Tarea complicada para muchos, sencilla para otros, planchar también tiene su arte.
La tabla
El soporte y el contexto importan. Una tabla metálica con una funda especial será lo básico que necesitarás. En el caso de que no tengamos, bastará con una mesa y una manta de algodón y un paño.
La ropa húmeda
Es importante que la ropa esté algo húmeda cuando vayamos a plancharla, ya que si está seca, por mucho que planches, las arrugas van a seguir estando. Y si pasas mucho la plancha, puede que hasta quemes el tejido. Así que, si ya está seca del todo, bastaría con humedecerla un poco con un spray de agua.
Atención a las etiquetas
Antes de empezar a planchar es importante organizar la ropa.. Haz una selección por tejidos, ya que es un error habitual planchar toda la ropa con la misma temperatura. Empieza por lo que sea más delicado. Para ello, es importante prestar atención a las etiquetas de la ropa.
La ropa del revés
Para evitar destrozar estampados o partes más delicadas de algunas prendas, conviene darles la vuelta para mantenerlas intactas.
La plancha siempre limpia
Como cualquier otro electrodoméstico o artículo de casa, también hay que limpiar la plancha. Para mantenerla a punto, bastaría con pasar un paño de algodón húmedo por la superficie antes y después de cada planchado. Y, por supuesto, con la plancha desconectada de la corriente.
Cambiar el agua
También es muy común dejar el mismo agua en la plancha para varias veces. Error. Esto puede producir la formación de algas que dañarán, lógicamente, nuestra ropa y la plancha en sí.
Hacerlo en tandas
Esa manía habitual de dejar unas horas a la semana para pegarse la ‘panzada’ a planchar todo de golpe es otro error. La plancha termina recalentándose y puede dañar determinados tejidos que no soportan tanto calor. Mejor hacerlo por tandas. En caso de que no puedas evitarlo intenta organizar las prendas que tengas que planchar de más delicado a más fuerte. Cosa de que si se recalienta la plancha, lo haga cuando estemos con las prendas más resistentes.