En esta entrevista con la psicóloga Carla Korol, se analizó el impacto de las redes sociales y los medios de comunicación en el conocimiento que consumimos sobre salud mental. La necesidad de abordar el tema de manera responsable y fundamentada, con información impartida por profesionales.
TEXTOS. ELIANA MORATIEL.
En los últimos años, el interés por la salud mental ha aumentado, a la vez que se ha generado un cambio positivo en la forma en que se aborda la temática en nuestra sociedad. Sin embargo, este auge también ha traído consigo una sobreinformación y difusión de información errónea que puede resultar perjudicial. La psicóloga Carla Korol (MAT.1880), compartió sus perspectivas y reflexiones sobre el tema.
-Con el auge de la temática de salud mental, por un lado se empezó a dejar de estigmatizar el tema, pero al mismo tiempo vemos información de la que no sabemos la procedencia. ¿Qué pensás sobre esto?.
En cuanto al auge de la salud mental, creo que está buenísimo porque se empezó a hablar de una manera saludable acerca, valga la redundancia, de la salud mental. Durante muchísimos años, estuvo muy estigmatizado el tema de ir al psicólogo o al psiquiatra era considerado para los «locos». Aunque estas creencias están menos arraigadas en los jóvenes y en la gente de mediana edad, aún persisten en las personas mayores y en ciertos sectores de la sociedad. Este estigma dificulta el acceso al tratamiento y la comprensión de que la salud mental es parte fundamental de nuestra vida.
Pero, por otro lado, existe un inconveniente: el exceso de información y la proliferación de personas no especializadas hablando sobre temas de salud mental. En un principio, fue beneficioso que muchas personas comenzaran a animarse a hablar y exponer sus experiencias. Sin embargo, también ha llevado a que muchas personas sin la formación adecuada, que pertenecen a otras áreas, empiecen a hablar de temas que no dominan por completo. Aunque no lo hagan con mala intención, esto puede resultar perjudicial para aquellos individuos que buscan soluciones.

-¿Qué papel tienen las redes sociales y los medios de comunicación en la difusión de información errónea sobre salud mental?
En la era de la inmediatez en la que vivimos, buscamos soluciones mágicas. Esto ha llevado a un aumento en la popularidad de terapias complementarias, alternativas o tratamientos no convencionales. Siempre es válido explorar diferentes opciones, pero siempre deben complementarse con un tratamiento tradicional respaldado por profesionales de la salud mental.
Hoy en día, estamos expuestos constantemente a una gran cantidad de contenido a través de los medios de comunicación masiva y las redes sociales. Desafortunadamente, gran parte de este contenido es contraproducente. Existen personas, como influencers y modelos, que se adentran en el ámbito de la salud emocional sin poseer la formación adecuada para abordar estos temas de manera responsable. Esto puede perjudicar a las personas vulnerables que buscan soluciones mágicas para sus problemas de salud mental.
-¿Qué impacto negativo puede tener en las personas que consuman esta desinformación?
La desinformación puede llevar a que las personas adopten un enfoque de auto diagnóstico, lo cual es problemático. Es común encontrar términos como «depresión» o «bipolaridad» utilizados de manera ligera y sin un verdadero entendimiento de su significado y repercusiones. Esto no solo puede ofender a quienes realmente padecen estas condiciones, sino que también puede llevar a una trivialización de problemas serios de salud mental. Es esencial entender que utilizar términos asociados a enfermedades psiquiátricas de forma inapropiada o como insultos afecta negativamente a las personas y vulnera sus derechos.

-¿Qué tipo de mensajes dañinos o cuestionables son más recurrentes en las redes?
En cuanto a los mensajes dañinos que se encuentran en las redes sociales, hay uno en particular que me preocupa mucho. Es la tendencia de mostrar una vida perfecta, donde todos aparentamos tener una existencia idílica, llena de comodidades, gustos y alegrías. Mostramos una realidad muy idealizada, ocultando nuestras vulnerabilidades, conflictos y dificultades. Esta representación parcial y sesgada de la vida puede generar un mensaje muy nocivo para aquellos que están pasando por momentos vulnerables.
Por ejemplo, cuando llega el verano, vemos en las redes a personas entrenando constantemente, siguiendo dietas extremas y mostrando cuerpos muy marcados. Esto puede hacer que otros se sientan mal consigo mismos, cuestionando por qué no pueden lograr lo mismo. Genera comparaciones y autocríticas negativas, especialmente en aquellos que tienen trastornos alimentarios. Es importante recordar que lo que se muestra en las redes no refleja necesariamente la realidad completa de una persona, sino una porción recortada y muy idealizada.
-Esa presión por mostrar una vida perfecta se relaciona también con el concepto de la «positividad tóxica»…
-La positividad tóxica es un fenómeno que vemos cada vez más en nuestra sociedad, especialmente con la explosión de las redes sociales. Se nos inculca la idea de mostrar una falsa alegría, ocultando nuestras emociones negativas. Todos parecemos estar bien, felices, comiendo en restaurantes y disfrutando de unas vacaciones. Sin embargo, esto es una gran falacia y una mentira que la sociedad nos ha impuesto. No mostramos la realidad completa de nuestras vidas: los conflictos familiares, los problemas internos, los malestares emocionales. Solo mostramos una versión recortada de la realidad, lo cual genera un malestar considerable.
El problema surge cuando estos días de malestar se acumulan y se convierten en la norma. Si esto ocurre la mayor parte del tiempo y no encontramos recursos ni soluciones, puede volverse problemático. Es importante reconocer que todos tenemos días malos y está perfectamente bien no sentirnos motivados para enfrentar el mundo en ciertos momentos. Tomarse licencias para no hacer nada está bien, sin juzgarnos a nosotros mismos. Sin embargo, cuando la positividad tóxica nos hace creer que no tenemos derecho a sentir dolor o malestar, es cuando se vuelve perjudicial.
La terapia nos brinda herramientas para discernir lo que es válido para cada uno de nosotros. Debemos aprender a centrarnos en nuestra propia realidad y evaluar si nuestro malestar es legítimo o no. Compararnos con situaciones extremas o alejadas de nuestra realidad no es productivo.
-¿Qué estrategias efectivas podemos utilizar para promover la conciencia y la educación en salud mental ?
– En mi opinión, una de las estrategias fundamentales es incorporar políticas de educación emocional en las escuelas. La educación emocional es crucial, ya que hay muchas habilidades que no se nos han enseñado adecuadamente, como la regulación emocional. Actualmente, muchos adultos carecen de la capacidad para tolerar la frustración y manejar adecuadamente sus emociones. Esto contribuye a una sociedad cada vez más violenta. Además, sería beneficioso implementar campañas de prevención de la violencia en el noviazgo y otras áreas relevantes.
– ¿Deberían los profesionales también hacer una autocrítica en su enfoque y práctica?
– Absolutamente. Es importante reconocer que algunos pacientes llegan con experiencias negativas de otros profesionales, lo que puede dificultar su voluntad de buscar ayuda nuevamente. Para superar esto, los profesionales deben adoptar un enfoque más cercano y comprensivo. Esto implica adaptar el lenguaje utilizado en la terapia, hablando de manera más accesible y evitando tecnicismos innecesarios. Asimismo, recordar detalles importantes de las sesiones anteriores y establecer una comunicación genuina con los pacientes es fundamental. Al realizar estas prácticas, los profesionales fortalecen el vínculo terapéutico y generan confianza en el proceso de tratamiento.