Sedería San Luis: 86 años de una empresa familiar


Recorremos la historia de este tradicional negocio santafesino de la mano de sus dueños, José Ignacio y María Milagros Crer, quienes continúan el legado de sus padres y abuelos con el mismo compromiso y nuevos desafíos.

TEXTOS. Revista Nosotros. FOTOS. Pablo Aguirre y gentileza.

En 1936, José Crer -llegado al país en 1923 desde Siria- junto a su esposa Milagros Carro Mendiguren -procedente de San Sebastián, España- abrieron en Rosario una sedería. 86 años después, sus nietos, José Ignacio y María Milagros Crer continúan su legado en nuestra ciudad, en un espacio tan tradicional como la elección de sus clientas de ayer y hoy que buscan la tela ideal para sus vestidos de novias o 15 años.

UN NEGOCIO FAMILIAR

«Luego de desembarcar en el puerto de Buenos Aires en 1923  nuestros abuelos comenzaron con el desarrollo de la actividad en la ciudad de Rosario, en calle San Luis, de ahí el nombre del negocio, y luego se erradicaron en Santa Fe , primero frente al colegio del Huerto, en calle San Jerónimo al 2100, y luego en su actual emplazamiento de Salta 2644», relata José Ignacio.

«Tuvieron tres hijos: María Elena, Miguel Valentín -que fue el contador de la empresa hasta su fallecimiento- y mi papá Jorge Eduardo que fue el que después de la muerte de mi abuelo tomó las riendas del negocio. Ellos compraron este negocio con una casa atrás. Todos de alguna manera vivieron y mamaron el negocio».

Hoy por hoy, luego de la muerte de sus padres, los hermanos Crer son la tercera generación que están al frente de la empresa familiar que se dedica a la venta de telas. Ambos resaltan que la sedería San Luis se caracteriza por ofrecer cortes exclusivos por lo que traen pocos metros de cada género elegido. Ante la situación crítica de la industria textil argentina, explican que el 90 por ciento de lo que trabajan se trata de telas importadas que llegan desde Europa o Asia.

EL PROPIO RUMBO

María Milagros cuenta cómo la empresa fue encontrando su identidad: «Fuimos buscando nuestro rumbo y lo que nos distingue. Mi abuelo traía muchos tipos de telas y de géneros -jeans, tela de camisas, etc.- con el tiempo nosotros fuimos encontrando la veta que tiene que ver más con el rubro de las fiestas, novias, madrinas, 15 años y prêt-à-porter».

Actualmente tienen clientas que le compraban a sus abuelos y después a sus padres; gente mayor que sigue pasando por la sedería para vestir sus momentos más importantes.

«Escuchamos decir ‘yo acá vine y compré mi vestido de novia, y ahora vengo con mi hija o con mi nieta para que compre su vestido’, son relatos cotidianos que dan cuenta del paso del tiempo del negocio y su permanencia, y que nos reconfortan. Nos pasa lo mismo con los proveedores que nos dicen ‘me acuerdo de tu abuelo, de tu papá, qué gran persona’. Nos da confianza decir que con el paso del tiempo seguimos firmes y que la gente aprecia no solo lo que vendemos sino también nuestra calidez humana».

VIEJOS Y NUEVOS DESAFÍOS

La empresa ha vivido a lo largo de sus 8 décadas muchas crisis entre las que sus dueños enumeran la hiperinflación de 1989 o la devaluación del 2001. Mucho más acá en el tiempo, la pandemia fue un fuerte golpe que sufrió todo el rubro de las fiestas y la sedería no fue la excepción.

«La gente nos decía ‘son pocos’ o ‘no es un rubro esencial’ pero la verdad es que las fiestas mueven un montón de puestos de trabajos, desde las modistas, los salones, el catering, los iluminadores, los fotógrafos, las empresas de sonido, los mozos… Para quien vive de esto, es esencial. Gracias a Dios con una espalda de 86 años pudimos aguantar y hoy en día se volvió a abrir todo y la verdad es que estamos trabajando mucho. Mirando el costado positivo la situación nos sirvió para instalar la venta online».

En la actualidad, casi sin quererlo ni buscarlo, la sedería San Luis vende sus géneros a través de sus redes sociales a todas partes del país: Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, San Luis, La Pampa, Neuquén, Jujuy, Misiones… «La venta online fue un salvavidas y un gran envión para que nos conozcan en otros lugares. Nuestro fuerte también es el interior de la provincia, sobre todo hacia el norte y Paraná y el interior de Entre Ríos», explica José Ignacio Crer.

ORGULLO FAMILIAR

«Al igual que nuestro papá, nosotros crecimos acá, correteamos en el local desde que nacimos. Esta es nuestra segunda casa y por eso el valor afectivo que tiene el negocio, forma parte de nuestra historia, de nuestros recuerdos», destaca María Milagros, quien junto a su hermano asegura que sueñan con otros 86 años más para la sedería, generando fuentes de trabajo directas e indirectas, y sosteniendo valores como la buena atención y la variedad y calidad de los géneros.

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