La piel en invierno: consejos esenciales


Cuando llegan los meses más fríos del año no se tiene conciencia de los daños que este clima, la humedad y los cambios bruscos de temperatura ocasionan.

En invierno la piel se expone diariamente a multitud de agresiones que pueden resecarla y apagarla, estos efectos indeseados se pueden evitar teniendo en cuenta algunos consejos prácticos para mantener una piel sana y radiante.

Cuando llega el verano, se enciende una alarma que indica que es necesario proteger la piel de los rayos del sol. Sin embargo, cuando llegan los meses más fríos, no hay conciencia de los daños que este clima, la humedad y los cambios bruscos de temperatura ocasionan en la piel. Es que la climatología característica del invierno y las condiciones medioambientales cambiantes afectan claramente no sólo el estado de ánimo, sino también a el aspecto físico, sobre todo la piel.

El viento, el frío, la lluvia… son los principales desencadenantes de la sensibilidad de la piel, y el rostro es la parte que más los sufrirá. Aunque la piel tiene enzimas que la ayudan a soportar temperaturas inferiores a los 37ºC, pierde movilidad y elasticidad, se altera su barrera cutánea y se produce deshidratación y sequedad, e incluso irritaciones si la piel es sensible.

Leonor Prieto, directora científica de La Roche-Posay, afirma que el frío también causa vasoconstricción en los capilares de la piel, lo que provoca que no lleguen suficiente oxígeno ni nutrientes a la epidermis, dejando la piel con ese aspecto apagado tan poco favorecedor. Además, se retrasa el ciclo de renovación celular y se acumulan células muertas, causando una incómoda sensación de tirantez y falta de confort, pues esa capa de células impide que la secreción sebácea natural de la piel llegue a la superficie para nutrir la epidermis, dejando la piel totalmente desprotegida, seca y sensible.

El rostro y las manos son las zonas del cuerpo que más sufren durante el invierno. Además en esta temporada las calefacciones emiten sustancias que provocan la muerte de las células cutáneas y juegan en contra de la humedad natural de la piel. Hay que tener en cuenta también que cuando pasamos de ambientes cerrados con calefacción al frío de la calle, la piel se deshidrata y reseca mucho más, afectando a su elasticidad.

Y por supuesto, también afecta el hecho de que en invierno se usa más ropa, lo que entorpece el proceso de transpiración de la piel y eliminación de las células muertas.

Por todo ello, si se quieres pasar el invierno con buena cara no se pueden pasar por alto estos consejos prácticos para mantener una piel sana y radiante también en esta época del año. Una rutina de belleza que proteja la piel de las inclemencias del tiempo y se base en:

– Tratar de poner la calefacción a una temperatura moderada, evitando así una excesiva sequedad en espacios interiores.

– No olvidar tomar mucha agua (2 litros diarios), jugos e infusiones. Cuidar la piel evitando las bebidas alcohólicas y el café, pueden resecarla mucho. Aumentar el consumo de alimentos ricos en vitaminas (especialmente recomendable la vitamina C) y antioxidantes, como las frutas y las verduras.

– Comer frutas ricas en polifenoles que ayudan a mantener una piel sana. Espinacas, pescado, huevos y frutos secos también deben estar presentes en tu alimentación por su elevado contenido en vitamina E. La vitamina C es esencial en la salud de la piel y se encuentra en alimentos como la naranja, el kiwi, el limón y mandarina. Los alimentos ricos en vitamina A como las zanahorias y los frutos rojos son muy recomendables. El tomate es rico en licopeno, un gran antioxidante.

– Evitar las duchas y los baños demasiado calientes y, especialmente, no pasar mucho tiempo dentro de la bañera (no más de 20 minutos). Esto perjudica la epidermis y es malo para la circulación. Además, tras la ducha se aconseja terminar siempre con un chorro de agua fría, sobre todo en las piernas. Los términos medios siempre son los adecuados, por ello el agua templada es ideal. Por supuesto, tras la ducha o el baño hay que hidratar muy bien la piel. Un truco: al salir de la ducha, aprovechar el vapor para aplicar la crema hidratante en todo el cuerpo. Efecto spa sin moverse de casa.

-No abusar del jabón de ducha o geles y asegurarse de que siempre se usa el apropiado para cada tipo de piel. Se recomienda que sean suaves, neutros y no agresivos.

– La limpieza diaria es el primer paso de la rutina de belleza y es especialmente importante en épocas en las que los factores externos afectan a la piel en mayor medida, sin embargo, emplear un limpiador suave para evitar un resecamiento excesivo de la dermis y posibles irritaciones.

– Evitar lavar la cara con mucha frecuencia o aclarar la piel con abundante agua porque el exceso favorece la desecación de la piel. Realizar una limpieza cuidadosa, mañana y noche, eligiendo una limpiadora suave, que no aumente la agresión diaria que el frío ocasiona.

– Mucha hidratación. Es vital aplicar una cantidad generosa de crema hidratante y, si se tiene la piel muy seca, repetir la aplicación dos o tres veces al día. En casos en los que las pieles están especialmente secas, utilizar una crema nutritiva sobre la hidratante.

– Para reducir las arrugas superficiales y evitar que el frío las acentúe, apoyarse en cosméticos que contengan hidroxiácidos, retinol y vitamina C.

– Elegir una buena crema hidratante que tenga componentes humectantes (que atraigan el agua dentro de la piel), como la glicerina, urea, lactato sódico, etc., y componentes con efecto oclusivo (actúan de barrera, para impedir la pérdida de agua), como la lanolina, silicona y sus derivados.

– Nunca hay que olvidarse del cuidado de los labios, muy dañados por el frío. Resulta imprescindible usar protectores labiales con protección solar y sobre todo evitar humedecerlos con saliva cuando estén secos, porque aunque en un primer momento aporta una sensación de alivio, después produce una irritación y sequedad aún mayores. Recordar que su piel es más fina y carece de glándulas sudoríparas y sebáceas, por lo que regulan mal los cambios de temperatura. Una buena idea es dormir con una capa de vaselina en los labios para nutrirlos durante las horas de sueño. Es la forma más eficaz de evitar los labios secos y agrietados.

– Las manos son otra de las zonas más castigadas durante el invierno. Asegurarse de emplear cremas específicas para manos muy nutritivas que eviten que su delicada piel se reseque y pueda llegar incluso a cuartearse. No olvidar llevar la crema de manos siempre en el bolso para aplicarla según necesidad. En cuanto a las palmas de las manos, conviene mantener una humectación permanente con cremas, evitar los lavados frecuentes con jabones muy agresivos y el uso exagerado de alcohol en gel. Además, es muy recomendable aplicar soluciones de refuerzo como las mascarillas para manos una vez por semana. Para potenciar el efecto hidratante, aplicar una crema específica y después ponerse unos guantes, el calor ayudará a que el efecto hidratante se multiplique.

– En invierno, los pies suelen ser una de las zonas más olvidadas, sin embargo pueden verse sensiblemente afectados a causa del frío. No olvidar hidratarlos cada día con aceites naturales o lociones específicas. Elegir medias de fibras naturales transpirables, es ideal el algodón. Aprovechar el invierno para oxigenar las uñas de los pies y darles un respiro sin pintarlas.

– Evitar el alcohol y el cigarrillo, junto con el frío disminuyen la vascularización cutánea y aumentan las venitas, rojeces y la deshidratación.

– Por último, es bueno recordar que esta es la mejor época para someterse a tratamientos de rejuvenecimiento tipo peeling o láser.

Fuente: Mujer de Elite.

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