Ser físicamente activo, sumado a una dieta saludable y dejar de fumar, es una fórmula fundamental para mantener el corazón y los pulmones sanos. Caminar a paso ligero, correr, nadar, andar en bicicleta, patinar o saltar la cuerda tres o cuatro veces por semana puede mejorar la salud cardiovascular.
TEXTOS. Revista Nosotros. FUENTE DIM Salud. ASESORÖ: Dra. Liliana González, especialista en Cardiología.
La actividad física frecuente está asociada con una disminución en el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como la insuficiencia cardíaca, la hipertensión, infarto al miocardio, aneurisma, entre otras. El ejercicio regular puede prevenir la presión arterial alta, reducir los niveles de colesterol en la sangre, reduce el riesgo de morir prematuramente, ayuda a controlar el peso y a controlar los niveles de glucosa en sangre para personas con diabetes. También disminuye los sentimientos de depresión, ansiedad y el riesgo de cáncer de colon.
«La actividad física es todo movimiento corporal que genere gasto de energía. Según distintos estudios tiene efecto protector frente a la incidencia de las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, el infarto, la obesidad, la diabetes, la osteoporosis y algunos cánceres. Mejora la capacidad funcional, el estado anímico y psicológico y disminuye o retrasa las enfermedades e incapacidades relacionadas con la edad avanzada, incluso el deterioro cognitivo», explicó la Dra. Liliana González, especialista en Cardiología.
¿Es segura la actividad física en los cardiópatas?
La especialista informó que es importante tomar en cuenta la patología y realizar un chequeo con un cardiólogo, previo a comenzar cualquier actividad física. De darse una anormalidad, se requiere laboratorios, electrocardiograma, prueba de esfuerzo eco Doppler y un holter para evaluar factores de riesgo.
«En los pacientes no cardiópatas conocidos es muy poco frecuente; 1 de cada 1.000.000 promedio, siendo de alto impacto en la población debido a que generalmente se trata de deportistas sanos y jóvenes. Los pacientes con antecedentes, que no estén en etapas agudas de la enfermedad, pueden realizar asimismo algún tipo de actividad. Incluso sentados en silla para aquellos que no puedan realizar otro ejercicio por limitaciones ortopédicas o insuficiencia cardíaca crónica avanzada, sumados los pacientes en plan de trasplante cardíaco».
González indicó que el plan de ejercicios es de manera individual para los pacientes a evaluar cada etapa, intensidad de la actividad, duración del ejercicio con un cardiólogo o un profesor entrenado en cardiopatías. «Cuando el paciente se encuentra en etapa crónica con previo entrenamiento supervisado puede – con autorización de su médico – pasar a actividad no supervisada. Se recomienda chequeo cardiológico pautado entre el médico de cabecera y el rehabilitador. En cualquier persona se puede ampliar la movilización diaria. Por ejemplo, dejar el auto lejos del lugar de trabajo, caminar para hacer trámites o compras, dividir la caminata en varias partes durante el día, hacer uso de escaleras mientras sea posible. Los chequeos se deberán hacer de forma imprescindible previo a la actividad física cualquiera sean los antecedentes personales».
Tipos de actividad física
Actividad física aeróbica: mejora el consumo de oxígeno, la quema de grasas y carbohidratos, estimula el entrenamiento con disminución de la fatiga y mayor capacidad de ejercicio.
Entrenamiento muscular: evita la disminución de la masa muscular propia de la edad, mejora el fortalecimiento y seguridad en las actividades diarias.
Flexibilización: imprescindible para evitar la rigidez y las lesiones propias del sedentarismo o de la propia actividad física.
«La duración del ejercicio aeróbico recomendada es al menos 5 días a la semana de intensidad moderada, o 3 días a la semana intensidad alta o vigorosa. En cuanto al entrenamiento muscular se recomienda 2-3 veces por semana con 48 horas de separación entre las sesiones. Para una flexibilización adecuada se recomienda 2- 3 días a la semana más de 10 minutos. Se recomiendan especialmente los de coordinación, equilibrio, apertura y elongación de todas las articulaciones», indicó la doctora.
De acuerdo a la intensidad
Intensidad baja: bowling, criquet, golf, tiro, arquería, carrera, levantamiento de pesas, karate.
Intensidad moderada: esgrima, softbol, tenis de mesa, tenis doble, buceo esquí en descenso, gimnasia artística, hipismo, vóley.
Intensidad alta: carrera, hockey, maratón, squash, natación, triatlón, básquet, futbol, ciclismo, tenis, boxeo, esquí, rugby y alpinismo.
«No olvidar un ejercicio físico adecuado, agradable y fácil de realizar como el baile, ya sea exigente o de menor intensidad, como el tango, que está incluido en los entrenamientos de pacientes mayores con amplio impacto tanto en la salud cardiovascular como osteoarticular».