Un cuarteto de guitarras para canciones del repertorio popular con el disco “La hendija” y una voz joven como la de Ángeles Deló para dar vida a chamamés, rasguidos dobles y galopas en el disco “Mi paso por el litoral”. Sonidos para saborear, historias por descubrir, músicas para conocer.
Por Mili López.
“Mi paso por el Litoral”. Ángeles Deló.
(2015, SFR)
Con voz clara y fresca, Angeles Deló nos invita a recorrer su paso por el Litoral, por aquellas canciones que marcan el repertorio de esta música de tierra y agua. Así, se suceden chamamés, rasguidos dobles y galopas en una lista de doce temas, donde incluye uno de su autoría.
Canciones que pintan paisajes, que cuentan historias de pobladores, amores y desamores, recorridos por localidades y ciudades de este Litoral. Acompañan en este viaje: Javier Colli, en acordeón; Sebastián Ríos, en guitarras; Pablo Minen, en batería y percusión; Fernando Lemercier, en guitarra nylon; y José Alaluf, en bajo.
Para detenerse en la escucha “El Patio” (Cacho González Vedoya- M. Villalba), donde la voz demuestra una vez más ser conocedora de estas músicas, acompañadas por la expresividad del acordeón y los diálogos con la percusión.
Con guitarra eléctrica distorsionada, clave de candombe, la voz de “El canoero” (también autor del tema), el estribillo pegadizo son algunos de los ingredientes de “El agua es la vida”, una especie de manifiesto ecologista que pone sobre el tapete el valor del recurso hídrico y la conciencia de su pérdida.
“Mi historia” es el tema de Deló, donde se luce su voz en una melodía sencilla que cuenta una historia de amor y la guitarra como fiel compañera para este tipo de composiciones. En esta y todas las canciones del disco, emerge el sonido del Litoral con naturaleza sin presiones ni posturas.
Toda la potencia del chamamé, con su ritmo y cadencias, aparece con “Mi mundo Forestal” de un referente como es Miguel A. Morelli, una especie de decálogo de identidad litroraleña que nombra a las localidades del norte de la provincia de Santa Fe. Aquí aparece el monte, la tierra agreste y el infierno del verano en esa geografía.
Una introducción del acordeón es la antesala de una de las elegidas: “No llores sauce” (Rodolfo Regunaga y Raúl Díaz). La voz se eleva y muestra un amplio registro que permite manejar con soltura las intensidades y los cambios de tempo. “No llores Sauce/si él no viene/si sangra el ceibo/florecen nidos de primavera”.
Una versión renovada del clásico de la zona “Coplas de la Orilla” (Roque Nosetto y Carlos Pino), con guitarra eléctrica y batería, respetando el sentido del tema. La expresividad de Ángeles hace que la música fluya. Tanto así como en “Carta de amor a San Justo”, que canta a dúo con el autor del tema Iván Faisal.
Ángeles Deló tiene voz propia, ha sabido ajustar estos clásicos a su mirada: por momentos con giros más del pop, en otros de la canción melódica, su interpretación es única y al mismo tiempo coherente con el repertorio elegido. Capítulo aparte para Javier Colli como director musical ya que supo captar las fortalezas de esta cantante y poner a los arreglos musicales al servicio del canto.
Dice Ángeles Deló: “Sentí la necesidad de cantarle a mi Litoral, porque a veces uno recorre caminos largos, y en el viaje se va olvidando su bandera. Quise recordar para no olvidar mis raíces, de dónde vengo y con qué voy. Mi cantar es como el río de mi Litoral, su cauce recorre largo camino, trascendiendo fronteras…”.
Escuchar “Mi luna azul” recorriendo cualquier paraje costero.
“La hendija Cuarteto”
(2011, UMI)
La Hendija es un cuarteto de guitarras compuesto por Mariano Lucesoli, Sebastián Luna, Sebastián Henríquez y Sergio Zabala. El disco lleva el mismo nombre, y reúne un puñado de canciones y algunos instrumentales del repertorio popular (tangos, tonadas, candombe, chayas y vals peruano).
Por momentos con sonido camarístico, en otros evocando a las guitarras de Zitarrosa, y con coqueteos con el jazz, este cuarteto junto a músicos invitados hacen un recorrido por distintos géneros con arreglos e interpretaciones soberbias. Transitan las expresiones de la música popular sin prejuicios y con un nuevo sentido, y se animan a componer nuevas piezas que expresan su contemporaneidad.
Un clásico como “Palabras para Julia”, con letra de José Goytisolo y música de paco Ibáñez, en una versión sutil e íntima. Es difícil darle un giro a la interpretación en temas que han sido tantas veces versionados y que tienen fuertes intérpretes con los que se los relaciona. La voz de Zabala permite introducirnos de a poco en la historia, por momentos con un sonido barroco, que se repite en otras canciones así como también algunas referencias a Pedro Aznar, Juan Quintero o a Carlos Aguirre: ese canto contemplativo.
La canción del Negro Aguirre “El hombre que mira el mar” es una de las favoritas, en una versión dinámica y constante, donde el piano de Pablo Fraguela es determinante en tímbrica, acompañamiento y coloratura. La base se completa con el contrabajo de Pablo Giménez y la percusión de Nicolás Arroyo, con una solidez que permite que los punteos de guitarra dibujen melodías.
Además de los aplausos para Zabala por sus acertados arreglos, “Deseos de Tonadas” con música y letra propia, es una canción que emociona, que da aire sin descuidar cada detalle en el diálogo de la voz con las guitarras en un exquisito arreglo que eleva los sentidos de la escucha.
En los instrumentales, “El barrio, el candombe”, de Carlos Aguirre, una singular versión de “Melancólico”, de Julián Plaza y “El Pedro V”, de Sebastián Luna, ponen en evidencia una constante en el disco: una clara búsqueda tímbrica, además de armónica, en los arreglos. Todos los recursos tímbricos explorados al máximo: el rasgueo, la púa, los dedos, todo es válido para darle dinamismo y carácter a esta música.
Dentro de los tangos, “Un jamás, un olvido y un después” con letra del letrista contemporáneo y estudioso de las letras del tango como es Alejandro Szwarcman y música de Zabala y Néstor Basurto, otro baluarte de los nuevos tangos. Este tema es una celebración dentro de la lista por su historia y el lenguaje musical tan afiatado: el festejo de nuevas composiciones dentro de este género.
Por momentos se evocan a intérpretes y maestros como Roberto Grela en los tangos, tan solo por nombrar a uno. La fotografía y el arte del disco de Simple Origami van en concordancia con la excelencia de esta música. También incluye textos en braille.
Este disco muestra que hay una manera de abordar el repertorio: desde el respeto por la historia de cada tema pero con el ímpetu de reformular el modo de contar. Hay una muestra amplia de recursos armónicos, tímbricos y de lenguajes, que son consecuencia del profundo estudio y conocimiento de la música popular argentina, pero con oídos despiertos a otras vertientes musicales y poniéndolas al servicio de la interpretación y la musicalidad.
Escuchar “Chayita Debussyana” con vino tinto y empanadas de carne.