Mijail Botvinnik, el padre del ajedrez soviético


Por Nadir Dib ([email protected])

Hoy es el turno de uno de los más significativos campeones mundiales de ajedrez, Botvinnik, El Patriarca. Tal vez no era tan carismático como Fischer y Kasparov, pero, sin ningún lugar a dudas fue uno de los grandes. Nacido en Kuokkala (Rusia) el 17 de agosto de 1911, comenzó a jugar ajedrez no tan tempranamente, recién a sus 12 años, con un amigo de su hermano. Con un ajedrez totalmente casero, comenzó sus primeros pasos en el juego ciencia.

Ya a sus 13 años comenzaba a ganar los primeros campeonatos escolares, producto de una gran dedicación y fuerte apego al estudio, lo que lo llevó a cosechar sus primeros logros. Uno de ellos se produjo al derrotar al por entonces campeón del mundo, nuestro querido Raúl Capablanca, en una sesión de partida simultáneas, donde el cubano se refirió a Botvinnik como un niño con un futuro muy prometedor.

Capablanca no estaría equivocado, en 1927 Botvinnik juega sus primer campeonato soviético, quedando ubicado en el quinto lugar, por encima de fuertes jugadores de la época, y con tan solo 16 años, título que años más tarde conseguiría, en 1931, campeón Ruso a sus jóvenes 20 años.

En 1945 era el principal jugador en retar por el título del mundo al por entonces campeón Alexander Alekhine, hecho que no sucedería ya que el titulo quedaría vacante tras el fallecimiento de este último.

En 1948 se realizó un importante torneo con sede en La Haya y Moscú, para consagrar al actual campeón del mundo, título que momentáneamente había quedado vacante. En ese torneo participaron los jugadores más fuertes de la época, consagrándose campeón Mijail Botvinnik por 3 puntos de ventaja sobre su más inmediato perseguidor.

Defendió dicha corona frente a David Bronstein en 1951, en un match que terminaría igualado en 12 puntos, pero Botvinnik retendría dicha corona al verse beneficiado por carácter reglamentario, ya que en ese entonces, en caso de empate, retendría el título el campeón vigente.

En 1954 volvería a defender dicho título, esta vez frente a su querido amigo Vasili Smyslov, con idénticas características, empatarían dicha contienda, y una vez más, Mijail retendría el título.

Años más tarde, allá por 1957 perdería la corona de campeón mundial frente al mismo Smyslov, y un año más tarde la recuperaría, ya que por aquel entonces se concedía el derecho a revancha.

En 1960 cae derrotado frente al por entonces joven y muy creativo Mijail Tal, un súper jugador oriundo de Letonia. Como era costumbre, con su gran espíritu de lucha, un año más tarde, nuevamente lo recuperaría frente al genio de Riga.

En 1962 vuelve a perderlo contra el armenio ex campeón mundial, Tigran Petrosian, y ya no volvería a disputar otro match por el campeonato del mundo, ya que había cambiado la reglamentación, y no obtendría su derecho a revancha. Esto, sumada a la edad avanzada, se verían claramente reflejado en un match por el título del mundo, hecho que demanda de gran energía y plena forma física para soportar semejante desgaste.

Entre sus principales pergaminos, por si fuera poco, fue en 6 ocasiones campeón soviético, ganó innumerables Olimpiadas bajo la bandera Rusa, se consagro campeón en innumerables torneos, formó parte de la elite del ajedrez mundial durante más de 30 años. Además, como si eso no bastara, se recibió muy joven de ingeniero electrónico y volcó sus conocimientos al campo de la investigación tratando de desarrollar las primeras computadoras de ajedrez. Sin dudas fue el principal fundador de la escuela de ajedrez soviético, teniendo como discípulos entre destacados nombres como nada más y nada menos que Kasparov y Karpov, por citar algunos de sus alumnos.

Además de ser un jugador extremadamente estudioso y dedicado, era un gran atleta, realizaba una exhaustiva preparación física. Se había manifestado en reiteradas oportunidades políticamente bajo los lineamientos comunistas y se dice que era un hombre extremadamente desconfiado, carácter que ha forjado gracias al contexto histórico que le ha tocado atravesar.

Lamentablemente es uno de los pocos campeones mundiales que no ha venido a nuestro querido país. Pero hoy le rendimos homenaje en esta humilde pero no menos importante reivindicación de los campeones mundiales de ajedrez. ¡Viva el padre del ajedrez soviético, El Patriarca! ¡Viva Mijail Botvinnik!.

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