Es médico veterinario especialista en animales exóticos o, como los llama cariñosamente, «bichos raros». Nosotros conversamos con él acerca de los cuidados que requieren este tipo de mascotas y sobre los recientes casos de psitacosis en nuestra provincia. Todo, en esta nota.
TEXTOS. Romina Santopietro. Fotos. Flavio Raina y Mauricio Garín.
Nicolás Scoppa estudió veterinaria en Esperanza y se especializó en animales exóticos. Conversamos con él para conocer acerca de los cuidados que requieren estas mascotas poco convencionales, la tenencia
responsable, el flagelo del tráfico y la venta ilegal de especies silvestres, en algunos casos protegidas, y
también acerca de los riesgos de las enfermedades transmitidas por estos últimos.
-¿Qué se considera una mascota exótica?
-Hace referencia a aquel animal de compañía que sin ser el perro o el gato, puede tenerse en cuenta como una mascota alternativa para tener en nuestras casas. Ese animal no es un animal circula libremente en nuestra fauna autóctona, si no que es exótico, esto quiere decir que tiene un origen lejano. Son animales que han sido seleccionados con este fin.
-¿Qué podemos considerar un animal, una mascota exótica aquí en Santa Fe?
-Un animal exótico, en cuanto a popularidad después del perro y el gato, es el conejo. El conejo es la tercera mascota a nivel mundial. Después podemos hablar de cobayos o Guinea Pig, como también se los conoce, hámster, erizos africanos de tierra, chinchillas, hurones Marshall, algunas especies de serpientes y lagartos, como geckos, pitones, dragones barbudos… Inclusive peces, anfibios y algunos insectos, como las tarántulas, escorpiones, axolotes y algunas especies de ranas.

-¿En qué difieren de un perro o gato como mascota?
En que van a tener diferentes características, primero por esta lejanía que tienen en cuanto a su origen.
Vamos a tener animales que vienen de otros continentes, de climas diferentes. Por ejemplo una animal
tropical como una iguana verde no va a tener jamás en su hábitat natural una diferenciación marcada de las estaciones como las que tenemos nosotros en Argentina. Estos animales vienen de un clima donde las
temperaturas oscilan todo el año alrededor de los 24 o 25 grados. Los cuidados que tenemos que darle son diferentes. Por lo tanto, los requerimientos de hábitat artificial, cuidados y alimentación básicos son
diferentes. Cuando hablamos de animales exóticos y su alimentación, hablamos por ejemplo de que varios de ellos comen insectos o incluso, otros animales. Con esto tenemos que tener en cuenta que no van a aceptar un alimento balanceado, como lo hace el perro y el gato. La mala alimentación les puede traer graves carencias nutricionales.
Es fundamental conocerlos, informarse e investigar cuáles son estos requerimientos básicos infaltables
para que tengan un alojamiento apropiado, una alimentación adecuada y una calidad de vida con los
cuidados necesarios, para evitar que estos animales se enfermen, sufran y mueran.
«Por ejemplo, un error muy común es caer en la idea de que la pecera es un espacio para cualquier animal, porque la pecera es, como su nombre lo indica, para los peces», explica el especialista. «Con la alimentación pasa lo mismo. Estamos hablando de adaptaciones fisiológicas que no podemos modificar».
«Por eso es tan importante conocer acerca de la mascota que queremos tener para ver si podemos
hacernos cargo realmente de todas las necesidades básicas y esenciales para tenerlo bien», asegura
Scoppa.
Investigar y asesorarse con un profesional tiene que ser siempre el primer paso antes de decidir tener una
mascota exótica. O, para el caso, cualquier mascota.

-¿Por qué es ilegal tener fauna silvestre como mascotas?
-La fauna silvestre está protegida como patrimonio del Estado por ley. Hay leyes naciones y provinciales que prohíben o regulan su caza, su venta o tenencia como mascota. Cuando hablamos de mascotas exóticas hablamos de especies que se crían en cautiverio, desde hace siglos. Por ejemplo, el canario se cría en cautiverio desde el S XVII. Tenemos generaciones seleccionadas para el cautiverio, adaptado a esto, vive y se reproducen en cautiverio. Hay mutaciones y razas que no están en la naturaleza, porque el hombre los fue modificando genéticamente, y eso no les permite ser más libres. En cambio, la fauna silvestre autóctona termina en una casa por dos motivos. Primero, el tráfico ilegal. Capturados y obligados a vivir bajo un techo.
Y después, por rescates. Estos son animales heridos, que la gente decide cuidarlos y curarlos, y a veces ya no pueden ser reinsertados en su hábitat natural.

«Nosotros tenemos una muy rica fauna. Desde hace un tiempo compartimos espacios naturales con la vida silvestre. El ser humano ha invadido muchos de sus ambientes naturales y el animal tuvo que aprender a convivir con nosotros. Eso no implica que el ser humano tenga el derecho de tomarlos y apropiarlos como mascotas. Tenemos que respetar esa barrera, tratando de vivir en una cierta armonía y respetarlos en libertad», explica el veterinario. «Numerosos videos virales ayudaron a que la gente desee tener uno, como en el caso de los carpinchos, que son animales dóciles y simpáticos. Entonces se los caza, se los vende ilegalmente porque la gente quiere tener uno en su casa, o rescatándolos y no permitiéndoles que vuelvan a la naturaleza», redondea Nicolás.

PSITACOSIS
«La psitacosis es una enfermedad infecciosa producida por una bacteria: Chlamydiophyla psittaci. Es una
enfermedad zoonótica, quiere decir que pasa del animal a las personas, transmitidas por los psitácidos, o
sea, los loros, aunque las otras especies de aves también pueden hacerlo. En este caso, la enfermedad se
denomina ornitosis.
«Esta enfermedad reaparece en las noticias y en los hospitales y clínicas, coincidentemente con la época de pichones y la comercialización clandestina, ilegal, de los mismos, las cuales se encuentran hacinados, mal alimentados, expuestos a cambios bruscos de temperaturas -recordar que no tienen sus plumas completas-, en cajas todas defecadas, sin ningún control sanitario y estresados por la captura y el maltrato en los puestos de ventas, provocando, con la compra de estos animales, la diseminación de la chlamydia en los hogares. Aves adultas también son posibles transmisores. Los rescatistas de aves de animales deben estar alertas también a estos casos.
«La psitacosis se encuentra en la vida silvestre en las aves sin causar signos, pero frente a un estado de
estrés, el animal baja sus defensas, manifiesta la enfermedad y elimina la chlamydia a través de las
secreciones oculares, nasales, saliva y deyecciones. Las personas se contagian de forma indirecta por
inhalación de partículas volátiles de materia fecal seca, o directamente por manipulación del animal
enfermo y contaminación de sus manos y estas puestas en la boca . Cuando aparecen los síntomas en el
ave, comienza a transmitir la enfermedad hacia la persona u otra ave. Por eso no se puede hablar de ‘brote’ de la enfermedad, ya que siempre está en circulación en la naturaleza. El pichón necesita mucho contacto con la persona, y es ahí en ese contacto diario donde el humano tiene más riesgos de contagiarse.
En las aves la enfermedad puede presentarse después de varios años de exposición: infección latente. La
infección puede ser sintomática o bien producir enfermedad aguda, subaguda o crónica. Los síntomas
incluyen somnolencia, anorexia, plumas erizadas, debilidad, diarrea, descarga nasal y ocular, tos y pérdida de peso con el tiempo. Síntomas inespecíficos que pueden relacionarse con otras enfermedades, no indican que pueden tener psitacosis.
En las personas la incubación de la enfermedad lleva de 5 a 14 días. Suele presentarse como una gripe ¡pero no lo es!, hasta una neumonía severa. La psitacosis puede afectar a otros órganos además del respiratorio.
El diagnóstico para detectar la enfermedad, no es sencillo, se hace a través del suero, ya sea del ave como
de la persona sospechosa, buscando anticuerpos a través de Elisa, FC o IFI y no todos los laboratorios
realizan estas pruebas.
«Es una enfermedad que se puede curar clínicamente en el animal, pero no lo inmuniza, esto quiere decir que puede volver a contraerla. Y puede ser también un portador sano. No hay tratamiento preventivos para esta enfermedad. Para los seres humanos que pertenecen a los grupos de riesgo de salud, puede ser mortal, por eso es tan importante tener los cuidados necesarios.
«Es sumamente importante que la gente que manipula aves lo informe a los médicos en caso de tener
síntomas como fiebre, decaimiento, intolerancia al ejercicio, porque hay presencia de otras enfermedades
que cursan los mismos cuadros: covid, gripe aviar, la gripe común… y muchas veces se pasa por alto la
posibilidad de la psitacosis y no se diagnostica a tiempo. Además es una enfermedad de denuncia
obligatoria, la cual debe alertarse a la población. Por ello en casos sospechosos el ave debe manejarse con sumo cuidado e higiene por un solo miembro de la familia que convive con el mismo, y
esta debe ser la persona más apta, y no presentar comorbilidades, ya que el riesgo frente a esta enfermedad es mayor al contraerla con el asesoramiento y monitoreo del profesional veterinario».