Identidad y visibilidad en redes


En una entrevista telefónica, debido a la cuarentena, conversamos con Soledad Oggero sobre las nuevas formas de comunicar desde las redes sociales. Qué tener en cuenta, cómo abordar la creación de contenido de valor y de qué manera trabajar la propia marca fueron algunos de los temas de la charla.

Textos. Romina Santopietro. Fotos. Gentileza.

Soledad es Licenciada en Diseño de la Comunicación Visual y Directora Creativa de su propio emprendimiento.

La define su profesionalismo y empatía para fidelizar seguidores y clientes en redes sociales. Y parte de su marca registrada es la simpatía y amabilidad con que crea contenido para educar en el uso y apropiación de lenguaje en redes.

Tiene una cualidad para explicar que no es común: es cálida, da muchos ejemplos y es accesible.

Reniega de la etiqueta de influencer, no se reconoce como tal. Pero el término influencer no se limita sólo a la moda o al estilo de vida, abarca una diversidad de cuestiones. Su labor acerca de lo que implica la comunicación es una influencia positiva para todos quienes la escuchan.

Después de los saludos de rigor, la realidad impuesta por la pandemia de home office y relaciones virtuales que han impactado en todos, se convierte en eje del inicio de la charla.

«Esto tiene sus cosas a favor y en contra», analiza Sole. «Antes de la cuarentena yo había comenzado un co-work, porque creía que necesitaba un espacio físico para trabajar… pero ahora me lo estoy replanteando. ¡Seriamente!», afirma y se ríe. «Creo que cuando la emergencia sanitaria termine deberíamos mutar en un híbrido, donde puedas trabajar desde tu casa y puedas ir a la oficina cuando lo necesites. Que coexistan ambas maneras». En medio de las bromas sobre estar en pantuflas y sin peinarse muy seguido, entrevistada y entrevistadora coincidieron la ventaja del trabajo remoto.

«Esta situación de cuarentena ya introdujo un cambio del que no se va a poder volver atrás. Porque todos pensamos en ‘volver a la normalidad’ cuando todo pase, pero ¿a qué normalidad? Porque ya muchos se están planteando abrir una tienda virtual y seguir trabajando desde su casa, más si esto incluye dar de baja un alquiler o ampliar el rango de negocios, pudiendo vender fuera de la ciudad. Va a haber gente que siga teniendo su espacio, su comercio, hay clientes que les gusta ir a ver y probarse, elegir en persona… Pero también abre la posibilidad al comercio con otras ciudades, e inclusive a otros países. Y ¿por qué no tomar esa posibilidad? Yo aproveché todo este tiempo en capacitarme e invertir en conocimiento. Me di cuenta de lo rudimentario de los procesos y del tiempo que se pierde. Y la posibilidad que abre tomar la tecnología y los avances tecnológicos, aggiornarnos en el manejo de las redes sociales, es hacernos las cosas más fáciles. Claro que hay que aprender. Pero cuando aprendés, tal vez podés resolver en 10 minutos lo que antes llevaba hasta 4 horas. ¿Por qué no pensar en una vida más simple? Entiendo que el cambio produce resistencia y hasta rechazo», explica.

«Todo el mundo puede aprender. Trato de aconsejar a mis clientes o cuando brindo asesorías que sean simples para comunicar, que hablen claro, que todo el mundo te pueda entender. Porque estás educando, sobre lo que sabés hacer, sobre la especificidad de tu trabajo, de tu producto, de tu emprendimiento. Es un principio de la comunicación», afirma categóricamente.

Soledad fue parte de Digitalizate, un programa virtual de formación gratuito de capacitación sobre modelos de negocio para aumentar las ventas a través de las plataformas electrónicas. Junto con otros expositores conformaron el staff de profesionales que brindaron herramientas para más de 1.000 comerciantes y emprendedores de la ciudad.

Pero ¿en qué consiste este camino de ventas virtuales? ¿De qué manera se puede abordar?

«Lo importante es reconocer la comunicación y visibilidad en redes sociales. En mi caso, por ejemplo, yo soy mi propia marca. Mi trabajo es brindar asesoría para que se explote al máximo el canal de la red social. Entonces yo tengo primero una charla con el cliente, para saber qué hacen, cuál es el producto, conocer la competencia y ver de qué manera se pueden captar nuevos y potenciales clientes. Comencé a pensar ¿por qué no? y desde ahí sigo».

Crear contenido como aporte al crecimiento

Acerca de cómo generar contenido, Sole explica que es una visión integral: «es todo. Hay que tener en cuenta tus clientes potenciales, el canal -la red social-, el público al que vas a dirigir tu mensaje. Por ejemplo, si tu producto es ropa de señora, tu canal debería ser Facebook, porque es donde demográficamente se encuentra tu cliente potencial. Por eso es importante saber a qué tipo de cliente estás apuntando».

Crear contenido de valor implica generar contenidos con los que otro se sienta identificado. Sole amplía: «Que le genere un interés, o curiosidad. Que aporte algo valioso. No solo diciendo ‘este producto es lindo, este producto te va a servir, este producto es de calidad’… Tengo que apuntar a contar cómo te va a servir, qué beneficio puede aportar a tu vida, o con qué te podes identificar para que quieras comprar ese producto o acceder a ese servicio. ¿Qué significa eso? Que si vendo zapatos, no tengo que hablar solo de calzados todo el tiempo. Puedo hablar del concepto de slow moda, o de moda sustentable. O gestar alianzas con otros rubros que potencien el emprendimiento. Encontrar una excusa para reunirte con otros negocios o comercios, aunque no se complementen, porque también te va a dar visibilidad en las redes, va a enriquecer tu contenido. La clave es buscar el aporte de valor. Porque las personas no compran solo el producto o servicio. Compran bienestar, satisfacción, beneficios, comodidad. Entonces eso es lo que hay comunicar. Ya no alcanza con decir ‘este producto es el mejor’. Porque todos lo dicen. Personalizar el mensaje es hablar a la persona para que se identifique. Pongamos un ejemplo: una publicidad es una red social dice 50% de descuento en gimnasio Tal en el primer mes. Pero si yo publico el siguiente mensaje: ‘Si querés sentirte bien, gastar un poco de energía, cuidar tu salud y entenderte con tu cuerpo, probá unos días en gimnasio Tal a ver cómo te sentís’. ¿Cuál te llama más la atención? El concepto de hablarles a todos, terminó transformándose en un mensaje que finalmente no se dirige a nadie. Por eso buscamos que quien me lee, me escucha y me mira, se sienta identificado con lo que publico», describe.

Y profundiza: «cuando vos ofrecés un beneficio, como en este ejemplo, sentirte mejor, desconectate de la rutina del día… el precio deja de tener importancia. Y dejás de competir por precio. Es muy común que los emprendedores pongan precios bajitos, por lo que no pueden hacer descuentos, ya su precio es bajo y no completás tus costos. Trabajá ese valor. Comunicá tu valor, ese aporte que le estás dando a ese cliente y vas a ver que si le hablás directamente a las emociones -este concepto se llama neuroventa- está comprobado que las personas están dispuestas a pagar hasta un 30% el producto».

Para redondear la idea, ofrece otro ejemplo: «la joyería Tiffany es un claro ejemplo de esto. Es una joyería de mucho prestigio y es la más cara del mercado. Su packaging está patentado, sale 5 mil dólares. ¿Por qué es tan caro? Porque el valor simbólico que se le atribuye a un anillo de compromiso, donde todavía se piensa que el matrimonio es muy importante para la mujer, ese valor se traduce en ‘si me comprás un anillo en Tiffany, que es la joyería más cara del mundo, es porque me recontramil querés y me vas a cuidar y proteger’. Es la mujer y su entorno social quien le están dando ese marco, ese valor simbólico agregado. Que, claro, implica status, poder económico, pertenencia de clase y tantas cosas más…», se explaya. Y a veces, ¡también implica amor! Ya lo dijo Marilyn, los diamantes son los mejores amigos de una chica.

Pandemia y redes

El entorno generado por la cuarentena llevó a muchos comerciantes, emprendedores y simples «civiles» a enfrentarse de lleno con el ámbito virtual. La necesidad de adaptarse no se dio de manera gradual y llegó para quedarse.

«Lo importante es que seguimos comunicando. Van a cambiar un poco las formas, pero el sentido sigue siendo el mismo. Esto también nos facilita un poco la vida. No tener que trasladarte, gestionar mejor los tiempos, coordinar reuniones desde un celular… También se achican los costos, ya no solamente el tiempo. Si bien existía una surte de protocolo en los negocios, donde te tomabas un café con el cliente, o lo citabas para una reunión en la oficina… La cuarentena arrasó con eso. Ahora podés hacer una videollamada y es igual de válida y más práctica que una reunión en persona. Esto va a facilitar que quienes estén empezando puedan abarcar más mercado. ¡Desde tu casa! Con una computadora, internet, una red social y tu producto o servicio. Esto es maravilloso, porque cualquiera puede crearse su oportunidad sin tanta inversión inicial. Creo también que democratiza las opciones», finaliza.

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