes volúmenes de información?. Admito en esto que el asunto este de Facebook también es un tema recurrente de los últimos días. Recuerdo, por ejemplo, que hará un mes debatíamos acerca de la imposibilidad total de asegurar la neutralidad de los contenidos en los sitios web. Y también reconozco mi temor por lo que los robots serán capaces de hacer, reemplazando a los humanos con sus correspondientes empleos. Esto es justamente el nervio de lo que sigue. Y mi preocupación.

 

“No es para tanto esto de la Inteligencia Artificial. O sí bah… Obvio que va a haber un montón de tareas que podrán hacer las máquinas. Y ojo que no te hablo solo la de los obreros… también varias profesiones deberán reinventarse para no extinguirse…” dice Rafa. Él toma licuado y yo un cortado en jarrita, pero no es un obstáculo para la conversación. Siento que me escucha con atención cuando le digo: “Por ejemplo, los contadores que solo liquidan impuestos. Si a una compu le metés los suficientes datos, no faltará mucho para que puedas ahorrarte de pagarle a un tipo para que lo haga. ¡Y los médicos! Hasta ahora tan tranquilos… yo no sé si en un par de años no va a existir un mega escáner que pueda diagnosticar y tratar los males del cuerpo… ahí si que ¡chau dotor!”. Y aquí descienden, como una epifanía, sus palabras que hoy les quiero transmitir: “Igualmente, te voy a decir todo lo que un ordenador jamás podrá copiarnos…”

 

1. Hacer un chiste.

 

– “No me refiero a contar uno, sino a construir uno. Como cuando se te ocurre un apodo para alguien o le explicás a un amigo algo ridículo que te pasó el fin de semana”.
– “Tenés razón!. Lo que pasa es que el chiste tiene una relación directa con nuestro inconciente dijo Freud y se mandó tremendo texto!”.
– “El caso es que por más inteligente o desarrollada que sea una computadora, jamás tendrá la ocurrencia justa en el momento adecuado. Así le conectes cámaras para que vea todo lo que pasa, aún con cierto poder de interpretación, nunca se le ocurrirá un comentario gracioso. En ese sentido, debo decir que las máquinas carecen de humor”.

 

2. Usar la ironía.

 

¿Qué es exactamente la ironía? Es decir una cosa por otra con intención. “Cualidad exclusivamente humana y la segunda de las incopiables, si me permitís inventar una palabra. Fijate, sin ir más lejos, la respuesta de Virginia el lunes, cuando te dijo °Y, seguro que te regalan a vos al viaje, como sos tan eficiente y responsable°”.
– “¿Vos decís que fue una ironía eso?”
– “¡Obvio papá! Bueno, eso mismo jamás podría habértelo dicho una notebook. Y no es porque sean poco inteligentes eh… Como te darás cuenta, las dos primeras son ciento por ciento maniobras del lenguaje, pero especiales”.
– “Claro, no pasaría con el doble sentido, que SÍ podrían copiar”, le respondo haciéndome el interesante pero carente por completo de tal certeza.

 

3. Entusiasmarse con algo.

 

– “Esta es la mía -me digo. Cuando tenés una situación nueva, por caso un desafío en el trabajo o te vas a ver con esa chica que te gusta, aparecen en el cuerpo y la mente unas sensaciones únicas. Técnicamente son la manifestación de un estrés positivo: sudás más de la cuenta, pensás más rápido, estás contento, en fin…”.
– “Exacto. En eso también somos inigualables. A la compu le da lo mismo ganarle una partida de ajedrez a Kasparov que sumar cuánto le debés al almacenero”.

 

4. Soñar.

 

Si bien es un mecanismo de descanso, indispensable para metabolizar sustancias y reponer energías para el cuerpo, es innegable que también el hecho de dormir es la condición necesaria para soñar. Que si bien hay sueños placenteros y pesadillas, reconozcamos que ambos son de dominio exclusivamente humanos. Las compus no lo necesitan, y se lo pierden…

 

5. Sorprenderse.

 

– “Sería muy ridículo que cargues un par de coordenadas, y luego escuchar un sonoro Oooohhhh!!! Te reíste eh… Pero pensá si no es verdad. No te imaginás una compu que dé un salto después de desfragmentarla”.

 

6. Desear.

 

– “No lo pueden hacer por algo fundamental: Querer algo significa reconocer que te falta algo, y eso está vedado para las máquinas”.
– “Es cierto. Y también es verdad que posiblemente esa sea la razón de nuestro sufrimiento pero a la vez lo que nos permite estar vivos. Freud hablaba del Principio de Nirvana como un estado imaginario de ausencia total de deseo, y lo asemejaba con estar muerto…”.

 

7. Conciencia plena de muerte.

 

– “Posiblemente esto sea una ventaja y un punto a favor para las computadoras. Ellas, como nosotros, desconocen por completo cuándo será su último suspiro. Pero la diferencia principal es que no tienen la menor idea de que ese día llegará inexorablemente. Digo que esto es a su favor porque supongo que te evita muchas preocupaciones”.

 

8. Preocuparse

 

Esto también es propiamente humano: Anticipar desgracias que posiblemente jamás ocurran. Sí creo que las PCs podrán desarrollar parches de seguridad, que le permitan anticiparse a problemas y evitar que aparezcan. “Claro, pero eso no es preocuparse, eso sería más bien ocuparse”.

 

9. Enamorarse

 

Tan simple y complejo a la vez. Estudiado desde distintos lugares, pero sobre todas las cosas, disfrutado por muchas personas. Este gozo (por momentos sufriente, también) que nos motoriza tampoco puede ser experimentado o reproducido de manera digital. “¡Lo lamento, máquinas!”, dice Rafa mientras gira su vaso acompasadamente…

 

10. El arte.

 

Hacer poesía, una canción o simplemente la contemplación de la belleza está vedado para las computadoras. Así su operador le enseñe palabras, armonías o a mover pinceles y colores con la mejor técnica, ellas no poseen algo vital de la esencia humana: la sensibilidad. Freud piensa que la expresión artística es el resultado de un mecanismo de sublimación, y otro producto del inconciente (exclusivamente de los sujetos).

 

Al final de la charla, Rafael se entona como si hubiese tomado en lugar de licuado un whiscacho, se sube a la mesa y pontifica: “¿Cuál es la salida… el remedio para los humanos? Sigamos deseando, soñando, sorprendiéndonos… Ríamonos y así aseguraremos, nada más y nada menos que nuestra propia supervivencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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