En esta entrega jazz joven con composiciones propias en el disco “Edén” del grupo del trompetista Sergio Wagner y la canción del Litoral en el acordeón expresivo de Javier Colli. Sonidos, paisajes e historias para descubrir.
Por Mili López.
“Edén”, Sergio Wagner Grupo
(2017, Blue Art Record)
“Edén” es un disco de jazz, aunque se cuelen otras músicas. Hay espacio para la improvisación pero siempre en concordancia con las sutilezas de la composición, manteniendo la idea original en búsqueda de melodías que enriquezcan a cada tema.
Una sonoridad singular con la dupla trompeta-trombón al frente, en un disco que está integrado en su totalidad por temas propios de este joven compositor. Es un aporte a engrosar los temas de jazz nacidos en estas tierras.
Canosa en trombón, Miguel Tarzia en guitarra, Leonel Cejas en contrabajo y Carto Brandán en batería. Esta formación de quinteto le da la fuerza necesaria en cuanto a lo rítmico y los instrumentos melódicos piden pista para lucir su paleta de colores.
Cuando lo irregular se vuelve regular es cuando los músicos hacen la «magia», el arte de convertir lo imposible en bello. “Edén” es un tema muy especial, con su métrica de 5 tiempos, difícil de ejecutar y de percibir, no logra evitar un melodismo conducido por los colores de la guitarra y la llevada de la base que maneja el clima sin detenerse en las barras de los compases.
La combinación del flugelhorn con el trombón contribuye con lo soft de la propuesta en general. Los solos de Wagner los lleva con medida y expresividad, por momentos resuena un Chet Baker cuando toma el flugel y aparece un solo fraseado, sin temor a lo figurativo y dándole prioridad al motivo.
El vibráfono de Fermín Merlo, en diálogo con el contrabajo y la guitarra amplían la diversidad tímbrica y arman un “colchón” sonoro en “Limpio de ayeres”, y lentamente se van incorporando los demás instrumentos con la trompeta y el trombón repartiendo la línea melódica, por momentos en arreglos por terceras y por momentos en un fluir compartido.
El preferido: “Marito”, dedicado al contrabajista Mariano Otero. Este tema tiene la impronta de canción y más aún por dos factores fundamentales: uno, que Wagner no toca la trompeta, sino el fender rhodes, de alguna manera está faltando «él» y al mismo tiempo está y dos, la voz marca la intención de canción aunque no tenga una letra, sólo sonidos. Los solos desaparecen para que la estructura de la misma este a merced de la «línea de fuerza» de la melodía, que no la abandona, y la concluye clara y sólida sobre la tonalidad. Está enmarcada en un estilo de jazz de los 90 de la fusión, con referencia al Pat Metheny de esos años.
“Barro” comienza con un solo de contrabajo al que se suma la batería y luego la dupla de vientos con una línea sencilla y recurrente a modo de coros. El vibráfono vuelve a aparecer con fuerza acompañando la melodía. Tiene sus momentos de tensión y otros de reposo, que se suceden entre las improvisaciones.
Este es un disco para disfrutar de corrido, para conocer los sonidos de una nueva escena del jazz. La inteligente manera de armar la lista de temas, permite un repertorio con temas más melódicos intercalados con otros con más potencia. La solidez de la base permite el lucimiento de los solos y la fluidez musical.
Escuchar “Marito” caminando por alguna playa del mundo
“Matizando Recuerdos”, Javier Colli
(2012, SFR)
Javier Colli es embajador de la música del litoral en el mundo. En este registro, junto a su expresivo acordeón, Yúnez Paiduj, en guitarra y voz y Osvaldo Lucero en bajo, voz y guitarra, hacen que la sonoridad sea explosiva
Se suceden polcas, chamamés, rasguidos dobles y canciones en una lista de trece tracks mostrando un abanico de expresiones de la música litoraleña. Hay composiciones propias de Colli en soledad o en dupla y algunos temas clásicos del cancionero regional.
Abre este registro, la polca del compositor oriundo de San Cristóbal Héctor Ballario, en una versión bailable y cadenciosa, que incluye las maracas de Eduardo Bavorovsky y la percusión de José Piccioni sumando a la riqueza tímbrica y rítmica del tema. Se puede escuchar no sólo una técnica impecable sobre todo en los pasajes al unísono de guitarra y acordeón sino también en los solos.
Para detenerse en la escucha, “Elisa”, de Juan Candioti y Javier Colli, un rasguido doble que desde dos voces invita a conocer su historia. En el interludio, se luce el acordeón con un pasaje recurrente y la percusión de Piccioni que suma a la expresividad.
El bandoneón de Julio Ramírez es un hallazgo en la música del litoral que se consolida con el paso del tiempo. Así enaltece los temas “Chamigo Horacio”- en alusión al fallecido guitarrista Horacio Castillo- y “La peña de Hugo”, ambos de Colli. Parafraseando a otro referente del litoral como es Coqui Ortiz, es “chamamé que se eleva” en el encuentro de amigos, del acordeón y el bandoneón y sus sonoridades hermanadas.
“Matizando recuerdos” que es el tema que da nombre al disco es un chamamé lento que comienza con el punteo de la guitarra como si cada nota dijera algo, y luego el acordeón cuenta la historia, pinta el paisaje, muestra los sonidos orilleros, canta a la tierra.
Para detener el tiempo, para contemplar cada rincón, para imaginar mañanas, para saborear momentos, la canción “Otoño en Santa Fe” nos comparte una mirada introspectiva e íntima que contribuye a la construcción de la identidad, sonidos que edifican cultura.
Para cerrar y de yapa una fiesta: “Puerto Corazón” de Roque González es un rescate de una versión de la Tríada (trío que formaba con Castillo, Paiduj y Colli) y se suma Ramírez esta vez en acordeón.
Este disco es un aporte al cancionero litoraleño, no sólo por las nuevas composiciones sino por los nuevos aires, los nuevos sonidos que se vierten en cada canción. Los solos de Colli se llenan de nostalgia, de imágenes y paisajes, y al mismo tiempo muestran la contemporaneidad en cada cadencia.
Dice Colli: “Este disco busca mostrar lo relacionado a nuestra manera de ejecutar un instrumento, de hablar, de hacer música, de vincularnos, de emocionarnos, de ser afectivos, de habitar la tierra y producir en ella. Comunicar litoralidad, que tiene que ver con lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos todos los habitantes de esta región”.
Escuchar “Otoño en Santa Fe” caminando por la costanera y la vista en la Laguna Setúbal.