La aplicación de insectos en sus heridas y las de sus congéneres, por parte de los chimpancés, podría tratarse de una forma de medicación, según planteó un grupo de investigadores.
Dicha conducta fue observada en el marco del Proyecto Chimpancé Ozouga, que se desarrolla en el Parque Nacional de Loango, Gabón, y es dirigido por el primatólogo Tobias Deschner y la bióloga cognitiva Simone Pika de la Universidad de Osnabrück, informó la agencia Europa Press.
Pika y Osnabrück analizan el comportamiento de una comunidad de 45 chimpancés, centrándose especialmente en sus relaciones sociales, interacciones y disputas con otros grupos, su comportamiento de caza, el uso de herramientas y sus habilidades cognitivas y comunicativas.
La investigación fue publicada en la revista científica inglesa Current Biology.
«La automedicación -en la que los individuos utilizan partes de plantas o sustancias no nutritivas para combatir patógenos o parásitos- fue observada en múltiples especies animales, como insectos, reptiles, aves y mamíferos», señaló la doctora Pika
En tanto, la especialista indicó que «los chimpancés y los bonobos, por ejemplo, tragan hojas de plantas con propiedades antihelmínticas y mastican hojas amargas que tienen propiedades químicas para matar parásitos intestinales».
Agregó que en esta investigación se proporcionó la «primera evidencia» de que los chimpancés capturan regularmente insectos y los aplican sobre heridas abiertas.
En este sentido, Alessandra Mascaro, entonces voluntaria del proyecto, señaló que en 2019 observó como una chimpancé, llamada Suzie, atendió el pie herido de su hija adolescente
Los investigadores señalan que estos comportamientos fueron realizados, únicamente, en beneficio de su miembro del grupo, precisó France Press.
«Para mí, que estoy interesada en las habilidades cognitivas de los chimpancés, fue especialmente llamativo presenciar que los individuos no sólo tratan sus propias heridas, sino también las de otros individuos no emparentados. Estos ejemplos de comportamientos claramente prosociales rara vez se observan en especies no humanas, pero estas observaciones pueden convencer ahora también a los escépticos», afirma Pika.
A partir de este descubrimiento, los investigadores pretenden recuperar las partes restantes del insecto para identificar la especie y realizar posteriormente bioensayos que investiguen las posibles propiedades farmacéuticas.
Además, el equipo investigará la dimensión social del comportamiento, como quiénes son los principales actores y quiénes los principales receptores del «tratamiento», así como los procesos de aprendizaje social que permiten su transmisión.
«Resulta fascinante comprobar que, tras décadas de investigación sobre los chimpancés salvajes, estos siguen sorprendiéndonos con nuevos e inesperados comportamientos», declaró Deschner, y agregó que «queda mucho por explorar y descubrir sobre nuestros parientes vivos más cercanos, y que por tanto debemos seguir esforzándonos mucho más en protegerlos en su hábitat natural».