Louboutin, pionero en la diversidad de tonos nude


La firma francesa presentó una nueva colección que expande las declinaciones del color piel para incluir a todas las razas.

Textos. Soledad Vittori.

 

De un tiempo a esta parte, Christian Louboutin ha convertido el color nude en el centro de su obsesión, pero por una razón menos corporativa y más social: actualizar el “color carne” en pro de la diversidad racial. Y es que, la industria de la moda ha generalizado a lo largo de la historia la palabra nude para describir ese tono cercano a la piel blanca.

 

El exitoso diseñador de zapatos fue uno de los primeros en tomar medidas ante esta situación y decidió ampliar en sus colecciones las declinaciones del tono piel para representar a todas las etnias. Su primer lanzamiento tuvo lugar en el 2013, siendo una de las casas pioneras en esta índole. La cual, arrancó con cinco matices y esta temporada sumó dos más a su muestrario: “Christeriva” y “Cherrysandal”.

 

La diversidad, la tolerancia, la inclusión y la lucha contra la discriminación ha llegado al mundo de la moda con más fuerza que a ningún otro sector. Modelos, firmas y creadores están cada vez más involucrados con estos valores.

 

Por esta razón, luchan para que se reivindique lo que es un claro reflejo de una tradición y una historia racista, que se trasladó consecuentemente a diferentes sectores de la industrias de la moda.

 

Si uno se para a pensar, los maniquíes de casi todas las vidrieras de los locales del mundo están hechos para imitar la tez blanca; el maquillaje históricamente tuvo como foco la piel caucásica para la elaboración de sus productos, hasta que hace muy poco tiempo se empezaron a abrir mercados para incluir las diferentes gamas de colores; y la lencería también forma parte de esta tendencia discriminatoria al no sumar prendas de distintas tonalidades cuando una cliente pide un conjunto color piel.

 

Lo mismo ocurre con las modelos. Si bien en la actualidad hay una amplia inclusión en relación a otros tiempos, todavía es escasa la presencia de modelos de diferentes razas en comparación con el número de caucásicas que se pueden observar en los desfiles.

 

El problema central de esta cuestión está en que la sociedad naturalizó tanto esta situación que las personas no lo alcanzan a percibir como discriminación hasta que se realiza un análisis de fondo. La gente que ve una vidriera no se pregunta porque el maniquí es blanco dado que históricamente los maniquíes siempre fueron de ese color.

 

No obstante, llegó el momento de corregir estas fallas dado que esta tendencia, en su sentido más estrictamente sociológico, está al alza. Por lo cual, es tiempo de cambiar.

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