Textos. Psic. Gustavo Giorgi.
“¡Todo el día sentada ahí, en la computadora! ¿Hasta cuándo vas a seguir así hija?. ¿Por qué no te dejás de pavear con Instagram y eso y te ponés a buscar trabajo de una vez por todas?”.
“En lugar de bardearme podrías preguntarme por lo menos qué estoy haciendo… para que sepas, todas las mañanas cuando me ves acá no estoy en las redes sociales sino que lo que hago es justamente eso: buscar trabajo”.
La mamá se llama Ángeles y se dedica al oficio de ama de casa desde que decidió abandonar su empleo en una conocida editorial de la ciudad para dedicarse por completo a la crianza y cuidado de sus párvulos, quienes hoy rondan los 20 y aún desconocen qué se siente al poseer un empleo.
Del padre no hay demasiado que decir, excepto que es viajante de botonería. ¿No te resulta curioso que, ya entrados en el siglo XXI, alguien pueda mantener una familia a partir de vender esos artículos en la zona mesopotámica?
La nena que ilustra estas líneas lleva por apodo Memé y se caracteriza por ser un poco pizpireta (en términos abuelísticos) y bastante autoexigente. Además, su grado de tolerancia a la frustración es mínimo por lo que si algo o alguien no cumple con sus expectativas enseguida lo abandona, sea un potencial novio o una posible tarea.
Apenas salida del secundario empezó la carrera de diseño gráfico esgrimiendo como principales razones su gusto por el dibujo y sobre todas las cosas su pasión por las compus. De hecho, con muchísimo esfuerzo sus viejos le permitieron traerse una Mac de su viaje de 15 para que comience a canalizar ese talento con una poderosa notebook.
Debo decir que a 2 años de estudio, su desempeño es bueno en líneas generales, destacándose especialmente en todas las materias más prácticas que teóricas. Dice: “La verdad es que no aguanto mucho leer. A la página 20 o 30 me da un sueño tremendo y no puedo seguir. Por eso me siento mucho mejor cuando tengo que hacer un trabajo práctico que cuando rindo un parcial escrito. Es como que prefiero más el hacer, viste…”.
Ahora, que es tiempo de ir pensando las vacaciones (y porqué no, ya que estamos, en el futuro inmediato), resulta que Memé se dio cuenta repentinamente que para irse necesita dinero y parece que sus papás le cortaron el chorro. Así las cosas comenzó a buscarse un trabajito y como herramienta usó la que mejor sabía usar o sea la compu.
“Hay algunas recomendaciones que son claves para esto” nos enseña. “Por ejemplo, lo primero que debés hacer, además de hacer tu currículum y cargarlo en los portales de empleo, es prestar especial atención al uso que le das a tus redes sociales”.
“¡Viste que estás todo el día con Facebook y esas cosas!” le grita la madre mientras enjuaga al perro en el patio.
“Callate mamá… si fuera como vos decís, nunca hubiese conseguido trabajo. Bueno, sigo… Lo inicial es escribir en las redes tus ganas de tener empleo pero sin ser agresivo o criticar a ex empleadores. Tampoco sirve ponerse en víctima, diciendo que no te llamarán por no tener experiencia o por ser demasiado viejo. Si ponés eso, es como que reconocés que no tenés control de tus emociones, que sos de los que se quejan siempre o las dos cosas. Te digo que a ninguna empresa le interesa contratar una persona así”, pontifica Memé como si tuviera 30 años haciendo esto. En fin… Coincido con ella en que no es lo mismo ofrecerse que salir a buscar o no es lo mismo aparecer en las redes que exponerse.
“Por otro lado, a mí me dio resultado el hecho de mostrarme distinta o, mejor dicho, que hago cosas diferentes a los demás. De hecho, mi CV tiene un link que, si lo ves en la PC te envía directamente a un sitio en el que están varios de mis trabajos. El tema es que no colgué los que hice en el instituto, porque eso lo hace todo el mundo, sino los que hago por hobbie en mi casa. Los más jugados, los que más me gustan y más que nada los que me identifican” (1).
Memé comenta también que para ella fue útil contar su experiencia en actividades sociales, como voluntaria en un comedor. “Lo hago de corazón, no por caretearla. Y lo puse en el CV porque es importante y además también habla de mí. Pensé en su momento que si alguien lo leía iba a darse cuenta de que soy solidaria”.
“Lo tercero que hice fue colgar mensajes positivos en la red una vez por semana. Algunos los inventaba y otros los bajaba. Podía ser una frase, una idea o simplemente un deseo. La intención era por un lado animar a los que estaban igual que yo y por otro animarme a mí misma. La verdad es que no me resultó nada simpático ir viendo como pasaban los días y yo seguía ahí, sin novedades y viviendo de la mensualidad que me tiraban mis viejos…”.
“¡Ah! y una cosa que me acuerdo bien fue el día que me bocharon en Diseño 1. Llegué a casa hecha un trapo y lo primero que hice fue agarrar la compu y empezar a chatear con mis amigas. Estaba a punto de escribir barbaridades en contra del profesor pero por suerte me pude contener. Ese examen me hizo dar cuenta de que si quería trabajar de diseñadora, tenía que manejar muy bien el Ilustrator y que mi nivel en eso era patético. Terminé posteando más adelante que ese aplazo fue útil y me sirvió. Es más, luego de contarle eso a mi jefa actual me dijo que hablaba bien de mí, el hecho de ser resiliente porque podía aprovechar algo negativo que había vivido”.
Finalmente, Memé recomienda no olvidar que la paciencia también es una valiosa herramienta en tu búsqueda (quienes la conocemos sabemos muy bien que si algo a ella le cuesta es justamente esto).
“Seguramente tendrás momentos en los que querrás abandonar o estarás muy enojado. Guardate esos sentimientos para la intimidad y no los hagas públicos: La espera también hace valioso a aquel que sabe sacarle jugo”, dice citando un cartelito que vio en Snapchat hace un par de días…
1. Agrego en este punto que posiblemente una de las cosas más difíciles para los que buscan trabajo en la web sea el hecho de mostrar algo novedoso y personal. Hace unos meses acuñé el neologismo “incommoditizar” para ilustrar lo indispensable de no ser un commoditty y salir de la zona de confort como condiciones de éxito en este camino.