Libros: «Por amor al crimen»


En los cuentos de su último libro, Germán Cáceres despliega una riqueza que va más allá de la estructura, de la resolución de los conflictos e incluso más allá de la escritura misma.

TEXTOS. Enrique Butti. ILUSTRACIÖN. «Skull», de Jean-Michel Basquiat.

Las principales lecciones que nos dejó Borges atañen no a la escritura, ya que remedar o plagiar su escritura (gane o pierda los juicios María Kodama) resulta siempre patético, sino a la lectura. Son lecciones que están desperdigadas en toda su obra, conferencias y entrevistas incluidas. Suenan a conceptos que se repiten y, sin embargo, sostenidos con argumentos, citas y ejemplos siempre distintos, resultan conceptos difíciles de sintetizar. En su madurez renegó de la «Estética» de Benedetto Croce, cuya palabra clave es «expresión», y decía que después de mucho trajinar con las palabras había comprendido que lo importante en estética no era la expresión sino la alusión. Y las lecciones que Borges nos dejó sobre el gran arte de la lectura también tienen que ver con tal aprendizaje, con saber leer lo alusivo más allá de lo expresivo.

En los cuentos de «Por amor al crimen», Germán Cáceres despliega una riqueza que va más allá de la estructura, de la resolución de los conflictos e incluso más allá de la escritura misma. Son cuentos que explícitamente adhieren al género policial, en primer lugar porque suelen poner en acto la ejecución de un delito y porque se juega el suspenso de una intriga, pero sobre todo por el clima de inquietud y pesadilla en los que se mueven los rápida y netamente delineados personajes. Hay una metafísica infernal oculta en esas pesadillas, la de que cada cual crea su propio infierno si pierde una guía ética como principio y sustento.

El repaso de algunos argumentos presentes en «Por amor al crimen» quizás sirva para delinear su clima alucinatorio:

– Leemos el documento en el que su autor revela que será asesinado y las claves para reconocer a los culpables.

– Un hombre interpreta que un recurrente sueño de persecución es un sueño premonitorio. Descubre que tiene en la vida real un enemigo que para eludir la justicia necesita asesinarlo.

– Una mujer sube a un taxi y da una dirección en el corazón de un barrio muy peligroso. El taxista accede a llevarla sólo hasta la entrada del barrio en cuestión y discute con la mujer, una periodista que viaja a ese barrio para encontrarse con una asistente social; arguye que él no quiere que lo maten, que a esa gente hay que eliminarla, que el periodismo no sirve para nada. Cuando llegan y la mujer está por pagarle, el taxista le dispara, se mete entre los monoblocks del laberíntico barrio, descarga el cadáver y regresa a la capital, maldiciendo a la pasajera por el parco contenido de su cartera.

– Una mujer intenta registrar la existencia de otra vida después de la muerte, pero los fantasmas se oponen al experimento y la asesinan.

– Un pintor retrata a un magnate, quien acosado por sus sucios negocios debe borrar todas las huellas de su identidad, y no le bastará el pentimento con que el pintor tapa en el cuadro el rostro del retratado con una capucha.

– Un hombre estuvo en su adolescencia enamorado de una chica que no dejaba de humillarlo con afrentas que lo incentivaban a cultivarse. La reencuentra en su madurez, ella lo invita a su casa y él descubre que vive en la miseria. Escapa de ella al descubrirla despojada de su antigua soberbia.

– Un hombre es asesinado, y en la sobrevida de nueve meses que le toca a cada muerto, tal como imagina Saramago en una novela, el hombre descubre que su mujer y su amante han planeado su asesinato. Poco después también concretan el crimen de la esposa del amante. Junto, pues, a esa nueva muerta, planean la venganza y un futuro de felicidad cuando sobrevenga el verdadero destino tras esa última gestación de nueve meses.

Divididos en distintas secciones, los dieciocho cuentos de «Por amor al crimen», parten de una intriga policial para disparase hacia distintas regiones de lo fantástico o a distintas relaciones alusivas con las artes plásticas y el cine. Como la nuestra, la cotidianeidad hostil y violenta en la cual explotan esas fantasmagorías revelan el desierto que crea la represión de toda alta espiritualidad. Publicó Moglia Ediciones.

Previo La Samaritaine, aquella prestigiosa casa comercial de rango internacional
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