No es necesario incluir probióticos (un tipo de bacterias «buenas») en la dieta para estar sano. Sin embargo, estos microorganismos podrían ayudar con la digestión y ofrecer protección contra las bacterias perjudiciales, tal como lo hacen las bacterias «buenas» ya existentes en el cuerpo.
Por: Katherine Zeratsky
Los prebióticos son carbohidratos no digeribles que actúan como alimento para los probióticos. Cuando los probióticos y los prebióticos se combinan, interactúan de manera beneficiosa. Los productos lácteos fermentados, como el yogur y el kéfir (yogur búlgaro), se consideran simbióticos, porque contienen bacterias vivas y el combustible que necesitan para desarrollarse.
Los probióticos se encuentran en alimentos como el yogur y el chucrut; los prebióticos se encuentran en los cereales integrales, las bananas, las cebollas, el ajo, la soja y las alcachofas. Además, los probióticos y los prebióticos se agregan a algunos alimentos y están disponibles como suplementos dietéticos.
Si bien se necesitan más investigaciones, hay pruebas de que los probióticos pueden ayudar a lo siguiente:
- Tratar la diarrea, especialmente después de tomar ciertos antibióticos
- Tratar el síndrome del intestino irritable
- Acelerar el tratamiento de determinadas infecciones intestinales
- Prevenir los resfriados y la gripe o reducir su gravedad
- Aliviar los trastornos alérgicos, como el eccema y la rinitis alérgica (fiebre del heno)
- Se está estudiando la eficacia y la seguridad de los probióticos y los prebióticos en otras enfermedades, como la diabetes, el cáncer y la enfermedad cardíaca.
Los efectos secundarios son poco frecuentes, y la mayoría de los adultos sanos pueden agregar alimentos que contengan probióticos y prebióticos a su alimentación de forma segura. Si estás pensando en tomar suplementos, consulta al médico para asegurarte de que sean adecuados para ti.
Fuente: Mayo Clinic