El Bolsón de Talampaya, una cuenca sedimentaria que se formó en el período Triásico y que expone todos sus estratos con cierto orden cronológico y geográfico, se extiende desde la sierra de Famatina hasta la sierra de la Huerta en San Juan.
TEXTOS Y FOTOS. José Vittori.
La temperatura podía alcanzar los 60 grados en el continente, y los 40 en el océano. El mundo salía de la extinción masiva del Pérmico y se abrían nuevos nichos biológicos. El supercontinente Pangea comenzaba su separación en fragmentos menores, entre ellos Sudamérica. En ese ambiente hostil, comenzó una depositación de sedimentos en lo que hoy se conoce como el Bolsón de Talampaya, una cuenca sedimentaria que se formó en el período Triásico y que expone todos sus estratos con cierto orden cronológico y geográfico desde la sierra de Famatina (al Norte) hasta la sierra de la Huerta en San Juan (al Sur).
Los parques de Talampaya e Ischigualasto ofrecen una visión clara de este período, que va de los 251 a los 200 millones de años atrás, y por ello fueron declarados Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad. Pero el Parque Nacional Talampaya conserva los estratos más antiguos, los primeros depósitos, que se caracterizan por un silencio fósil de aproximadamente 5 millones de años, por sus bancos de arenisca de 150 m de alto y sus paredes rojizas. La ausencia de fósiles indicaría que los vertebrados no encontraban el modo de prosperar en las condiciones que establecía el planeta.

La cuenca de Talampaya, al igual que otras más al sur del país, se produjo por movimientos de distensión de la corteza terrestre que provocaron grandes depresiones del suelo; y que luego se fueron colmando de sedimentos transportados por los ríos y por el viento desde montañas cercanas. Esta secuencia se reprodujo con variaciones en el tiempo y en su fisonomía, y generó las diversas formaciones que hoy se exhiben en el valle.
Luego de los depósitos Talampaya y Tarjados (la inmediata superior), comenzó un período más húmedo y la creación de un enorme lago a causa de nuevos movimientos tectónicos, así nacieron las formaciones Chañares (con depósitos fluviales) e Ischichuca (con depósitos lacustres). Allí comienzan a aparecer los fósiles, que en la formación Los Rastros, de unos 235Ma, se revelan en abundancia. El paisaje despoblado y yermo del Pérmico quedaba atrás y se gestaba una nueva explosión de vida. Peces, insectos y dinosaurios, además de tallos, troncos, helechos y hojas, dejaron testimonio de este nuevo período de ricas ramificaciones genéticas que se extendería hasta la gran extinción del Cretácico, unos 170 millones de años más tarde.

EXHUMACIÓN Y APARIENCIA ACTUAL
Hace 25 millones de años, en el Neógeno, comenzó a levantarse la cordillera andina, y ello elevó a los sistemas de sierras pampeanas y de la precordillera, que son mucho más antiguos. En la cuenca del Talampaya se produjo un nuevo proceso de depositación pero también uno de ascenso y exposición de los bancos sumergidos en el Triásico, y su posterior erosión. Así, los nuevos cursos fluviales y el viento labraron el colosal Cañón que cruza la cuenca de este a oeste, y que fuera refugio de comunidades humanas en los últimos 2 milenios.

NUEVOS HABITANTES
Las huellas y fósiles de formas de vida prehistóricas, dejaron paso a nuevas huellas de expresión simbólica. Los registros ubican ocupaciones humanas en los años 120 y 1180 de la era actual. La primera parada en el recorrido por el parque es la zona de los «Petroglifos», una acumulación aleatoria de bloques de la formación Tarjados que muestran imágenes grabadas por gente reciente de tiempos lejanos. También es posible identificar los cimientos de construcciones de piedra, morteros, corrales y utensilios.
Ya en tiempos más próximos, el cañón fue paso natural para arrieros que iban de Jáchal a Chilecito o que partían a Chile por Pircas Negras, pero también escenario de feroces emboscadas que despojaban a los viajeros de sus pertenencias y también de sus vidas. Fue un largo capítulo, que concluyó cuando un policía de Huaco ahorcó en el lugar al último bandolero.

PROPÓSITOS
El intendente del Parque, José María Hervás, nos cuenta que más allá de las competencias específicas de la institución, la conciben como un motor de promoción regional. Los guardaparques tienen la función de custodiar la integridad y la salud del área protegida, y de fiscalizar la actividad de las agencias concesionarias que brindan el servicio de visitas. También coordinan y colaboran con las auditorías del Servicio Geológico Minero Argentino, y con equipos de investigación paleontológica y arqueológica.
Por otro lado, la intendencia ofrece también su taller para contribuir con Villa Unión, en donde tiene su sede. Así por ejemplo, repararon recientemente los bancos de espera del hospital local.
Hervás habla con entusiasmo de los nuevos proyectos de Parques Nacionales, la creación del nuevo Parque Famatina a partir de la cota de 3500msnm con el objetivo de blindar sus glaciares, y el nuevo Parque de Ansenuza, el mayor espejo endorreico de Argentina.

VILLA UNIÓN
El pueblo señala el cruce de las rutas nacionales 40 y 76. Es la puerta de entrada al valle del Bermejo hacia el norte, desde allí se puede recorrer la cara occidental del Famatina, pasar por San José de Vinchina y luego subir a Laguna Brava (con guía) atravesando la Quebrada de Troya y el Jagüé. También se puede visitar Guandacol, y sorprenderse con el cerro Rajado al sur y las sierras de Maz al norte; o recorrer con guías la Reserva Cañón del Triásico también al oeste de la localidad, otro depósito sedimentario del Triásico superior, la formación Los Colorados.
Por último, desde este cruce de caminos se puede volver al oriente por la Cuesta de Miranda, que traza la frontera entre las sierras de Famatina y de Sañogasta. Una vez en el valle, será menester recorrer las bodegas hacia el norte o el sur de Nonogasta, con éxito parecido en la colección de vinos y aceites de oliva.

EN NÚMEROS
– 1975, declarado Parque Provincial
– 1997, declarado Parque Nacional
– 213.800 ha.
– 2000, declarado Patrimonio de la Humanidad
– 150-170 mm anuales de precipitaciones (en verano)
– Clima continental, verano máx 50º, invierno mín -9º

CONSEJOS
– Mejores épocas para visitar: otoño y primavera. Cuidado, en Semana Santa crece excesivamente el flujo turístico y se resiente el servicio.
– Viajar tranquilo, los atropellamientos de guanacos y zorros aumentaron con el incremento del turismo. Cargar combustible en Patquía o en Villa Unión.
– Llevar: Agua, 2 litros por día como mínimo. Gorra o sombrero. Protector solar FPS40. Una bolsita para los residuos.
– Cómo llegar: Desde Santa Fe, 875 km por RN19, en Córdoba la E53 y después de Río Ceballos cruce por el Cuadrado a RN38, Patquía RN150 y sigue por RN76 hasta el Parque. Distancias intermedias desde: Los Cocos 427km, Villa de Soto 354 km, Chamical 212 km, Patquía 144 km. Villa Unión está 59 km al norte, desde esta localidad la distancia para volver a Patquía es igual por la RN40 y por la RN76.