Enseñar a los hijos a expresar sus emociones de manera constructiva y asertiva es la clave para desandar el camino de los berrinches.
TEXTOS. Revista Nosotros. FUENTE. Almudena Palacios.
Seguramente todos los padres alguna vez se nos hemos preguntado: ¿Por qué mi hijo se pone así?
Situación: salimos de compras con nuestro hijo o a dar un paseo, entramos a un negocio que le gusta e inmediatamente quiere comprar algo de ese lugar. Lo vemos venir y ante la escena tenemos dos opciones: darle lo que quiere y salir de ahí rápidamente, antes de que quiera algo más, o exponernos a un gran berrinche ante la mirada de todo el mundo.
La técnica de muchas mamás y papás ante situaciones como esta es la huida. Es decir, que evitan visitar este tipo de lugares, por no correr riesgos. O, en el caso de la compra, suelen tratar de que alguien se pueda quedar en casa y no llevarlo, a menos que sea inevitable. Pero la solución no es evitar el conflicto, no de esta manera.
Lo importante es evitar y educar a nuestros hijos para que no tengan esos berrinches. Se trata de enseñarle a expresar sus emociones, pero de una manera mucho más constructiva y asertiva.
DESDE LA CALMA
Ahora bien, somos consciente de que, en medio de la desorganización, cuesta controlar la calma, es cierto. Por eso, hay que entrenar a los niños (y también a nosotros mismos), no evitar que se expongan. Por ejemplo, si vamos a una librería que nos gusta o a la juguetería, sabemos que nuestro hijo nos pedirá cosas, por supuesto que si. En ese momento, lo que podemos hacer, entre otras cosas, es:
– Explicarle que no siempre que salimos se pueden comprar cosas. Tratar de que valore lo que ya tiene y enseñarle, con el ejemplo, a comprar de forma consciente.
– O definir un presupuesto y decirle cuánto puede gastar para que elija lo que prefiera.
Esto repetido muchas veces, hará que nuestro hijo aprenda, a través de la experiencia. Pero, sobre todo, le da una pauta de lo que pasará.
Así que, las próximas veces que vaya de compras sabrá exactamente cómo comportarse, qué hacer o decir, de qué manera pedir las cosas, etc.
¿Cuál es la diferencia? La primera de las situaciones nos predispone al «desastre», porque ya estamos adelantándonos a lo que pasará. Y esto le envía el mensaje incorrecto al niño.
En el segundo caso, estamos preparados para lo que suceda, nos sentimos tranquilos y, pase lo que pase, actuamos desde la calma y centrándonos en lo más importante: nuestro hijo.
Ahora, no tenemos que sentirnos mal como padres por no saber cómo hacerlo, ni mucho menos. Los papás y mamás no tenemos un manual de instrucciones. Y además, a esto se le suma que con nosotros utilizaron una forma de crianza que no funciona ahora con nuestros hijos.
¿Qué conclusiones podemos sacar de todo esto?
– Es fundamental prepararnos para educar a nuestros hijos para el futuro.
– Nuestros hijos aprenden con el ejemplo, por lo que tendremos que cambiar nosotros primero.
– Por último: si queremos resultados diferentes, tendremos que hacer cosas distintas.