Pequeño encuentro


Por Euge Román.

Cada vez se estila más realizar eventos íntimos contando con la presencia de los invitados más allegados y descartando los “invitados de compromiso” (qué feo estar en esa categoría ¿no? – pero hay 3 cosas de las que nadie se salva: de la muerte, de los cuernos y de ser invitado de compromiso). Quienes organizan un evento de estas características buscan lugares más pequeños, momentos más descontracturados, detalles más íntimos y esa onda petite pero cálida y confortable, despojada de toda formalidad.


Hace unos años alquilé una gran casa de dos pisos, habitaciones de servicio, escaleras de mármol, pisos de parquet, puertas internas con vitraux, una pequeña pileta y un lindo quincho. Instalé ahí mi oficina, pero llegado el momento el lugar me resultó tan grande que necesité encontrarle una funcionalidad a tanto espacio inutilmente vacío; y se me ocurrió que podían hacerse ahí pequeños eventos y encuentros que no superaban las 30 personas. Como todo lo que hago lo encaré con mucha fe, pero mi lado pesimista me golpeaba la puerta diciéndome que los eventos superan ampliamente ese número de invitados y no sería una idea viable.

Al tiempo, pocos meses después, me encontraba rechazando fechas y teniendo gente en la casa de viernes a domingo, pasaron por ese estar/comedor/patiecito grupos de amigas que organizaban una peña, cumpleaños de niños que no querían la versión pelotero, baby showers, cumples sorpresa, té de amigas, bodas civiles y hasta despedidas de soltera. Hace más de un año mudé mi oficina más cerca de casa, pero es el día de hoy que siguen llamando preguntando por la casita donde se hacían pequeñas reuniones y se apenan al saber que ya no está en funcionamiento.

Por suerte fueron surgiendo salones más chicos y otros espacios destinados a estos pequeños eventos que necesitan encontrar un lugar que no les quede grande y que les brinde los servicios necesarios, sin perder por eso la calidad, la exclusividad y el confort.


Los pequeños eventos sean bodas, cumples, bautismos, baby shower o simple reunión de personas, logran que los invitados estén presentes vivencialmente en cada una de las cosas que suceden ahí, que las caras sean más o menos todas conocidas y así las sonrisas y las charlas se hacen habituales porque uno se siente en un ambiente que le es familiar, uno se siente en zona de confort y por eso se relaja y se predispone a pasarla súper bien. En los pequeños eventos hay más chances de que los invitados puedan llevarse o tener detalles individuales que se hacen difíciles (por tiempo, por practicidad o por presupuesto) tener en un gran evento de muchos invitados.


El pequeño evento es por la cantidad de invitados, pero les aseguro que puede convertirse en un gran gran evento.

Previo 4 tendencias de manicuría para esta estación
Siguiente Una nueva estación invita a renovarse