Redes sociales: máscaras para ocultar el sufrimiento


Transitamos una época de sobreexposición, las redes sociales se impusieron y como una gran vidriera multiplica imágenes que antes eran privadas o reservadas para un círculo acotado de personas. Entonces nos preguntamos ¿las redes maximizan la cultura del “estar bien” y mostrarnos de esa forma siempre?

Por Clr. Claudia Quiroga Daldi.
 
Obviamente lo deseable es que esas imágenes reflejen un lindo momento, un ángulo favorecedor, si ya un portarretrato en nuestra sala merecía una cuidadosa selección, tanto más aquello que posteamos.

 ¿Por qué estas “poses”, que en mayor o menor medida se alejan de la realidad que vivimos, pasan a formar parte de nuestra cotidianidad?
 

Esta sobrevaloración de la imagen no es nueva ni mucho menos, no hablamos de cualquier imagen, sino de una que emana alegría, buena onda, placer. Tiene mala prensa mostrar aflicción, porque además nos inundan frases que con sus diferentes variantes expresan que “estar bien” es un acto de voluntad y que si lo deseas y trabajas para ello la felicidad es posible.
 
En este contexto es muy frecuente que el sufrimiento sea algo que se trata de ocultar, porque ¿quién quiere admitir que sufre porque “no deseó o trabajó lo suficiente para evitarlo”?
 
¿Por qué disimulamos el sufrimiento?
 
Como profesionales del counseling es muy frecuente que consultantes compartan situaciones pasadas y presentes que causan sufrimiento y mencionan que “nadie de su familia lo sabe” o “no lo conté nunca”.  Escuchamos que mientras transitaban distintas problemáticas en soledad trataban de disimular aún ante quienes formaban parte de su entorno cercano.

El acompañamiento en este transitar sufriente puede ayudar a aliviar el dolor e incluso a encontrar alternativas de resolución, pero en muchos casos la opción posible es enmascararse y ocultar las situaciones que lo originaron.

Es muy conmovedor acompañar el desprendimiento de esas máscaras desde nuestro rol como counselors. Son momentos de liberación y acercamiento a lo que es esa persona y a su verdadero sentir, más allá de lo que motivó ese sufrimiento que se ocultó, el poder transitarlo y abrazarlo con libertad en un clima de confianza y afecto ya es un gran paso para superarlo. Pero superarlo una vez reconocido y aceptado, sin culpas ni reproches.
 

¿Por qué ocultamos lo que nos pasa? ¿Llegamos a enmascararnos de tal forma que esa coraza en vez de ayudarnos acrecienta nuestro dolor? ¿Nos avergüenza no ser felices? ¿Nos sentimos artífices de nuestros problemas al punto de necesitar ocultarlos?

 Todas las personas deseamos la felicidad y los momentos de sufrimiento no son volitivos, el “si lo deseas, lo logras” es un slogan, vistoso, pero slogan al fin, que se emparenta con imágenes aspiracionales en muchos casos imposibles de replicar, ya sea por su superficialidad o por su falta de relación con nuestra experiencia indefectiblemente determinada por el contexto del que formamos parte.
 
Reír con ganas y también llorar si lo deseamos nos acerca a quienes somos y a lo que sentimos en cada momento de nuestras vidas, evitando así que de tantas máscaras que usemos finalmente no nos puedan reconocer y lo que es más importante, nos cueste nuestro propio reconocimiento.
Dar a conocer nuestras dificultades en mayor o menor medida es una decisión personal y mostrar felicidad mientras sentimos dolor para satisfacer la mirada ajena en detrimento de la propia también.

Fuente: Equipo de Difusión del Counseling de la Asociación Argentina de Counselors.

Previo El omega 3 de pescado, clave para bajar el nivel de triglicéridos
Siguiente Nuevas profesiones digitales, ¿qué estudio si me gusta la tecnología?