Fin de la relación: cómo cambia el lenguaje


Una investigación reveló que la forma de hablar anticipa una posible ruptura incluso varios meses antes de que ocurra.

Si bien es cierto que la mayoría de problemas de una pareja se solucionan hablando, ese hablar también puede dar indicios de que algo está fallando. Según expertos en el área de parejas, el lenguaje en una relación cambia varios meses antes de finalizar el vínculo. Específicamente, esta alteración se produce tres meses antes de que ocurra la ruptura y no vuelve a normalizarse hasta al menos seis meses después.

En lo que respecta al lenguaje textual, en sus mensajes estas personas emplean mucho el uso de mayúsculas y hacen un uso excesivo de los signos de exclamación. Otro de los cambios que se han observado es que quienes están próximos a una ruptura recurren a términos como «haría», «debería» y «porque», como consecuencia de intentar resolver un proceso cognitivo que no entienden.

Sumado a esto, son propensos a decir «muy» y «mucho». Y hacen uso continuo del «nunca» y del «no» para resolver situaciones o problemas incómodos.

Lo preocupante es cuando se observa que las personas se enfadan más al interrumpirlas. Ese momento denota que la cabeza está en otro lugar y que cualquier problema extra que se sume a su psiquis hará que estalle todo por los aires. 

Meses antes de la ruptura, la vida de la persona ya se ve afectada, siente que la pareja no se encuentra en su mejor momento y eso se refleja en su habla. La inconsciencia de estos actos se alarga hasta el momento en que uno acepta el final de su relación.

Ahora bien, si se habla de motivos, muchas rupturas se deben a una mala comunicación. En psicología, se habla de «inferencias» y consiste en sacar conclusiones de una información o anticiparse a los hechos. Esa conducta conduce a una dinámica tóxica que acaba por destruir la relación.

Es clave, si se está intentando salvar una pareja, evitar el uso de expresiones que puedan dañar a la otra persona, tales como: «yo creía que te importaría» o «yo pensaba que…». Este tipo de acciones producen un desgaste en la relación y crean una sensación de resentimiento, orgullo e ira acumulada.

Proceso de una ruptura

Los expertos hablan de cuatro etapas bien marcadas antes del quiebre: la primera es la percepción de la existencia de un problema, la segunda es cuando uno cae en la gravedad del problema, la tercera es la dificultad para encontrar una solución y por último la cuarta la aceptación de que la relación se ha terminado.

Lo más llamativo es que resulta muy común, una vez finalizada la relación, que alguna de las partes diga la célebre frase «en el fondo yo sabía que íbamos a terminar». Un reflejo de lo que el inconsciente intuía.

Exponer la relación públicamente, un riesgo

La falta de respuestas o de soluciones a los problemas en el seno de una relación puede llevar a que la persona los exponga en Internet. Las redes sociales y los foros facilitan el debate y la discusión, pero no siempre son una buena opción para los problemas de pareja.

La cuestión está en que exponer la relación a terceras personas sin hablar antes con la pareja puede agravar la situación. Hablar con personas que quizá han pasado por lo mismo, puede llevar a tomar decisiones precipitadas o incluso a empeorar el malestar.

Esta dinámica, además, puede ser contraproducente para la pareja, ya que puede crear un malestar en la otra persona al saber que su intimidad ha sido expuesta. El hecho de que uno de los miembros de la pareja no esté recibiendo información de terceros y el otro sí también puede contaminar la relación. Lo ideal es hablar de estos temas de pareja en público una vez que han sido resueltos, y siempre desde una perspectiva constructiva.

Los psicólogos sugieren que es importante decir a la pareja las cosas que nos gustan, porque muchas veces las damos por hecho. Toda pareja necesita el refuerzo positivo de escuchar aquellas cosas que hacen bien. Son pequeños detalles que alientan el amor.

Resulta vital comprender que la comunicación en una pareja es fundamental y ha de prevalecer siempre respecto a otras alternativas.

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