No hay que preocuparse, hay que ocuparse


Estamos despidiendo el mes de junio, y dando la bienvenida a la segunda mitad del año, las vacaciones de invierno ya están golpeando la puerta, y más de uno comenta sorprendido que el primer semestre del año se pasó volando.
Por Nadia Novillo
Instagram: @locaporelorden

Nos encontramos a mitad de camino de este 2019, y se me ocurre llamarlos a la reflexión e invitarlos a hacer un balance, a viajar hacia atrás en el tiempo, a los últimos días del 2018, a repasar toda esa larga lista de deseos, objetivos, planes, proyectos que planteamos cuando esperábamos ansiosos este nuevo año, que se presentaba como una nueva oportunidad, como una hoja en blanco, como la posibilidad de volver a empezar.


En aquel momento mi sugerencia fue proponernos objetivos posibles de realizar a corto plazo, metas alcanzables, comenzando de a poco, es decir dejar de preocuparnos y comenzar a ocuparnos de todo aquello que estábamos deseando, abandonar la zona de confort, trabajar para generarlos, ser constantes y perseverantes para lograrlos, establecer una lista de prioridades, organizar, planificar y ordenar los pasos a seguir para concretarlos.


Mi pregunta hoy es ¿cómo venimos con esa lista?


Puedo adivinar algunos propósitos de esas anotaciones mentales o escritas en una agenda, ya q suelen ser las típicas comunes a todos o a una gran mayoría:

  • Organizar y ordenar la casa, hacer arreglos, reformas, mejoras, mantenimiento.
  • Empezar el gimnasio.
  • Comenzar baile/danza.
  • Intentar una alimentación más saludable.
  • Hacer terapia.
  • Ahorrar/invertir.
  • Concretar un negocio.
  • Cambiar el auto.
  • Mudarnos.
  • Viajar.
  • Tener más tiempo libre
  • Realizar análisis y chequeos médicos.
    Cambiar de trabajo.
  • Emprender.
  • Dedicar tiempo a esa pasión, hobby, o deporte postergado.
  • Hacer un curso de algo que nos encanta.

No importa lo mucho o poco que hayamos hecho, tampoco importa el porqué, las excusas, pretextos o justificaciones, no vale la culpa, arrepentirnos, o repartir responsabilidades para eximirnos de hacernos cargo.


Lo que importa, vale y cuenta es lo que aún estamos a tiempo de hacer.


Ya basta de decir, el lunes que viene, la semana que viene, o después de las vacaciones, porque ese día ideal nunca llegara, basta de procrastinar, el cambio tiene que ser hoy, el clic es hoy, todo lo que tienen q proponerse y decir es “Hoy empiezo” y activarse para llevar a cabo esos cambios, ya sea iniciar una actividad, oficio o estudio, emprender o revertir nuestro presente para que las cosas que deseamos no queden perpetuadas en promesas de hacer y anhelos sino que sucedan y se concreten.


Liberémonos de ese peso, carga y mochila, pongámonos en movimiento para modificar lo que nos preocupa, distrae y molesta, ocupémonos de accionar y manos a la obra.


Recalculemos, si aún venimos postergando la organización en nuestro hogar, se acabó el decir no tengo tiempo, no tengo lugar, no tengo dinero, cuando compre un mueble, cuando me mude, cuando arregle, cuando pinte, cuando pueda comprar contenedores, cuando cambie las perchas y sean todas iguales… nada pasa por ahí, cuando queremos, cuando algo nos interesa, al tiempo lo hacemos, encontramos el momento, nos volvemos creativos y resolvemos, solucionamos y luego disfrutamos de la enorme satisfacción de los resultados.


Debemos ejecutar los pendientes, establecer nuevas prioridades, abandonar el caos para alcanzar el orden y la armonía no solo en nuestros espacios sino en nuestro interior e implementar hábitos y rutinas que nos acerquen a un estilo de vida donde podamos administrar mejor nuestro tiempo libre dándonos lugar a disfrutar más de nuestro hogar y de nuestra familia.


Todo lo que se necesita es ganas, voluntad, el primer paso no te lleva adónde querés ir, pero si te saca de donde estás, y te da la motivación suficiente para mantenerte en movimiento e ir por más.

Previo Cuándo debemos dar por muerto a un equipo
Siguiente Celeste Zukas: diseñadora revelación