¡Grande Pa!


Cultural y tradicionalmente estábamos acostumbrados a distinguir y asociar ciertas actividades y roles de acuerdo al género, según los cuales unas eran asignadas exclusivamente a la mujer y otras determinadas como responsabilidad inherente al hombre.

Por Nadia Novillo

No es ninguna novedad que las tareas relacionadas al hogar y crianza de los hijos históricamente estaban reservadas y eran competencia de las mujeres aún cuando ellas salieran a trabajar fuera de casa.

Pero también es cierto que a medida que las mujeres fuimos ganando reconocimiento e igualdad de derechos y oportunidades, crecimos, evolucionamos, nos liberamos de esas costumbres que veníamos heredando de otras generaciones y fuimos nosotras las que entendimos que esas tareas y roles no eran solo nuestras sino que debían ser compartidas, aunque fue un lento proceso de aprendizaje comenzar a delegarlas.

Hoy esa idea e imagen del hombre como encargado de proveer el sustento económico y figura que impone autoridad y disciplina , manteniéndose al margen de cuestiones hogareñas y del cuidado de los niños quedó obsoleta, incluso me atrevo a decir que es un pensamiento retrógrado que atrasa.

Haciendo mea culpa como mujer, hago una salvedad dándole un crédito en su defensa a ellos y los eximo de la culpa de estar tantas horas trabajando fuera de casa ajenos a lo que ocurría en el hogar, porque de alguna manera así estaba establecido e impuesto, y no era una cuestión que el hombre no se involucrara en ese terreno porque no le interesara o no quisiera sino que era de ese modo como funcionaba la familia.

De hecho es llamativo ver cómo nuestros padres, hoy abuelos, hacen con sus nietos cosas que no hicieron con nosotros sus hijos.

Suena curioso y contradictorio cuando escuchamos comentarios en boca de una mujer del tipo “cómo te ayuda tu marido”, “qué colaborador es tu esposo”, “qué buen papá, va las reuniones del colegio”.

Por un lado queremos sacarnos el estigma de que la mujer es la encargada del funcionamiento del hogar y la asistencia de los chicos pero por otro destacamos la ayuda, colaboración, y participación de ellos como si fuera una virtud o un mérito.

Incluso hoy en día sigue habiendo cierto prejuicio, se juzga y se generan habladurías y perspicacias en torno de esas familias donde papá se queda en casa tomando las riendas del hogar y mamá es quien sale a trabajar.

Debemos abrir el juego y nuestra mente, entender y aceptar que las tareas de organización, limpieza, orden, mantenimiento y funcionamiento del hogar como la educación de los hijos competen por igual a ambos integrantes de una pareja, la familia debe funcionar como un gran equipo.

Dejemos atrás viejos estereotipos, modelos sociales y culturales, amiguémonos y naturalicemos están nueva generación de papá amo de casa, papá cocina, papá se ocupa, papá llora y se emociona, papá juega, papá limpia y ordena, papá diseña y decora, papá hace las compras, papá cambia pañales, papá me viste y peina, papá prepara mamaderas, papá plancha uniformes, papá lava los platos, papá actúa y baila en el acto del colegio, papá me lleva al pediatra, papá me borda flores en el traje para la fiesta de la primavera, papá me prepara la vianda para el cole, papá hace las camas, papá me hace las mejores trenzas, papá tiende la ropa, papá me enseña matemáticas, papá me lleva, me busca y me trae.

Fundamentalmente papá me mima y me da amor, me brinda no solo protección, atención y cuidados, sino más allá de que trabaje muchas horas fuera de casa me regala calidad de tiempo compartido.

Festejamos, celebramos, aplaudimos y abrazamos a todos los súper papás en su día, convencida que seguramente para todos y cada uno, el suyo es el mejor del mundo.

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