Madre e hija, Graciela Visintini y Macarena Perelló son líderes de Presisso, una empresa familiar en plena expansión y crecimiento. Desde su lugar, abren puertas, asumen nuevos roles y se animan a romper límites en el mundo de los negocios.
TEXTOS. Marina Zavala. FOTOS. Flavio Raina y Mauricio Garín.
Madre e hija. Graciela Visintini es licenciada en Química y Bioquímica, profesión que dejó a un lado para sumarse al liderazgo de Presisso, la empresa que dirige con su marido, Ricardo Perelló. Macarena estudió la Licenciatura en Comercialización y desde hace algunos años se incorporó a la empresa, junto a su hermano Laureano. Ambas transmiten seguridad y convicción, tienen sus roles claros y sus metas están definidas; se saben protagonistas en un ambiente que aún es manejado por varones, pero que está lleno de desafíos y oportunidades para ellas y para muchas otras mujeres que quieren abrirse paso en el mundo empresarial.

UNA SOCIEDAD DE MÁS DE 40 AÑOS
«Con Ricardo tenemos una vida en común de más de 40 años. Él es el fundador de la compañía -justamente cumplió 40 años en la empresa en 2022- y mientras fue evolucionando yo fui estudiando y preparándome para otras cosas. Estoy en la empresa desde hace 30 años, en parte para ayudarlo a él que no tenía un socio, solo no iba a poder porque sus metas eran muy importantes. Primero, me sumé part time, porque tenía pensado trabajar en mi carrera, pero más tarde tomé una decisión de vida: acompañarlo».
Así comenzó un camino de «colaboración conjunta» en el que cada uno hace lo que le gusta según sus habilidades. Graciela reconoce que su marido tiene un perfil de vendedor, muy arriesgado, especialmente en cuanto a las inversiones. Ella, en cambio, tiene un perfil conservador: le gusta tener todo organizado, ordenado y controlado. «Soy disciplinada y quiero que las personas que trabajan conmigo, también lo sean. En la empresa, administro y dirijo todo lo que tiene que ver con la planta; como Ricardo casi no está, yo estoy siempre en contacto con cada operario, y también con los proveedores y vendedores», afirma.
Así, cada uno con sus habilidades y competencias, pusieron los cimientos de una sociedad que creció hasta convertirse en una empresa líder en su rubro. «Nos ha llevado mucho tiempo -aclara- pero todo se hizo sobre cimientos fuertes, siendo consecuentes en la obtención de lo que pretendíamos y queríamos».

UN APORTE GENERACIONAL
Cuando Macarena nació, la empresa de sus padres ya estaba en marcha. Por eso, Presisso le resulta cercana y, también, parte de su propia vida.
Ya mucho más acá en el tiempo, se adentró de lleno en el trabajo de la compañía y fue pasando por distintas etapas. Resalta que siempre tuvo la posibilidad de elegir qué hacer o en qué área trabajar y que, con el paso del tiempo, se fue inclinando hacia un perfil comercial, cercano al trabajo que hace su papá. «Me gusta el trato con la gente -cuenta- la parte social, las relaciones comerciales, salir a buscar clientes. El trabajo administrativo, de oficina, no es lo mío, aunque lo hago si es necesario. Una diferencia muy importante entre las corporaciones y las empresas familiares, es que acá hacemos un poquito de todo, no nos encasillamos en una función o un rol. También es muy positivo saber tomar decisiones dentro de todas las áreas y a nivel de la dirección general».
Desde hace aproximadamente tres años Macarena se encarga de desarrollar el área de marketing de Presisso. Su tarea fue direccionar las acciones que ya se hacían pero sin objetivos claros. Organizó el sector y creó un equipo de trabajo especializado que pone en marcha la publicidad, promoción, branding y la comunicación tanto interna como externa de la compañía. «Es un trabajo interesante y puedo hacer mi aporte generacional. Yo notaba que la empresa, el producto que teníamos, el equipo de trabajo y la planta era todo como una bomba, pero no se estaba comunicando bien al público, no se estaba dando a conocer su potencial. Entonces empezamos a comunicarlo como tiene que ser», enfatiza.
«Cuando tuvimos la planta en Calchaquí -recuerda Graciela- toda la gente que nos visitaba nos preguntaba ‘¿Cómo puede ser que tengan semejante fábrica y nosotros no sepamos nada?’. Ahí empezamos a hacer cosas de forma muy esporádica hasta que ingresó Macarena, con su interés, y gente especializada que sabe mucho y nos fue orientando. Todo lo discutimos en familia, porque también se necesita la experiencia. Nosotros por una cuestión generacional no estamos muy activos en redes, pero sabemos lo que queremos, aunque muchas veces no sepamos cómo expresarlo o comunicarlo».

UN MUNDO LLENO DE DESAFÍOS
Como líderes y empresarias, tanto Graciela como Macarena reconocen el rol destacado que cumplen como mujeres en el mundo de los negocios. Desde ese lugar se saben protagonistas y desafían viejos mandatos.
«Nosotros en Presisso -dice Graciela- desde que comenzamos, nunca hicimos una diferenciación en la toma de empleados, sean hombres o mujeres, para nosotros todos son iguales. Y esto siempre lo hicimos en forma natural, no por seguir las prácticas del ‘buen empresario’. Mi mirada es femenina y la de mi marido, masculina; pero congeniamos y establecemos un criterio en común. Muchas veces tenemos el mismo pensamiento, pero con distintas formas. Las mujeres somos más observadoras. Si en la fábrica veo un empleado que no es productivo, lo convoco y charlamos para ver en qué se lo puede ayudar para que esté mejor; porque en la empresa las personas no somos indispensables, pero sí necesarias e importantes en cada uno de los puestos. Muchas veces las personas se abren o cuentan algo simple y uno puede facilitarles ayuda. La mujer, en ese sentido, es más abierta al diálogo».
Macarena, por su parte, asegura que en su familia siempre se vivió el empoderamiento femenino a través del ejemplo muy fuerte de mujeres trabajadoras y exitosas. En cuanto a su experiencia, recuerda que en el momento en el que empezó a trabajar en la fábrica, su familia le dejó elegir libremente qué tarea quería realizar, sin mandatos ni roles establecidos: «Tanto mi hermano como yo tuvimos las mismas posibilidades y las mismas capacidades para cumplir cualquier rol dentro de la empresa y eso fue muy importante».
«Creo -agrega- que el mundo ha cambiado un montón en cuanto al papel de la mujer en el trabajo, en la toma de decisiones y de espacios de poder; hoy está mucho más aceptado. Al principio, yo entendía cuál era la función de ir con mi papá y ser partícipe de una reunión, porque se trataba de entender el mundo de los negocios; pero me costaba porque todos eran hombres grandes, de la edad de mi papá, era un poco chocante o extraño. Las mujeres tenemos que romper el status quo en cuanto al lugar que, supuestamente, debemos ocupar en la sociedad. Muchas veces esos límites son autoimpuestos, somos nosotras las que decimos ‘este no es mi lugar’. Tenemos que desafiarnos. Hay ciertas cualidades que se asocian a los hombres, como la ambición o el sacrificio; eso quedó en el pasado. Nosotras también tenemos que ocupar ese lugar en la sociedad, sentir que también nos pertenecen esas características está buenísimo».

PRINCIPIOS Y VALORES
Ser parte de una empresa familiar tiene sus propios retos. Cotidianamente surgen diferencias en cuanto a las maneras de pensar o en las formas de encarar los problemas, también en las distintas generaciones con sus particulares miradas sobre el trabajo y la realidad. Macarena reconoce que no siempre es fácil compartir el trabajo con su mamá: «Más allá de ser familia, es difícil para cualquiera. También tiene un montón de pros vivir la experiencia, es hermoso más allá de los conflictos normales que podemos llegar a tener en cuanto a la personalidad de cada una. Se trata de aceptar a nuestros compañeros, y más si son familia, y poder trabajar juntos. Es un gran desafío asumir nuestra debilidad, reconocer aquello en lo que uno no es tan bueno, y aceptar cuando el otro te lo marca».
Donde no hay diferencias es en la claridad con la que madre e hija marcan la importancia que para ellas -y para toda la familia- tienen los valores más allá del dinero, el poder o la ambición. «Mis padres -cuenta Macarena- siempre nos marcaron mucho a mi y a mi hermano el trabajo de forma ética. Sabemos que, quizás, hubiéramos podido crecer más tomando otro camino o algunos atajos, pero esa nunca fue una opción».
«Fuimos creciendo paulatinamente -finaliza Graciela- pero siempre de forma sólida. Siempre mantuvimos nuestros principios éticos y de dignidad. No hay hipocresía: somos esto. Lo que pensamos, decimos y hacemos, está en absoluta sintonía. Esos valores son los que les transmitimos a nuestros hijos y también a la gente que trabaja con nosotros».

RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIA
Como parte de su programa de Responsabilidad Social Empresaria, Presisso desarrolla y se compromete con distintas acciones que tienen como objetivo el cuidado del medio ambiente, la sustentabilidad y la transformación de la sociedad en la que se inserta.
ECONOMÍA CIRCULAR. Presisso tiene un acuerdo con la Municipalidad de Calchaquí mediante el que ofrece los residuos que descarta -principalmente polvillos y virutas- para que se utilicen como abono. También se entregan recortes de maderas que se usan en talleres para adolescentes para fabricar otros productos, y retazos de marmolería que se pueden utilizar, mezclados con cemento, para hacer veredas. En definitiva, los residuos de la materia prima de la planta se transforman en otros productos, dando lugar así a una economía circular, comprometida con el medio ambiente y con la sociedad de la que es parte.
TRANSFORMAR EL AMBIENTE. La empresa apoya la apertura de la Tecnicatura Universitaria en Mantenimiento Industrial -en una extensión de la Facultad Regional Reconquista de la Universidad Tecnológica Nacional- en Calchaquí. Es una propuesta que comienza este año y que tiene 40 inscriptos, la misma será financiada entre distintas empresas de la ciudad. «Muchas personas van a tener la posibilidad de formarse sin tener que gastar para estudiar en Santa Fe o en Reconquista. Además, generalmente, cuando los chicos se van a estudiar afuera, luego no vuelven. Ahora van a tener la posibilidad de hacerlo en la misma ciudad. Los docentes son profesionales que van a llegar de afuera, así se va a ir generando un microclima de emprendedurismo. Estamos muy contentos por este logro y por ayudar de esta forma a nuestro pueblo, que es pequeño pero que tiene vías de proyección y de crecimiento», destaca Graciela Visintini.
SUSTENTABILIDAD. Cuidar el medio ambiente, generar pocos residuos -que son orgánicos- y no emitir partículas al exterior son algunos de los principios de sustentabilidad que Presisso procura sostener como práctica. Para eso la planta cuenta con un moderno y eficiente sistema de extractores de aserrín y polvillo; las cabinas de pintura tienen filtros que protegen tanto a quien pinta como al medio ambiente; y el agua que se utiliza para el corte de las mesadas, se recicla.