En Argentina arrancamos con las celebraciones de Pascua el Miércoles de Ceniza, se inicia la Cuaresma, llegamos al domingo de Ramos y de ahí recreamos el Vía Crucis para terminar con rosca, huevos y gallinas de chocolate el Domingo de Resurrección. Pero ¿cómo es este tiempo en el resto del mundo?
Textos: Revista Nosotros.
En nuestros países, donde la religión católica es mayoritaria, la Pascua se asocia sobre todo con la resurrección de Jesucristo y tiene un fuerte componente religioso.
Sin embargo, las tradiciones de Pascua alrededor del mundo son variadas, y pueden venir acompañadas de hogueras, ruido de matracas en lugar de campanas y conejitos portadores de huevos de chocolate.
Tradiciones de Pascua religiosas
Para los cristianos, la Pascua es la fecha más sagrada y antigua de todas, y está relacionada con la Pascua Judía, que se describe en el Viejo Testamento. Las dos se celebran en la misma época del año, aunque no siempre en la misma semana. La Pascua Judía dura una semana y conmemora el éxodo de los judíos de Egipto. La Pascua cristiana conmemora la resurrección de Cristo después de su crucifixión.
Pascua en España
En España se celebra la Pascua con procesiones religiosas. Las que se hacen en Andalucía, y especialmente en Sevilla, son muy renombradas. Los habitantes de la ciudad siguen por las calles los “Pasos” de Semana Santa, que son altares cargados por cofradías de fieles, que llevan esculturas de Jesucristo en la Cruz, la Virgen llorando, y otras representaciones de la Pasión de Cristo.
Acompañando a los Pasos a menudo van grupos de penitentes, vestidos con largas túnicas y capuchones que les ocultan la cara. Tras recorrer la ciudad durante horas, a veces acompañados por una banda de música y otras en silencio o rezando, las meten de nuevo en la Iglesia, hasta el próximo año. A veces alguna persona que mira la procesión desde un balcón frente a la Iglesia se anima a cantar una “saeta”, una triste canción de tema religioso y estilo flamenco y, si otro fiel le responde, se puede crear un diálogo de saetas en la madrugada, con un fervor religioso y una emoción que es inolvidable.
Pascua a la mexicana
En México es común hacer obras teatrales que representan la Pasión, incluyendo la crucifixión y las familias acuden a verlas. Este tipo de representaciones teatrales y procesiones, con algunas variantes, es común en muchos países de Latinoamérica.

Austria y sus ruidosas Pascuas
En Austria, la celebración religiosa tiene un giro curioso. Entre el Jueves Santo y la misa del Domingo de Pascua, no se oye repicar ninguna campana de iglesia, porque según la tradición religiosa, todas han volado a Roma. En su lugar los “Ratschenbuben” (monaguillos que llevan matracas) van a trabajar haciendo mucho ruido con sus “Ratschen” (matracas de madera), rezando y cantando.
Pascua en India
En India, la Pascua se celebra en los hogares cristianos en todo el país y las iglesias ofrecen servicios y oraciones especiales. La Cuaresma se considera un tiempo de sacrificio y oración. Las familias se abstienen de comer carne y de algunas diversiones. En algunos hogares tienen una caja de Pascua, donde van poniendo pequeñas ofrendas de dinero que ofrecerán a la Iglesia o a los pobres.
Tradiciones de Pascua paganas
Muchas de las tradiciones de Pascua no tienen un origen judío ni cristiano. Por ejemplo, el nombre inglés “Easter” y el nombre alemán “Ostern” derivan de raíces germánicas. Y los rituales relacionados con el fuego, como la hoguera de la víspera de Pascua, o de quemar ruedas de Pascua y empujarlas colina abajo, vienen de la heliolatría germánica y céltica, es decir, de la adoración del sol. Incluso el popular huevo de Pascua tiene su origen en otra creencia pagana: se consideraba un símbolo de fertilidad en el antiguo Egipto.
Hoy los huevos son sinónimo de la Pascua en muchos países, incluyendo Estados Unidos, Alemania, Austria y Suiza. Al final de la Cuaresma, se pintan de colores las cáscaras de huevos duros, se decoran árboles o ramos de Pascua con figuritas de madera y huevos vaciados y pintados, y la gente compra pan dulce de Pascua, que a menudo lleva muchas pasas.
En América Latina en cambio, tenemos la Rosca de Pascua, que se comparte en familia. En México se incluye la figurita de un Niño Jesús, y quien la recibe en su trozo de rosca, tendrá mucha suerte en el año.
Buscando huevos
En Estados Unidos, Alemania, Suecia, Suiza, Canadá, Malasia, Australia, Brasil, India y Filipinas, los padres esconden huevos de Pascua y dulces (por regla general al aire libre) para que sus hijos los encuentren. En algunos países hay búsquedas de huevos de Pascua comunitarias en las semanas anteriores a la Pascua. Es una forma divertida de unir a los vecinos de un barrio.
Desfiles pascuales
El desfile del gorro de Pascua es tradicional en Australia, el Reino Unido, y Estados Unidos. Los niños en Australia van a la escuela y por las calles con gorros decorados con orejas de conejo, huevos de Pascua, dibujos de pollitos y chocolate.
Los niños británicos a menudo hacen sombreros de ala ancha decorados con flores, mientras que en Estados Unidos, los gorros que llevan los niños, cuanto más grandes, mejor.
Y aparece el Conejo de Pascua
El conejito de Pascua o Easter bunny (que en Suecia, Alemania, Austria y Suiza es una liebre, mientras que en Estados Unidos, Canadá y Australia es un conejo) a menudo desempeña un papel importante, porque es el que le trae dulces a los niños, así que las cestas de Pascua a menudo incluyen un conejito de chocolate.
En Francia, sin embargo, los niños no reciben nada del conejito. Son las campanas de Pascua las que vuelven de Roma cargadas de chocolate para los niños.
En Australia los conejos se consideran una plaga porque dañan el medioambiente, así que hay una intensa campaña para dar bilbies de Pascua. El bilby es una animal australiano que está en peligro de extinción, muy bonito, y que también tiene orejas largas y suaves. La gente todavía regala conejitos de Pascua, pero se ven muchos bilbies también.
En Argentina no discriminamos y comemos huevos, conejitos y gallinas de chocolate.
¿Qué fue primero? ¿La gallina, el huevo o el conejo de chocolate?
La cosa empezó así: en la antigüedad, los pueblos del hemisferio norte (básicamente los griegos, los romanos y los germanos) celebraban la llegada de la primavera según les indicaba el calendario lunar, entre el 20 de marzo y el 25 de abril. Eran tiempos de festejos, cuando la nieve se derretía, volvía la vida a los campos y la fertilidad retornaba al mundo.
Por entonces, casi todas las culturas tenían al huevo como símbolo de la fertilidad, porque encerraba la promesa de la vida. Casi todas, con la excepción de germanos y eslavos, para quienes la fertilidad estaba representada por el conejo, y no resulta difícil imaginar por qué. Particularmente para ellos el conejo era la forma en la que encarnaba Oester, la diosa de la primavera, a la que le rendían culto cuando la luna llegaba a su equinoccio, marcando el cambio de estación. Como dato, Oester es la raíz de la palabra Easter, con la que se denomina la Pascua en alemán e inglés.
Pero hace 2.000 años, cuando los cristianos empezaron a celebrar la resurrección de Cristo, en el norte de Europa se inició una confusión de figuras paganas y religiosas, que el calendario gregoriano terminó por zanjar en el siglo XVI: por motivos y de dominación cultural, se hicieron coincidir las celebraciones paganas a Oester con la vuelta a la vida de Jesús.
De forma que la confusión iniciada entre dioses germanos y eslavos, combinado con la tradición cristiana, terminó por construir el relato actual en el que en Pascuas se comen huevos, los conejos pululan escondiéndolos para los niños y la gallina… bueno, la gallina parece recién salida del pesebre, pero al fin y al cabo es la que pone el huevo.
¿Por qué son de chocolate?
¿Pero por qué son de chocolate y por qué tienen colores vivos? Esa es otra historia y se remonta a la Rusia de los zares. Hacia el siglo XVIII en Europa del Este se celebraba la Pascua regalando huevos duros, como una manera de reafirmar la llegada de una estación próspera. En tiempos de hambre, tenían su valor. Pero por regla general no resultaba un regalo muy atractivo. Así que los zares le dieron la vuelta de rosca para marcar su categoría: los empezaron a hacer de porcelana, a decorar con joyas y metales y preciosos, y a coleccionarlos.
En otro de los sincretismos que ni la historia puede explicar, el catolicismo ortodoxo exportó los huevos de colores hasta Occidente, donde gustaron mucho. Los huevos duros y decorados cundieron como una simpática moda a mediados del siglo XIX, hasta que un suizo, pícaro y voluntarioso, se avivó de que si los hacía de chocolate serían furor. Y así están las cosas al día de hoy.