Una caricia de belleza


Las máscaras faciales son un producto cosmético que se emplea de manera puntual para complementar de forma sencilla el ritual de belleza diario. Para que los beneficios que ostentan sean realmente efectivos hay que buscar la que más se adecue a cada tipo de piel y que contenga los activos necesarios permitiendo purificar, hidratar o iluminar la zona. Estos efectos actúan tanto en pieles sensibles, como en pieles secas y deshidratas, o mixtas-grasas.


Los beneficios para cada piel vienen determinados por los ingredientes activos de la mascarilla facial.

Las pieles secas: deben utilizar una mascarilla hidratante.

Las pieles acnéicas: para ellas está indicada una mascarilla purificante y calmante.

Las pieles con rojeces: se benefician del uso de una mascarilla hidratante y calmante.

Las pieles fotoenvejecidas: han de emplear una mascarilla con antioxidantes que iluminen e hidraten la piel.

Las pieles con manchas: necesitan activos que unifiquen el tono de la piel.

Diferentes texturas

Este producto se puede encontrar en crema y en sistema peel off, que se transforma en una película fina transparente a medida que se va secando, lo que permite que se pueda retirar de una sola vez.

También existen las mascarillas impregnadas en un tejido, conocidas como mascarillas tipo velo, que se adaptan a la piel y ejercen una acción más oclusiva.

Se recomienda utilizarlas una vez por semana, pero nada impide un uso más frecuente para un mimo de belleza.

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