Es uno de los periodistas deportivos más reconocidos de Santa Fe. Tiene más de 34 años de carrera y conoce cada rincón de la ciudad, con miles de historias para contar. Además, se dedica a enseñar a chicos y grandes y a transmitir su enorme sabiduría. Una persona querida, transparente y humilde que vale la pena escuchar.
TEXTOS. JUAN CARLOS HABERKON.
Santa Fe suele ser una ciudad protagonista en todos los rubros. Cuna de grandes personalidades, siempre ha estado en el foco y en el recuerdo de quienes surgieron en estas tierras y enaltecieron a la ciudad que fundó Juan de Garay. Una de esas personas significativas y que con su voz ha marcado la vida de muchísimas personas, es Reinaldo «Pato» Alessio. Hoy como director de escuela, también hace historia.
Casi nadie lo conoce como Reinaldo, prácticamente se corrió a un costado para pasar a llamarse «Pato» para algunos, y profesor para otros. Es uno de esos casos en donde el apodo le gana al nombre sin ningún tipo de duda. «Pato» es un tipo sencillo, transparente, de corazón abierto y con un aura de alegría que muy pocas personas lo pueden transmitir. De enorme trayectoria en lo que a periodismo deportivo se refiere, con más de 34 años de carrera recorriendo estadios y desatando los nudos que los partidos plantean, llegando a convertir desde hace mucho tiempo en un prestigioso comentarista. Además, su vocación también está dentro del aula, donde también ha pasado toda su vida haciendo lo que más le gusta: enseñar. A los más chicos y los más grandes, educando con los conceptos teóricos y otros que no tienen nada que ver con la escuela o el instituto, sino que está más vinculado con caminar la vida diaria. Ese es «Pato», buen hijo, buen amigo y excelente persona. Costará encontrar alguien que hable mal de él. Una persona que vale la pena conocer, escuchar y entender.
Los primeros años
Como todo santafesino, a «Pato» lo marca y lo atraviesa un barrio de la ciudad. En donde nació y vivió gran parte de su vida: «Nací en Santa Fe, viví siempre en barrio María Selva. Vivo con mi madre ya que a mi papá no lo tengo más. Curiosamente se fue un día del periodista, fíjate como son las cosas. Tengo los mejores recuerdos de la Escuela Monseñor Macagno y de la iglesia Jesús Sacramentado, que pertenece a esa misma a institución. Esa zona está relativamente cerca de avenida Galicia y muy cerca del Centro Gallego, lugar que proponía música. Mi mamá era ama de casa y mi papá feriante, vendía frutas en la calle y en la feria franca que está casi extinguida, lamentablemente. Después con el tiempo lo ayudé, pero mientras tanto hacía una visita a la feria y disfrutaba de subirme a ese camión que ya era muy viejo.
Siempre digo que viví una infancia muy linda de verdad, eran otras épocas. Después pasé al secundario en la escuela Almirante Brown, donde también hice el terciario para convertirme en maestro. Así que pasé varios años allí. Era un colegio modelo que en época de la dictadura militar sufrió una intervención y se acortaron los horarios pero había ganado prestigio que a día de hoy todavía conserva» cuenta.
La adolescencia, las primeras salidas
Para todo adolescente son importantes los primeros pasos, las primeras salidas. Caminar el barrio es muy importante. Eran otras épocas y así las recuerda el profesor: «Siempre viví en barrio María Selva, me quedé ahí para siempre. Así que son más de 50 años en la misma casa, en el mismo lugar, veo pasar ahora los chicos que van hacia la escuela Macagno. El paisaje ha ido cambiando, ahora hay luces LED que son más modernas, antes no había nada de eso, ni luces, pero afortunadamente el barrio avanzó. A esas épocas de adolescente las recuerdo bien. El Centro Gallego, Banco Provincial, allí con los cuatro amigos, Marcelo Sacco, Pepe Prestigiovani y demás. También el club Santa Rosa de Las Heras, recuerdo que había que esperar para volver en el colectivo de la línea 6 y el 7 que esos pasaban por casa. Cuando no venían, volvíamos caminando, pero en esa época no se te cruzaba que te pueda pasar algo, para nada, si bien había hechos de inseguridad, realmente eran otros tiempos. Ahora te bajas del cole a una o dos cuadras y tenés miedo de caminar, más si es de noche. Íbamos a algunos boliches como Revienz, Mikonos, el Centro Italiano que estaba en la peatonal, que tenía dos pistas».
El primer trabajo y la enseñanza como eje
Para «Pato», ser profesor no es solo un apodo, sino una forma de vida y su trabajo diario: «Mi primer trabajo fue el de maestro. Me recibí de docente y los primeros reemplazos los hice en la escuela Julio Bello, que no la nombré, pero que está muy cerca de mi casa, más cerca que la escuela Macagno, inclusive. Pero en realidad, desde el primer día de 1988 empecé a trabajar en la escuela República Oriental del Uruguay, la que la gente la conoce como «la de Monzón». Después rendí un concurso y ascendí el cargo de director, función que cumplo ahora en Colastiné Sur. Empecé a trabajar como docente y a la par a estudiar la carrera de comunicación social, ambas me permitieron dar clase como doy hoy en el IES, donde soy profesor de periodismo deportivo» expresó.
El desafío de ser director de una escuela con verdaderas necesidades
Ya siendo profesor y también ejerciendo el periodismo, se presentaría una gran oportunidad en la vida de Reinaldo. Si bien asegura que no lo buscó, asegura que le cambió su manera de ver las cosas ya que tuvo que afrontar la realidad de una escuela en donde abundan las necesidades pero en donde sobra corazón: «Estuve 18 años en la Escuela Uruguay, hasta el 31 de mayo de 2006, porque desde el 1° de junio pase a ser director. Más allá de haber rendido el concurso, yo nunca había tenido en mente serlo, no había sido ni reemplazante de una vice dirección, absolutamente nada. Pero llegó esa oportunidad y me tocó elegir una escuela en base a mi posición en el escalafón y ahí comienza mi historia en Colastiné Sur. Muchos no lo saben pero es el barrio más antiguo de Santa Fe, es el primer puerto de la ciudad, es patrimonio histórico cultural y tiene una riqueza inmensa. Si bien hace poco no tenía agua potable, aún hay calles sin asfaltar es un lugar muy tradicional con familias de pescadores que viven de eso. Es una escuela rural pero cerca de la ciudad. Es un plurigrado, en algún momento había turnos intermedios pero con el tiempo nos fuimos acomodando a estos horarios nuevos. Bien o mal, lo que hice y lo que haré en el tiempo fue con amor y cariño. Yo no falto a la escuela, salvo una situación límite o algo de salud, lo disfruto. Si bien no es nada fácil porque las infancias y las adolescencias no son las mismas, pero es una escuela realmente muy linda. Tengo dos docentes de nivel inicial, Silvana y Stella. Luego están Noelia, Claudia, Mariela y Jorgelina de nivel primario. Fabián que nos da una mano y la gente del comedor porque tenemos servicio de comedor y copa de leche: Gabriela, Pablo, Cristina, Nancy Rodolfo y Miguel. Además, de los profesores especiales que son un montón. Siempre quiero invitar gente, porque se van maravillados por los chicos, por el personal y por los recursos humanos. Mi ventana da al Río Colastiné, lo tengo a 100 metros. Es tan lindo pasar de la ciudad a toda esa vegetación hermosa. Con una mano en el corazón, lo disfruto mucho» explica.
El periodismo deportivo
Dicen que para esta profesión, uno no se hace, sino que nace. Y para esto nació «el profesor». Y si bien aclara que nunca sintió la necesidad de realizar deportes, cuando de periodismo se habla, no existen palabra más autorizada que la del «Pato»: «La verdad que no hacía deportes, hacía la más fácil (risas). Pero que de chico iba a las dos canchas, les puedo asegurar que era así. Porque tenía un papá ultra tatengue que me llevaba a la cancha de Unión, un tío ultra colonista que me llevaba a la cancha de Colón. ¿Terminé eligiendo? Sí, termine eligiendo uno, no lo voy a negar, pero siempre teniendo el profesionalismo que hay que tener. Empecé a rozarme con el periodismo incluso antes de recibirme, comenzaron a hacerme distintas propuestas. Me acuerdo que en Santa Fe en aquel momento no teníamos ningún matutino. Por eso el diario La Capital de Rosario, sacaba un matutino para Santa Fe y Tito Benedetto, un gran amigo, en ese momento me mandaba al partido más importante de la Liga y teníamos que escribir la crónica en máquinas de escribir. Después llegaron otras propuestas, de la mano de Roberto Olivera que me llevó a el LT10, Cristian Gómez que trabajaba en la agencia de Ricardo Porta y me acercó a LT9, siempre haciendo la Liga. Y bueno, pasaron 30 y pico años y sigo haciendo la Liga» relata.
«El deporte es lo que me gusta y más específicamente el fútbol, es algo que yo les aclaro a mis alumnos, soy periodista deportivo pero fundamentalmente me dedico a ésto. Jamás relaté, si hice de base en otro partido a la par pero no era lo mío. Me gusta el tenis, podría hablar de tenis, también básquet siempre. Digo que sé que los tiros de lejos valen tres puntos, no mucho más, un poco exagerando, pero no, el fútbol, fundamentalmente es lo mío. Siempre despuntando el vicio: puedo mencionarte FM 101.3, con René Quintana, en San Jerónimo Norte hace 17 años que estoy haciendo Liga Esperancina. El tema de las Ligas me encanta y me apasiona. Con la Santafesina vengo desde que Radio Sol 91.5 donde estoy actualmente, era La Red, es decir hace más de 20 años, junto a Juan Carlos Oldani y Carlos Robledo» comenta.
El periodismo en la actualidad ha cambiado bastante, ya que con la aparición de las redes sociales los productos y las opiniones abundan. Para una voz autorizada como «Pato», la influencia que llega desde otros lados no está mal, pero no olvida que Santa Fe tiene sus propios referentes: «Lo que veo es que están muy influenciados por el tema del periodismo de Buenos Aires. Entonces de pronto, cuando uno le cuenta que ha hecho la «colimba» con esto de la Liga Santafesina, tal vez hago mal en generalizar porque hay muchos chicos que son distintos. Hace poco volví a trabajar en Colón y Unión, fui a hacer notas a las conferencias y me tocó ver cuatro, cinco, seis chicos muy jóvenes que estaban haciendo preguntas y me encanta, me pone muy orgulloso, muy contento. Los medios son totalmente diferentes para bien y para mal también. Hay que involucrarse más, e inclusive, si bien uno quiere formar alumnos que sean críticos y reflexivos, a veces incluso los más experimentados deberían tener un poco más de humildad. Eso sí veo en los más jóvenes, que la pelean y que ya están trabajando inclusive en haciendo cosas superiores a la mía y me encanta. Sigo siendo comentarista en la Liga en uno de los medios masivos de la ciudad. Todos pasamos por ese camino y no se nos caen los anillos. Estamos muy felices» dice.
Una vida llena de anécdotas, para contar, ¿Y escribir?
Siempre se dice que las grandes personalidades merecen contar sus experiencias en un libro para compartir la riqueza de las mismas. El profesor Alessio nunca lo pensó, pero no le cierra las puertas: «Voy camino a los 35 años de docencia, en terciario son más de 20. Tengo tantas anécdotas… nunca lo pensé, estaría bueno contarlas, compartirlas con todos. Yo les digo siempre a mis alumnos de periodismo que no tienen enfrente a Macaya Marquez, a Ricardo Porta pero tengo años de pasillo, de aprender desde abajo y en eso los puedo ayudar. Porque lo que yo les doy en clase, ellos lo pueden buscar en internet, yo lo que quiero es que cuando se de el cómo vamos a tratar tal o cual tema, pueda surgir alguna cuestión referida a sus intereses. Los canales de Buenos Aires tienen esos programas donde se gritan, y siempre trato de inculcarles en cómo nos trataríamos nosotros. Ahora es lo que se impone, estos programas modernos de que no se sabe si esta todo armado o no, esa falta de respeto de verdad que no me agrada, me parece de mal gusto» cuenta.
Su lugar en el mundo
Consultado sobre cuál es su lugar especial, ese donde quiere estar siempre, claramente su ciudad y su lugar de nacimiento lo lleva en su corazón, pero también la costa Argentina es una debilidad para el experimentado comentarista: «Santa Fe es mi lugar en el mundo… y yo amo Mar del Plata. Yo no he viajado mucho, conocí Punta del Este. Pero a Mar del Plata tal vez lo relaciono con el tema de mi infancia, tengo mis primos allá y tal vez sea por eso. Es un lugar que me encanta y ha crecido mucho. Santa Fe me marcó, no soy de pescar y del rio, pero esas viejas visitas al convento de San Francisco y tantas cosas que he vivido. Lastimosamente se está perdiendo eso de la gente sentada en la calle, en mi barrio todavía queda gente que lo hace y lee El Litoral. La costa santafesina me gusta también para pasear y todo lo verde. Habría que explotarlo un poco más… Santa Fe dejó de ser una ciudad de paso y pasó a recibir gente de afuera» responde.
Coronado de gloria, después de 36 años
El 18 de diciembre del 2022 se cumplió el sueño de los 45 millones de argentinos. Gonzalo Montiel convertiría el último penal para que la Selección Argentina venciera 4 a 2 por penales a Francia y se consagrara campeón del mundo. Para alguien relacionado al ambiente futbolístico como Reinaldo, tuvo un valor especial aunque más pensando en los que no lo habían podido ver: «Me había tocado verlo campeón en el ’78 y el ’86, pero este fue fantástico. Cuando perdió el 2014 no digo que no lo sufrí, pero no me lamente tanto. Esto fue increíble, empezar perdiendo con Arabia y terminar ganándolo de la manera que lo hicimos. Ver la locura de la gente, las redes sociales, todo te enloquece. Los chicos jóvenes lo vivieron muy intensamente. Yo escuchaba gritar los goles a mi sobrino Ignacio y me emocionaba eso, decía «por favor ganen por estos chicos». Por todo lo que se vivió, fue impresionante. Todavía veo videos y me emociono. Nos vino muy bien como país, fue mucha alegría en un momento complicado» explica.