Making Way Viajes y Turismo invita a soñar con la fascinación de la naturaleza, uniendo la fauna más espectacular del continente africano con los tonos esmeralda de las mejores playas del Océano Índico.
Textos. Revista Nosotros.
Desde Buenos Aires, en vuelo internacional, se llega a Johannesburgo, la ciudad más grande de la República de Sudáfrica.
Quienes lo deseen, pueden visitar el barrio Soweto, en las afueras de la urbe, símbolo del turbulento pasado y de la esperanza para el futuro de Sudáfrica. Aquí se puede conocer las campañas de defensa y el sistema del Apartheid. Además, en esta zona se encuentra La Plaza de la Libertad y la Casa Museo de Nelson Mandela.
Para llegar al área del Parque Nacional Kruger se atraviesa la provincia de Mpumalanga y, si las condiciones climáticas lo permiten, en camino se puede visitar el Cañón del Río Blyde, el tercer cañón más grande del mundo.
El Parque Nacional Kruger es uno de los parques nacionales con más extensión en el mundo, su superficie -de más de 2 millones de hectáreas- es del tamaño de Portugal. Se trata de un refugio de vida salvaje que alberga una increíble diversidad de grandes animales, dentro de los cuales se encuentran los famosos “cinco grandes” llamados así por tratarse de los más difíciles de abatir: el elefante africano, el león, el leopardo, el rinoceronte y el búfalo.
En él se realizan safaris en vehículo abierto 4×4 en las carreteras del Parque Kruger con guía de habla castellana.
Luego de un corto vuelo, se llega a Ciudad del Cabo, sede del poder ejecutivo y segunda ciudad más poblada del país. Es una de las ciudades más multiculturales del mundo, reflejando su rol como mayor destino para inmigrantes y expatriados de Sudáfrica.
Desde allí, se puede optar por realizar una excursión de día completo en la península, llegando hasta el Cabo de Buena Esperanza, visitando durante el camino la Isla de las Focas y una colonia de pingüinos. O hacer una excursión para visitar la Ciudad Madre, la visita llevará hasta la estación del Teleférico de la famosa Montaña de la Mesa (una de las maravillas naturales del mundo), el conocido barrio Bo Kaap, la Catedral, el Antiguo Ayuntamiento y el Castillo de la Buena Esperanza. Se puede continuar hasta las bodegas más antiguas de Sudáfrica para una cata de vinos.
Aprovechando la proximidad y conectividad aérea, volar a Isla Mauricio es el complemento ideal para los últimos seis días de unas excelentes vacaciones.
Mauricio está situada al sur del océano Índico, un auténtico paraíso tropical de origen volcánico, los arrecifes de coral rodean a la mayor parte de la costa, excepto el sur.
El contraste de colores, culturas y sabores hace de la isla un lugar acogedor que se convierte en el escenario perfecto para unas vacaciones inolvidables.
Port Louis es la capital cosmopolita de Mauricio. Durante el día la ciudad es un hervidero de actividad, llena de tesoros culturales e históricos que nadie debería perderse.
El norte de la isla tiene muchas playas, cada una más bonita que la anterior. Las más populares entre los mauricianos y los turistas son la playa Trou aux Biches, sombreada por las casuarinas, y la larga y curva playa de Mont Choisy que continúa desde Pointe aux Canonniers hasta Grand Baie y hasta la divina playa pública de Pereybere.
Mauricio es un cristal resplandeciente en las turquesas aguas del océano Índico que fascinará al viajero.