Naturaleza viva ilustrada


Carolina Moro es bióloga e ilustradora. Elige la fauna autóctona para inspirarse y hacer conciencia sobre la importancia de proteger las especies de nuestro litoral.

TEXTOS. Romina Santopietro. FOTOS. Gentileza.

Carolina Moro reunió dos pasiones que lleva en su corazón desde pequeña: el amor por la naturaleza y la ilustración. En esta nota nos cuenta cómo fue desarrollando y ampliando este horizonte, bajo la premisa de que «no se ama lo que no se conoce y no se cuida lo que no se ama», como lo expresa contundentemente la ilustradora.

-¿Cómo y desde cuánto comenzó tu interés por la ilustración?

–Mi interés por la ilustración comienza desde muy chica. Recuerdo que me parecía algo súper entretenido, una forma de expresarme, disfrutaba muchísimo dibujar. Yo vivía en una casa muy ruidosa, con mucha gente y dibujar era algo solo para mí y una manera de contar qué me pasaba y de expresar mis emociones.

-¿Antes o después de decidir ser bióloga?

-Sí, la ilustración y la biología siempre fueron de la mano en el sentido de que uno de mis temas favoritos para dibujar y para expresarme son los animales y las plantas, sobre todo los animales. Así que en ese sentido siempre estuvieron relacionados. Y en el contexto de hacer pasantías como estudiante de biología vieron cómo dibujaba y ahí me dijeron «¿por qué no usás tu habilidad?», y ahí se conectaron ambas cosas.

Cuando yo era chica no tenía en claro que quería ser bióloga, porque no sabía que la carrera existía en Argentina. Yo lo que sabía era que quería trabajar curando animales, preferentemente animales silvestres. Veía los documentales en Discovery Channel, después apareció Animal Planet, y me encantaba lo que hacían los investigadores, la gente que rescataba, los refugios, todo eso. Entonces decidí que iba a ser veterinaria animales silvestres. Ya como adulta pude acercarme a ciertos espacios y aprender y dar una mano de una forma más realista y más concreta sobre lo que es rehabilitación de especies silvestres.

-¿Cómo elegís los animales de fauna autóctona para dibujar y difundir la toma de conciencia, además de educar?

-Las especies las elijo principalmente con dos criterios: ¿Cuál es su situación de conservación? Si el animal está en peligro o en peligro de extinción o bajo a qué nivel de amenaza. Hay animales, por ejemplo el yaguareté -que es un animal que la gente lo conoce porque es muy vistoso, muy llamativo, incluso están los billetes- pero que no dimensiona el nivel de amenaza bajo el que está la especie, -de hecho se está por extinguir en Argentina-. Es un animal sobre el que había muchísimo desconocimiento y una de las grandes amenazas por las cuales la gente lo mataba y lo persiguiera justamente que no sabían con qué se estaban topando, y esto pasaba acá, en Santa Fe.

«Después trato de generar conciencia, hacer difusión y despejar dudas, tabúes y mitos. ¿Por qué? Porque muchas veces lo estético y cultural prevalece y no se cuida o se conoce sobre especies consideradas feas y que no se consigue que la gente se interese por ellos. No se ama lo que no se conoce y no se cuida lo que no se ama. Si la gente no conoce de verdad al animal, no lo ve como realmente es, no va a querer realmente cuidarlo y ese es el gran enfoque, la gran preocupación que yo tengo como educadora ambiental», se explaya la ilustradora.

Estos dos criterios principales son fundamentales para elegir las especies según su grado de amenaza y a nivel conservación y si son animales con marcado tabú o no queridos en la comunidad. «Por ejemplo acá en la costa de Santa Fe, yo trabajo mucho con la comadreja overa o zarigüeya y con los tucu tucu, que son dos especies que la gente, si bien las conoce, en realidad no sabe nada sobre ellas y existe una desinformación que se pasa de boca en boca y que fomenta el maltrato».

«Y después está Pocho, protagonista de casi todas mis historietas. Mejor dicho, de todas. Es mi primogénito. Se llama Pocho en honor de un animal real. Las especies elegidas para dibujar tienen un gran valor emocional y personal para mí porque los personajes están inspirados en animales con los que yo tuve contacto, ya sea en contexto de rehabilitación de ejemplares o de estudiarlos en pasantías o en voluntariado. El aguara guazú, por ejemplo, que se llama Pocho y la comadreja obrera que se llama Juno, que son mis dos personajes principales están inspirados en animales con los que yo tuve contacto y los que yo cuidé hasta que llegó el momento de su liberación. Son animales a los que le tengo mucho afecto. Estos personajes basados en experiencias reales, le dan una cuota de contenido personal más fuerte».

-Contanos sobre tus libros ilustrados.

-Mis libros son 7 publicados. El primero se llama Bicherío Santafesino y lo publiqué en el contexto de una pasantía que yo estaba haciendo en la Museo Ameghino. Salió con el acompañamiento de Espacio Santafesino, del Ministerio de Cultura. El libro está citado en la página del museo y fue parte de una colección de naturaleza y ciencia. Bicherío Santafesino es un libro donde, a través de historietas voy contando sobre la biología, comportamientos y problemas de conservación que presentan las especies de la provincia en peligro de extinción, como el aguará guazú, el venado de las pampas, que la gente no lo conoce, el lechuzón orejudo, el oso hormiguero, el surubí, el ñandú, el águila coronada… y un capítulo especial sobre los murciélagos, por el desconocimiento. Ese libro tuvo mucho éxito, se agotó rápido, traía materiales y actividades porque la idea era que se pudiera trabajar con él en las escuelas, estaba pensado también como material pedagógico.

EDUCAR, DIFUNDIR, CONSERVAR

El hecho de retomar la carrera de ilustradora tomó fuerza durante la pandemia, y allí surgieron los cuadernos para colorear, con diferentes estilos de ilustraciones, unos más científicos y otros con caricaturas como los de Bicherío. La colección se llama «Coloreá, conocé, conservá». Fueron 4 libros y a éstos se sumaron 2 más de Bicheríos, pero en este caso se llaman Bicherío Argentino, porque las especies retratadas pertenecen a un territorio más extenso que el de la provincia de Santa Fe. Todas las ediciones tuvieron mucho éxito y fueron acompañadas de merchandising, puzzles, stickers, tazas y remeras.

«Durante la pandemia floreció este proyecto como ilustradora. Estoy muy contenta con todo lo que conllevó este proceso creativo y como sigue este emprendimiento», asegura Caro.

Este proyecto es su actual medio de vida, ya que como bióloga es difícil conseguir trabajo en investigación. La divulgación es una parte fundamental del emprendimiento, porque «no se defiende ni se protege lo que no se conoce. Uno no ama aquello que no conoce», explica Carolina. Por eso, como bióloga da charlas, talleres, encuentros sobre fauna nativa, acerca de cómo convivir y cuidar de ella. Por otra parte, también genera contenido en redes para educar, y concientizar acerca de estas problemáticas. genera contenido en redes para continuar con la labor de educar y difundir conocimiento sobre nuestro fauna autóctona. Para que todos aprendamos a amar a aquellos seres que nos unen a nuestra tierra.

Para seguirla en redes

Instagram y Facebook: caro moro art

Previo Edición impresa 11-02-2023
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